29 de Agosto de 2022
Cada fracción de segundo algo cambia sin que te des cuenta. En ese mismo instante, en algún lugar del mundo, comienzan y terminan ciclos. Tic, alguien confiesa su amor a otra persona. Tac, un hijo se despide de su madre. Tic, un niño se da cuenta de que no todos sus deseos se cumplirán. Tac, un abuelo está contando a su nieta una historia de su juventud, y así será constantemente hasta el fin de los tiempos. El hecho es que nada está nunca bajo control.
Las cosas buenas suceden de repente, las malas son inevitables.
Lucero Hogaza León creía haberse casado con José Manuel Mijares Morán para toda la vida, sin embargo, los caminos que revela el amor no son tan claros como el agua que moja sus pies en ese momento. Sentada al borde de la alberca de su casa, pensaba en todas las bendiciones que había recibido a lo largo de sus 53 años de vida y en todos los sueños que había cumplido, pero una voz en el fondo de su mente no dejaba de recordarle cierta ironía de su destino. Siempre recordaba la historia de sus padres, cómo se casaron, tuvieron dos hijos, un niño y poco después una niña, y se divorciaron al cabo de unos años. A diferencia de otros casos, el divorcio de sus padres fue amistoso, ambos aprendieron a convivir como amigos por el bien de sus hijos. Lucero no podía quejarse, tenía grandes recuerdos de los momentos vividos con ambos junto a su hermano, pero lo que no esperaba era que el destino les tenía reservado el mismo camino a ella y a Mijares.
El año 2021 fue el encargado de sacar a la luz muchos sentimientos guardados bajo llave. El 18/01 se cumplía el que sería el vigésimo cuarto aniversario del matrimonio de la pareja, porque el 04/03 había pasado exactamente una década desde que el anuncio oficial de su divorcio había impactado a todos los que habían seguido la historia del "cuento de hadas" mexicano. En esos diez años se habían reconstruido, al menos exteriormente, ella estaba comprometida y él tuvo algunas relaciones durante esos años pero nada que se comparara con lo que ambos habían construido juntos.
Si alguien le hubiera dicho a la cantante que en ese año casi toda su vida se transformaría a causa de un viejo amor, habría estado segura de que se trataba de una broma más. Pero no lo era. Y ella no se quejaba de nada.
El sol de la mañana iluminaba sus rizos mientras se formaban pequeñas olas en la piscina como resultado del balanceo aleatorio de sus pies. Nunca le gustaba despertarse temprano, pero aquella mañana de lunes se había levantado más contenta de lo habitual: estaba preparada para celebrar un nuevo cumpleaños. Lucero cumplía 53 años y, como siempre, era un día de celebración. Desde pequeña siempre le había gustado festejar, sentía que esa fecha específica era realmente la responsable de renovar sus energías y comenzar un nuevo ciclo. Precisamente el día de su cumpleaños, encontraba más motivos que de costumbre para estar con su familia. Allí, esa mañana, estaba segura de estar preparada para afrontar todo lo que su "nueva vida" le tenía reservado.
Tras su breve reflexión matutina y una breve sesión de yoga, regresó a casa y encontró a sus hijos esperándola para desayunar. Los tres charlaron y disfrutaron un poco más juntos hasta que se acercó la hora acordada para salir al encuentro del resto de la familia. Lucero replicó cuando su hija puso la tonta excusa de que no iría con ella y su hermano a casa de su tío, pero después de que Jos también discutiera, cedió y aceptó que sólo vería a su hija por la noche.
Tras una pequeña y tonta discusión, nada que agitara su día, se dirigió a su habitación para prepararse para salir, pero antes, se permitió sentarse en la cama y espiar un poco lo que ocurría en sus redes sociales. Después de unos quince minutos, la cantante agradeció varios mensajes, pero le faltaba el mensaje de cierta persona... Ella sabía que ahora sería diferente, que estaban reconectando como pareja, pero también sabía que incluso cuando estaban en su peor momento pos divorcio, Manuel se había olvidado de su cumpleaños. Así que se permitió salir al balcón para ver si había algún rastro de su ex marido, y nada. Intentó quitarse ese pensamiento de la cabeza lo antes posible y centrarse en su lado racional: Manuel nunca olvidaría su cumpleaños.
