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Raichi nunca pudo imaginar que aquel pedido se volviese en su contra.

Él poco interés que obtenía del pelinegro durante clases, despareció. Cada intento de sacarle platica era detenido por respuestas cortas. Todo su progreso se había ido, Isagi lo estaba evitando y no entendía porqué. El chico estaba cero porciento interesado en profundizar su amistad con el rubio. Él era consiente de esto, pero se negaba a rendirse, no luego de haberse "liberado" el camino.

"Tengo que ser paciente.", pensaba para mantener la esperanza en que Isagi le correspondiese.

Se aferro a aquella ilusión hasta que notó la decadencia de su compañero. Sus lindos ojos azules se vieron oscurecidos y rodeados por manchas moradas, la curvatura de su espalda se vio más pronunciada debido a su cabeza cabizbaja, y su ausencia en las gradas del patio lo llenaba de culpa.

En medio de una clase, Raichi soltó un comentario gracioso en pro de animarle pero Isagi respondió esbozando una sonrisa. Fue en ese momento en que la culpa se apoderó de su ser. Había sido egoísta. Se antojó responsable por el estado de Isagi, por la tristeza que le estaba causando y por lastimar su amistad con Kunigami. En medio de ese hundimiento interno le vinieron las palabras que estaba evitando pensar con todas sus fuerzas:

"Nunca seré él."

Decidió dejar ir al pelinegro aunque de vez en cuando su mente maquinaba falsas señales que le devolvían la esperanza. Tenía que hacer un esfuerzo para devolverse a la realidad. Lo último que necesitó para dar el paso sin vuelta atrás, fue disculparse y pedirle a Kunigami que ignorase su orden. Por eso aprovechó el momento en que Reo los increpó.

Desde el lado del pelimorado, veía a su amigo alejarse junto a Isagi. No fue consciente de su expresión hasta que notó la mirada que Reo le sostenía.

―¿Qué?

―Nada. Solo concluyo unas ideas en mi cabeza. Parece que mi radar no está mal después de todo sino que mal calibrado.

―No tengo idea de lo que hablas ―espetó Raichi.

―Lo que digas. Aún tienes que explicarme que fue eso que le dijiste a Kunigami.

―No es de tu incumbencia.

―Si eso hizo que Isagi saliese lastimado, tiene mucho que ver conmigo. Vas a contarme todo quieras o no.

―¿Qué, vas a arrancarme las palabras de la boca? ―preguntó burlón, acercando su mentón.

Reo no iba a dejarse intimidar y contestó imitándole:

―Sí, si hace falta.

***

―Ehm... ¿Cómo has estado? No te ves muy bien.

―Bien. Algo cansado pero todo en orden.

Isagi caminaba con la cabeza agachada al lado del pelinaranja. Se hallaba contrariado. Apretaba los tirantes de su mochila como queriendo apaciguar sus ganas de alejarse, temía que Raichi apareciera y acaparara al mayor, a sentirse sobrante o mal tercio. Pero se contenía, ya que después de tiempo Kunigami se había acercado a hablarle. Quería oír lo que tenía para decir.

Se detuvieron en un boulevard poco transitado, cerca a uno  de los postes de luz con forma de faro. Kunigami se colocó frente a Isagi, el segundo con la espalda en el faro. Ambos miraban a los pies del otro en silencio. Cuando el pelinegro no aguantó más preguntó en una voz tambaleante:

―¿De qué... querías hablar?

Kunigami tomó aire y lo dejó salir. Luego levantó la mirada hacia su acompañante, se le notaba ruborizado.

Charlas con Reo || Blue Lock || Kunigami x IsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora