Capítulo 3

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Antes de desaparecer por la luz, el inmenso y hermoso manto oscuro de la noche se despidió de todo Royal Woods y demás ciudades que seguían cubiertas por el mismo. Por un pequeño lapso de tiempo, todo el firmamento tembló acompañado de un sonido; extraño, profundo, leve, igual a un eco. Casi nadie pudo escuchar aquella despedida. Los únicos afortunados que lograron hacerlo eran los que padecían insomnio o tenian ocupada la mente antes de ir a dormir.

Una joven dama dejo su raro libro a lado de la cama ni bien termino de escuchar ese adiós. Extrañeza, duda, y un sintimiento que no tocaba su mente desde hace tiempo la invadieron.
No quería, pero la duda era mayor, lento y con un vacío en el estomago, ella bajo de la cama. Preguntas y más preguntas se formulaban rápidamente en su confundida mente.

Apenas se acercó a la ventana y retiro la cortina para ver afuera, todos sus pensamientos se detuvieron.

Como la repetición incesante de un capítulo de una serie, el día transcurrió.

Sin cada vez más ánimos de vivir, Lincoln, regresaba a la casa, caminando como un zombie. Ese cuchillo en su mesita de noche se veía más tentador con el pasar de los días.

Varias cuadras antes de llegar a su casa el joven se topaba con un desvío, jamás se lo ocurría tomarlo, al fin y acabo, no tenia sentido, el camino que siempre tomaba era el más rápido, pero la duda lo hizo detenerse como los anteriores días, ¿a dónde llevaba ese camino? Lo más probable es que a nada especial. Posó su mirada otra vez en ese simple trayecto y, después de unos segundos, corto su atención y siguió avanzado de regreso a casa.

Al llegar a su hogar, vio sin falta como todos los días a su perdido padre, arreglando o lavando a Vanzilla, horas duraba el señor Lynn a tendiendo cada parte de la vieja ban. El amor y atención que no depositaba en los restantes herederos se lo entregaba todo a aquel pedazo de acero con ruedas. Ya no dejaba que nadie, nadie más que él o su esposa conducieran o se subieran a Vanzilla. Los hermanos tuvieron que aprender a desplazarse por sus propios medios.

Mirada perdida y una sonrisa sin alma era lo que veía el único hijo varón en papá. La relación con él era la misma que tenia con sus hermanas. Podría decirse que Lynn padre prefería a esa ban que a sus progenitores. Un amor enfermizo.

Al entrar a la casa, paso por la sala y fugazmente antes de subir las escaleras miro a su madre, Rita, quien portaba la misma mirada y expresión que su pareja. La única diferencia es la acción. Suave y calmados eran los movimientos de la mano al menear sin interrupción el cubierto sobre la taza llena de café. Los ojos jamás cambiaban de dirección, toda la atención estaba puesta en su marido. Viéndolo a través de la ventana de la cocina.

Lincoln: *viendo al lector* Y ahí están mis padres o lo que queda de ellos por si se lo preguntaban.

- abriendo la puerta del cuarto y observando el cuchillo - *suspiro*.

La familia Loud paso a ser una familia fragmentada de zombies.

Mientras el peliblanco y su familia se hundían más en el fango, una joven albina disfrutaba de la dulce y refrescante bebida que con tranquilidad consumía. En el lugar que ella se encontraba ahora era mejor que cualquier otro.

Haiku: Me hubiera encantado ver este lugar en sus mejores días. Pero, *inhalando* no me quejo. Aquí si hay paz.

Con tal de no aceptar la realidad, las personas tienden a autoengañarce. Suprimen o alteran como pueden sucesos en su vida. Recuerdos. Todo para encontrar una especie de paz mental.

A pesar de que hacia su mejor esfuerzo para ocultar lo que realmente ella sentía, no lograba distorsionar, borrar esa maldita voz en su interior que le recordaba su triste realidad.

Molesta por no callar la insufrible voz, de un sorbo bebió lo último que quedaba del líquido. Dejo el vaso con fastidio en la mesa, produciendo el suficiente ruido como para que sonora en todo el lugar. Agarro el resto de sus cosas y cerró la puerta de la misma manera en que dejo el vaso.

El cielo majestuoso anunciaba la llegada de lluvia.

Si había algo que a ella le gustaba más que nada era la lluvia. El olor a humedad en toda la calle, la frescura del ambiente acariciando su delicada piel. Las nubes cubriendo el cielo, melancólico se tornaba todo alrededor.

Dos almas hechas para estar juntas no se recordaban. Y aún así, ambas sufrían en silencio.

De regreso a casa, la joven volvía a pensar en ese sonido. ¿Qué fue exactamente lo que produjo aquel evento?

Llego a su hogar, paso de largo al ver a su mamá. De todos modos, raras veces ella le ponía atención a la única progenitora.

La albina se encerró en su cuarto, y continuo con la investigación del sonido. Pero nada, seguía sin aparecer algo siquiera acerca del tema. Puras noticias tristes, otras de la vida de ciertas celebridades.

Haiku: Estúpidas noticias vacías. No sé por qué a la gente le gusta saber si su artista favorito se tira un gas o no. *suspiro*

Cerro su laptop sin esperar más nada. Se acostó en la cama, y puso ese raro libro en el rostro. Una vieja costumbre que tenia la joven gótica.

4 PM

Haiku, ya había emprendido el viaje al mundo irreal. ¿Tan temprano? Sí, esa era la hora de dormir de ella.

Como no podía dormir en la noche por ciertas dificultades, acostumbro a su cuerpo a esas horas de descanso. Por supuesto que le fue cobrando factura. Si no fuera por el maquillaje en sus ojos, unas notables ojeras podian verse en ella. Vista cansada, problemas para prestar atención por un no tan largo tiempo a una cosa, debilitamiento de los músculos, etc...

A la hora en que la mayoría de las personas se van a la cama, la gótica se despertaba para durar toda la noche en vela.

El inmenso manto negro era su única compañía. Una hora duraba ella viendo la calle, el cielo, otras casas a través de su ventana. Preguntándose si algún día dejaría de estar sola. Cuando los pensamientos tristes no dejaban de aumentar o no era necesario estar más tiempo de pie observando afuera, tomaba un libro, una taza de café, audífonos (a veces) y retomaba su lectura. Toda una devoradora de contenido paranormal. El único tema que más le fascinaba. No faltaba una sola noche en que pensara en leer y llevar acabo cualquiera de los rituales junto con alguien. Un amor. O mínimo un amigo incondicional.

No se atrevía a llevar acabo ninguno de los rituales o juegos ella sola, no era ninguna estúpida. Sabía perfectamente que si algo salía mal, no iba haber nadie que le brindará una mano.

Ya lo dije, el desorden de dormir a las horas correspondientes afectaba a la pobre chica, cada que su mente dejaba de prestar atención a lo que hacia en ese momento, se ponía de pie y empezaba a caminar de un lado a otro en la habitación. Pensando y/o dejando en blanco su mente. Una vez que se sentía lista para retomar lo pausado soltaba un largo suspiro cargado de emociones.

Y en uno de esos momentos de caminata en círculos por la habitación, un sonido la tomo por sorpresa.

Haiiku: *sorprendida* Otra vez...

6:40 AM

...

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🎧

The Day Of Night - Akira Yamaoka

Mi Otra Mitad Lúgubre - Lincoln x HaikuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora