El amor de un padre

Capítulo 27: Una nueva generación

No soy dueño de Naruto o Percy Jackson & The Olympians

El amor de un padre – Capítulo 27

Naruto se despertó con el calor del desierto y se encontró rodeado de escombros chamuscados. La plataforma construida por los Dioses fue completamente destruida, reducida a escombros y cenizas humeantes, formando una nube negra de neblina que cubrió la tierra. Pero cuando el viento atravesó la oscuridad, miró más allá de la plataforma y vio millas y millas de arena quemada y derretida: estaba parado en el epicentro de un gigantesco cráter de vidrio que marcaba la misma tierra.

Encontró que era una tumba apropiada para Gea.

"¿Miel?"

"¿Naruto?"

Naruto se giró para ver a Atenea y Afrodita, ambas luciendo ilesas aparte de su ropa ligeramente teñida. Suspirando aliviado, envolvió sus brazos alrededor de ellos, acercándolos de nuevo. Se derritió contra su calor, disfrutó de su dulzura y se estremeció ante sus amorosos besos. Incluso con el hollín manchando su piel y la ceniza atrapada en su cabello, eran la vista más hermosa que jamás había visto, y agradeció a las Parcas por su amabilidad.

"Gracias", susurró a sus amantes, "Gracias por todo".

Afrodita lo sostuvo cerca, acariciando contra la curva de su cuello. "Todo lo que importa es que todos estamos bien", susurró mientras besaba su garganta, "Todavía estamos aquí juntos".

Naruto acercó suavemente a Dite, envolviendo su brazo más fuerte alrededor de ella, besando su cabeza. "Solo por ti. Habría fracasado sin ustedes dos", susurró contra su cabello, "Gracias".

"No tienes que agradecernos, mi amor", susurró Athena, sus labios le hicieron cosquillas en la mejilla, "Tú eres quien derrotó a Gea". Ella se apartó un poco, sonriéndole adornadamente, "Nos protegiste. Mantuviste tu promesa".

Sintiendo que su corazón se aceleraba, Naruto besó a Athena, presionando con fuerza contra sus suaves labios. "No podría haber hecho nada de esto sin ustedes dos". Volvió a besar a Atenea antes de besar el cabello de Afrodita, sosteniéndolos a ambos con fuerza contra su pecho. "No soy nada sin ustedes dos".

"Cariño", susurró Atenea.

"Recuerdo todo ahora", dijo, sintiendo que sus dos amores se estremecían en sus brazos, "Todos mis recuerdos han sido abiertos. Recuerdo todo sobre mi vida, las razones por las que mi viejo yo quería que todo terminara". Ambos se apartaron un poco, mirándolo fijamente. "Entiendo ahora."

"Bebé", susurró Dite, tocándole la mejilla cálidamente.

"Recuerdo milenios de soledad y oscuridad. Recuerdo perder lentamente más y más de mí mismo siglo tras siglo. El arrepentimiento y la culpa estaban pudriendo lentamente mi mente, y los fantasmas de mi pasado me perseguían constantemente". Sus brazos temblaban, pero los mantuvo cerca, aferrándose a ellos. "Traté de suicidarme tantas veces, pero estaba maldito con la inmortalidad. Básicamente era un cadáver viviente antes de que decidiera sellar todos mis poderes y recuerdos. Hice todo lo que pude para volverme mortal porque quería morir". Los miró a los ojos lleno de preocupación, "Si no los hubiera conocido a ustedes dos, habría vivido tranquilamente mi última vida como mortal, saliendo con un gemido".

Athena envolvió sus brazos más fuerte alrededor de él, besando su hombro, "Todo está en el pasado ahora".

Afrodita asintió mientras besaba su mejilla, "Nunca volverás a sentirte solo".

"Lo sé", respondió con una sonrisa, "Mi viejo yo se volvió bastante pesimista después de tantos años, y no podía imaginar que alguna vez sería lo suficientemente feliz como para seguir viviendo mientras cargaba con nuestros recuerdos. Pensó que la única forma en que podría ser feliz Era borrar todo, pero se equivocó". Besó suavemente a cada uno de sus amores, demorándose en sus dulces labios, "Ambos cambiaron todo. Ahora recuerdo todo, cada persona a la que he fallado y matado, y siento el peso de todos ellos, pero todavía no puedo esperar para pasar el día siguiente con ustedes dos, no puedo esperar para pasar el resto de mi vida inmortal con ustedes dos".