Capitulo 6.

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La mañana siguiente por fin había llegado a la ciudad de Río de Janeiro, uno por uno sus pobladores fueron despertándose, listos para comenzar un día más en sus vidas rutinarias. Ya sea que algo nuevo o completamente diferente fuera a presentarse, ver algo que a ellos no les tocaba decidir así que simplemente tenían que estar listos y les quedaba estar lo suficientemente preparados o al menos arreglárselas como pudieran en caso de que algo, que no se veía todos los días se presentase.

Este mismo efecto no era exclusivo de los humanos, sino que por supuesto también involucraba a los animales, en todos los animales que se encuentran en aquella región tropical. De la misma forma que con los seres humanos ellos también estaban listos para seguir con sus vidas, y a pesar de que no pudieran ser muchas o tan complicadas las actividades que ellos hacían a diferencia de los humanos. Igualmente que estaban más que listos para salir y afrontar otro día más en sus vidas. Para ser honestos en realidad, no parecía que en algún momento se fueran a aburrir de cazar, recolectar, o construir, algún tipo de nido o cueva, para todas sus familia. Ya sean las familias en las que ellos Aún se encontraban o las familias que habían creado Y que ahora dependían de ellos. Estamos hablando de todos los animales por igual, y eso desde luego que también incluye a las aves, mismas que de hecho son lo más importante en este momento, para ser más exactos son ahora el centro de atención.

Había un lugar, en alguna parte no revelada de la ciudad de Río de Janeiro, que se encontraba un establecimiento, un establecimiento que era muy especial, al final de cuentas se trataba de una reserva natural, es decir, de una zona protegida, que se había construido y delimitado especialmente, para la exploración, así como estudio y observación, de varias y varias especies diferentes de aves. Todo apunta a que por lo visto, este es un lugar que durara muchos años en el futuro.

Visto lugar también es conocido además como el santuario de aves, pero ese era su nombre de antes, porque ahora había sido no tan renovado, o al menos de manera no tan drástica, después de ciertos acontecimientos que tuvieron lugar y que terminaron en el nuevo nombre del sitio. Mismo que ahora era, el Santuario de Aves Blu, nombrado en el honor para aquella ave que lo había hecho posible. La ave que tenía el mismo nombre, y que en conjunto a otra hembra. Hacían juntos de los últimos ejemplares de su especie, una especie que se encontraba en grave peligro de extinción. Y que por eso mismo era que él había sido traído hasta ese lugar, es decir, originalmente él había vivido casi toda su vida, en los Estados Unidos de América, mas concretamente en el estado de Minnesota. Hasta que un extraño y algo excéntrico investigador, de nombre Tulio, llegó para pedirles, tanto a el como a su dueña, cuyo nombre era Linda, para rogarles que los acompañaran en su proyecto de salvar a la especie de Blu, eso teniendo en cuenta que ellos poseían en su poder a una hembra, que había sido encontrada hace tan solo unos días.

Y también había sido hace tan solo unos días, o más exactamente había sido hace tan solo un día, que el pobre de Blu, te había visto sin quererlo envuelto en una pequeña pelea, que había tenido ni más ni menos con esta última hembra también de su especie, que también era para ese punto, su pareja. Por lo visto y para ese punto. Ni Blu, ni nadie más, tenía ni la más mínima idea de lo que estaba pasando con ella, puesto que al parecer, ahora se había vuelto más notorio que nunca, el echo, Vete a la guacamaya azul que en un inicio había sido alguien ruda, imponente, valiente, valerosa, empoderada, a todo dar, ahora se sentía más débil. Y se hacía lucir más tímida y reservada, asi como si en verdad algo le estuviera pasando algo. Quiza y si un psicólogo la hubiera analizado, te daría cuenta de que en realidad ella estaba lidiando con unos traumas, unos traumas que había tenido siempre durante toda su vida. Pero que por lo visto no había sido justo a ese punto de su vida, que ahora se habían vuelto muy fuertes. Y la estaban afectando más que nunca. Algo que no tenía nada de sentido. Pero recientemente y al poco tiempo de haber sido liberados tanto ella como su ahora pareja Blu, en el nuevo santuario de aves. Que la pobre guacamaya comenzó a tener, lo que ella llamaría una serie de pesadillas en las que viejos recuerdos del pasado habían regresado para atormentarla. Pesadillas y recuerdos en los que ella veía a sus padres, a su amada familia momentos antes de perderlos. Luego de algunos minutos, de fuerte tortura psicológica que para ella se sentían eternos. Era que por fin, terminaba por despertarse de golpe, entre sudor y lágrimas, que ahora envolvían su cuerpo. No era como cualquier otro terror en el que ella sentiría que algo venía por ella, esto era más real y ella no se sentía en peligro, pero si comenzaba a sentir otro tipo de miedo especial. Un miedo que estas pesadillas, habrían contribuido a crear. Un miedo que no la hacía sentir débil, pero que de todas maneras le causaba un temor. Un temor, gigantesco hacia la soledad.

Asi es, Perla no tenía miedo de los peligros, seguía teniendo una completa y clara disposición enfrentarlos, pero aún así no quitaba el hecho de que ella, que podía seguir sintiendo más temores, por otras de sus cosas diferentes. Porque al final de cuentas, en este mundo, todos le tenemos miedo a más de una cosa diferente. Pero tratándose de ella, este miedo sí que resultó ser una cosa más que sorpresiva. Porque cuando se le había encontrado ella ya estaba sola, y más allá de tener que arreglárselas para sobrevivir, no parece que hubiera estado sufriendo por no tener a nadie en su compañía. Sin embargo, justamente ese era su miedo, O al menos se podría decir que recientemente, este se iba convirtiendo, poco a poco en su más grande miedo. No podría llegar a decírselo nunca a nadie, porque también la vergüenza era gigantesca. Y ella también tenía un orgullo que cuidar. Pero tal parece que eso era justo, desde ahora tanto le angustiaba, y le preocupaba, y la afligía, y la hacía sentir tan miserable en dichos momentos. Ella podía decir que nunca en su vida, imagino llegar a sentirse así, pero tan solo sabía que si había alguien a quien le podría querer contar esto. Seria a Blu, puesto que es fiel iba a ser su pareja para el resto de su vida, entonces sería el único al que le podría confiar dicho secreto de sí misma. Cosa que en realidad era lógica, pero que a la vez carecía de sentido. Porque como ya se dijo, Blu jamas la había visto así en todo el tiempo que llevaba de conocerla, pero en su defensa, Perla podría decir sin embargo, que aún había muchas cosas que él no sabría de ella. Y viceversa. También Y con toda seguridad debían de haber aún muchas cosas que Perla, podría llegar a conocer por parte de Blu. Pero aquí al menos lo importante era, que Blu, iba a tener que saber, el mayor miedo contra el que se encontraba luchando por dentro, era simplemente un miedo a quedarse sola. El miedo a ser abandonado, pero ya no era solo un miedo, o al menos era claro que eventualmente no lo sería más. Porque luego llegaría un punto en el que esto podría incluso, apuntar a llegar a ser una fobia. Sin embargo ella contaba con que Blu, de la misma forma en que había demostrado que sería capaz de dar hasta la vida por ella, también la apoyaría en el problema que ahora estaba teniendo. Y que juntos, lo afrontarían y saldrían de esta. Cosa que en realidad, también era un efecto de dicho problema. Que sin percatarse de ello, ella se estaba volviendo cada vez, más y más apegada a él, no dependiente, al menos aún no, pero si alguien, no iba a necesitar cerca siempre que ella lo requiriera, no teniendo más en cuenta en qué momento, o la hora, o la fecha, o el lugar. Para Perla, definitivamente no iba a dejar de seguir y seguir siendo tan importante, ni cada vez más de eso. Ella ahora entonces, no se espero que él seguiría siendo tan importante. O más bien que se volviera mucho más, importante de lo que ya era para ella. Para ser sinceros, podría decir que genuinamente sí lo amaba, que estaba más que enamorada de él. Y por eso mismo es que ahora tenía la expectativa de una gran relación, no perfecta pero sí lo mejor posible, y pero la que ella misma personalmente se había comprometido, a siempre velar.

Y por eso mismo era que ahora, de llegar a saberlo, Blu se daría cuenta mejor que nunca, de que había hecho más que bien, al contarle, de la charla y el encuentro que tuvo con aquella guacamaya roja, mismo que si bien no llegó a nada, teniendo en cuenta la actitud de Perla, la noche anterior apenas. Porque de lo contrario y después de haberlo sabido, muy seguramente, ella podría haberse puesto mucho peor.

Aunque no estuvo bien, a Blu, no le quedó ninguna otra mejor opción, que decir mentiras para salvar su propio pellejo. Porque en aquellos momentos, ella se estaba poniendo cada vez más interrogativa. Y eso por supuesto lo había asustado. Pero teniendo en cuenta, que su regaño había sido más que nada por preocupación y no por desaprobación. Fue que al final no resultó tan difícil calmarla, y ella por su parte, si creyo todas y cada una de las cosas que él le había dicho. A partir de ahi, su relación estaba bien.

Continuara.

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