9. Katalintxu

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KATALIN

Entro en casa como una perra empoderada. Necesitaba un plot twist en mi vida urgentemente. Siempre he sido la chica que no se quejaba de nada ni de nadie. Hoy me apetece romperlo todo. Demostrar que puedo cuidarme a mí misma. Las gemelas y yo hemos salido de marcha y se les ha caído a las gemelas calimocho encima de mi. Tengo el cuerpo más pegajoso que un chicle. Entro en mi cuarto, empiezo a desvestirme y entro en el baño.

No puedo evitar cruzar miradas con mi nuevo reflejo en el espejo. Me observó de arriba abajo el cuerpo desnudo. Me siento bien. Cómoda conmigo misma. Me siento como si por fin fuera realmente yo. Me encanta tener el pelo así. Es verdad que con la cantidad que tengo he estado casi todo el día sentada en la incómoda silla de la peluquería. Pero ha merecido la pena. Sin yo quererlo mis ojos se dirigen a mi mallor complejo. La espalda. Las malditas cicatrices y el maldito cinturón.

Sabes, guardo el cinturón que ella utilizaba. Con el que me pegaba todas las noches en las que venía borracha. Pensaba que cuando todo volviera a la normalidad lo quemaría junto con todas las partituras que me hizo estudiar para ser como Mozart "seis años y todavía no has escrito una sinfonía".

¡Mozart la escribió a los ocho!

Exacto. Pero cuando tube la oportunidad de de acabar con ese instrumento de tortura. No me vi capaz. Y ahora está guardado en el último cajón del nuevo escritorio. Al fondo. Así aita tardara en encontrarlo. Suspiro y entro a la ducha para despegarme y despejarme.

Después de la ducha me tiro a la cama, noto algo incómodo en la espalda pero lo ignoro y empiezo a leer La Selección de Kiera Cass. Paso las páginas. Me emociono con algunos diálogos, le grito un par de cosas a la protagonista. Pero la molestia sigue ahí. Me giro para mirar qué es y encuentro uno de esos sobres grandes algo doblado. Caca. Si está aquí significa que es para una servidora. Así que lo abro y leo la primera frase.

El internado The Global College de Madrid, tiene el placer de tener a Katalin Areizaga como estudiante del bachiller humanístico y de ciencias sociales.

¡¿UN INTERNADO?!

¡¿EN MADRID?!

Te juro que mato a alguien ¿Quien ha decidido esto?

Creo que ambos lo sabemos.

Me ha hecho cambiarme de ciudad una vez y ahora quiere hacerlo de nuevo. Me hierve la sangre. Cojo un cojín y grito en él. Salgo de mi habitación y subo al tercer piso para encontrarme a Mateo en el pequeño rellano que hay antes de entrar a la habitación. Le miro con odio y eso hace que se aparte de la puerta la cual está entreabierta. Entro atropelladamente en la habitación. Los dos me miran algo perplejos pero me da igual.

—¿Qué es esto? —pregunto contarte a la vez que muestro los papeles.

—¿No te gusta la sorpresa? —Sonríe y yo suelto una carcajada llena de odio.

—¿Qué si me gusta? ¡Me he ido de Bilbao a regañadientes, ahora me alejas de ti y de mis nuevos amigos! ¡¿Qué quieres de mi?! —le reclamo. Aprieto con fuerza los papeles esperando su respuesta.

—¿Qué te parece si hablamos mañana? —utiliza su típico tono calmado, me pone de los nervios— As salido con tus amigos, es muy tarde —Intenta calmarme con esas palabras pero refunfuño y entonces él señala la puerta de su cuarto—. ¡Fuera! —Me cago un poco. Nunca me ha gritado y mucho menos así. Lo peor es que yo tampoco le había gritado antes. Se siente extraño. Salgo de su cuarto y corro escaleras abajo hasta mi habitación. Cierro la puerta y me apoyo en ella. Mi mano se dirige a mi pecho para regular su ritmo. Nunca había sentido tanto miedo por mi padre. Me resbalo por la puerta hasta el suelo y meto la cabeza entre las piernas. No llores Katalin. No llores. Me arrastro por el suelo y de algún modo consigo meterme en la cama. Me escondo bajo las mantas y algunas lágrimas traicioneras resbalan por mis mejillas. No se cuanto tiempo me estoy asi, pero me duermo en un punto y todos sabemos que conlleva dormir. Pesadillas.

Un Presente [1 Trilogía Tiempo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora