Un picnic dentro del vecindario.
una nueva pareja había llegado a quedarse en una de las viejas casas con jardín que se ofrecían, ambos con 30 años, todos los vecinos se reunieron para dar comida y postres, todos parecían muy felices, aunque la pareja de casados no lucía de la misma manera, la pareja estaba conformada por, Marinna; Una mujer bastante más alta que su marido, de cabello rubio y penetrantes ojos azules, que en la sombra del manzano comía sin emoción alguna un pay alejada de los demás, su cara era inexpresiva y fría, incluso podría decirse que hostil, sus gruesos labios saboreaban lenta y tortuosamente el postre, un bello vestido blanco de olanes resaltaba esta figura de respeto y elegancia que también se mostraba; grande, voluptuosa y solo para su novio ahora esposo... Erótica.
Ella volteaba a ver a la gente que nerviosa se agachaba un poco ante su mirada, sus ojos parecían escudriñar tu alma que también juzgaba con bastante severidad, era ciertamente aterradora e intimidante pero....era preciosa, cómo una reina, o una emperatriz.
Ella buscaba a su marido con unos ojos más bien suaves, quería verlo y saborearlo, acaricar con la mirada sus largas y delgadas piernas, una mirada crítica en su entrepierna y hacerle saber de lo que ella sería capaz de hacerle.
Su marido a diferencia de ella tenía los ojos café claro y era de baja estatura, usando prendas más ajustadas, una camisa de vestir azul marino, un chaleco de lana, el cabello descuidadamente cayendo sobre sus hombros usando un pequeño corbatín rojo, pasaría fácilmente por un adolescente escuálido si no tuviera una actitud tan madura, tranquila y caballerosa,sus emociones lucían apagadas, sus ojos muertos y con ojeras amplias, el caminaba tímidamente por el camino de piedra del jardín buscando algo de comer (que preferentemente alguien más le ofreciera) y miraba con igual timidez a su mujer que le regresaba la mirada de la más pura y cruel condencendiencia, pero le encantaba, si tan solo esa fría mirada decendiera y lo mirará de forma cruel...sería el fin de la fiesta puesto que ellos no saldrían en horas...
cuando ambos estaban juntos el ambiente era más cercano a una junta de negocios que a una pareja recién casada, ambos eran fríos y formales entre si, aunque porsupuesto eso era únicamente de forma pública... En la intimidad de un simple lugar donde no fueran muy visibles....ellos...
"Su nombre es Oliver, es informático y le gustan los gatos" era la información que recibió una vecina bastante bonita que le ofrecía un pay de crema de coco, horneado por ella misma al "feliz" recién casado que tímidamente se acercaba a la mesa de postres.
-¡oh! Entonces... ¿tú trabajo es cercano a los videojuegos? -preguntaba emocionada la mujer con una gran sonrisa en su rostro rollizo.
El solo asintió mientras hacia una mueca cercana a una sonrisa aunque era pequeña e incluso tristona cómo si no tuviera energía en su cuerpo para sonreír, y mientras elevaba sus manos para tomar el pay que se le ofrecía, su mujer, la señora Marinna llegó por atrás y puso su mano sobre el hombro del más chico.
Automáticamente aquella sonrisa desapareció y la miro sin emoción alguna, la vecina se puso un poco alterada por este repentino cambio y aunque ella no lo notara las orejas del hombre se habían sonrojado al igual que apretaba un poco las piernas y aunque la sonrisa se había ido, sus labios temblaban, dentro de el unas ansias de besarla aparecieron ya que sus ojos no se apartaban de los suaves y pegajosos labios cubiertos de azúcar de su esposa.
-¡oh! Ya veo...le estás ofreciendo pay a este pequeño...
El interrumpió al instante.
-no hables de mi cómo si fuese un niño, Marinna.
Ella miro al suelo y luego se rió un poco, su risa era bella pero por alguna razón se oía como si plenamente se burlara de su marido, la mirada molesta y penetrante que le regaló oliver fue suficiente para que la sonrisa burlona de ella se agrandara, aunque de nuevo, el apretaba aún más las piernas, su pene empezaba a despertarse ante la actitud de su mujer, que sin bra o sujetador frotaba su suave seno contra su nuca, en otras circunstancias el hubiera volteado a chupar como un bebé aquél lactante seno, incluso levanto su cabeza solo para sentir la suavidad aún más y poder ver su boca moverse haciendo una o, su imaginación empezó a correr.
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I Will Be A Good Boy
Short Storyhombres sumisos (heterosexuales) (de todo y para todos)