Capítulo 14

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—¿Puedo preguntar por qué han bloqueado la puerta? —la mirada que le ofrecí a Scott, suplicaba respuestas y un poco de clemencia porque mi mirada irradiaba misericordia; Scott tampoco sabía qué rayos estaba pasando en la casa de la familia O'Ryan—. Me da igual, voy a preguntar por qué carajos cerraron la puerta de su casa, Scott —«señora O'Ryan, ¿por qué bloquearon la puerta de entrada? ¿Hay algún inconveniente?», le pregunté me respondió que no, que solo la cerraron porque hacía frío; normal, se avecinaban los tiempos de frío, y se podría meter algún animal como una tarántula o un lagarto; seguí teniendo mala espina—. Entiendo bien, gracias por explicarme la situación.

—¿Qué es lo que vamos a comer, señora y señor O'Ryan? —un olor como a carne podrida llegó al interior de la casa; una casa muy rústica, el baño era al aire libre y solo había una ventana; que no servía, estaba bloqueada también y el olor se encerraba con nosotros dos adentro, una tortura—. ¿Qué es ese aroma? ¿Por qué no nos dejan salir? —le rogué al cielo que, por favor, Scott cerrara la maldita boca ya que, la familia O'Ryan, parecía tener una especie de molestia por todas las preguntas que Scott hacía.

—Scott no quiso decir eso, en serio; por favor, discúlpenlo, solo tiene hambre y eso es todo —intenté defenderlo—. Aunque sí, yo también tengo la misma pregunta: ¿por qué no podemos salir? —Scott se levantó de su asiento y unos fuertes gritos provinieron de su boca, exigiendo querer salir de ahí a respirar un poco de aire fresco y limpio.

—Siéntate, Scott —Bob O'Ryan, el jefe de la familia, más que pedírselo como un favor, le dio la orden de volver a su asiento y cerrar la boca; no quise llegar al extremo de que cualquier integrante que se la familia le dieran la orden a Scott de cerrar su boca; Scott no quiso callarse y yo estaba de acuerdo—. Cierra la maldita boca de una puta vez, por el amor de Dios, ¿quieres? —Scott por fin se calló la boca y no dijo nada—. Van a comer lo que les daremos de comer y tenemos otros planes para ustedes después de que hayan terminado de comer.

—No sé por qué presiento que esto ya lo viví, Scott —casi los mismos diálogos; parecía que al guionista de mi vida le gustaban las mismas situaciones catastróficas; eso ya era demasiada coincidencia—. Parece ser del mismo guion e incluso la misma situación; pero ahora no habrá ningún muerto y de eso me encargo yo —al hablar sobre la muerte, Bob volteó a verme; el sadismo en sus ojos me decía que era posible que hubiera una matanza en ese preciso momento.

Me levanté, corrí hacia la puerta de entrada con el corazón palpitándome a mil por hora y una descarga de adrenalina que hacía que mi inminente desesperación fuera reluciente; Scott también se levantó corriendo a posicionarse junto a mí y sentí que el alma se me salía del cuerpo cuando intentamos, por todos los medios posibles, abrir la puerta sin éxito alguno. «No pasa nada, ellos no pueden abrir la puerta; está cerrada y solo yo tengo la llave, ya lo saben, hijas e hijos míos». Incluso la mirada de Kelly pasó de ser una de una niña ingenua a ser una de una persona sedienta de sangre y odio.

—¡Por favor, ayúdennos a salir de aquí! ¿Hay alguien afuera? —las palabras; llenas de pavor, salían de la boca de ambos y apostaba a que no se escuchaba ningún ruido que proviniera dentro de la casa o no había gente cerca—. Deben ser las paredes la razón por la que no pueden escucharnos; por favor, dejen que nos marchemos y no le diremos a nadie sobre el olor a putrefacción que se desprende de lo que parece ser el sótano —de ahí venía el olor; Scott susurró que había ciertas películas de terror cuyo desarrollo era en el sótano. La idea incorrecta de un solo superviviente llegó a mí de repente. Scott y yo no supimos qué hacer.

Seguimos gritando y golpeando la puerta; intentando abrirla, hasta que Bob rompió una botella contra la mesa, lo cual desenfocó la atención hacia la puerta y lo vimos a los ojos; unos ojos de odio, con sed de sangre y sadismo. ¿Dónde estaba el viejo Bob que haría lo que fuera con tal de que Scott estuviera bien, porque le debían mucho ya que Scotty, Sandy y Simon le ayudaron con la educación de sus hijas e hijos? ¿Dónde estaba ese señor?

Después del Amanecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora