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M-... —se desanimo al instante y sus ojos se empezaron a cristalizar—

Ó- Hay no, aquí viene. —dijo en advertencia—

A Miko le entraron unas ganas de llorar, pero rápidamente se río como si no hubiera un mañana, Óbito podía jurar de que si seguía de dramática, encontraría una buena razón para correrla.

Ka- Te ríes como una completa loca, ve al psicólogo. —comento Kakuzu entrando a la habitación—

Ó- ¿Qué haces aquí? —le pregunto serio—

Ka—Trago profundo— So-solo vine a por lo que compre. —dijo nervioso, refiriéndose a Hidan mientras lo señalaba—

Ó- Mm... Déjalo exactamente 30 más aquí, quiero decirle algo a los dos. —mira a Miko— ... tres. —se corrigió así mismo—

M- Jesús. —junto sus manos y miró al techo— Se que no soy alguien sana, humilde y respetuosa, pero pido que me salves. —bajo la mirada y cerró los ojos— Jashin-sama, dame todo menos inmortalidad, quiero morirme y no sufrir, a pesar de que ya te di una ofrenda, por favor, haz como que nunca te la di, perdón pero no soy masoquista, amén.

Ó- Aveces me pregunto como es que sigue con vida.

Ka- Yo igual, jefe.

D- ¿Jefe? —cuestiono alzando una ceja—

Ó- ¿Q-qué? No, no, el no dijo jefe, dijo gere, de gerente, ¿verdad? —sonrió nervioso y luego miró a Kakuzu—

Ka—Trago en grueso— S-sí gerente.

M- ¿Como así?

Ó- Kakuzu vete, Miko siéntate en el sofá, Hidan y Deidara, hagan lo mismo que Miko. —ordenó—

Kakuzu se fue casi corriendo cerrando ma puerta, Miko le saco la lengua a Óbito y se fue a sentar en la cama.

Ó- U-CHI-HA YO-DO. —hablo con una sonrisa torcida y con una vena salida—

M—abrió los ojos como plato, ya que la única persona que deletreaba su nombre, era su madre cuando estaba más que enojada— —un escalofrío recorre su cuerpo y siente atragantarse con su propia saliva—

Miko se pone a toser como sí su vida dependiera de eso, se levantó y se sentó en el sofá con algo de miedo. Hidan y Deidara nada más se quedaron viendo eso, luego se levantaron y fueron a hacer compañía a Miko, pero al momento de levantarse sintieron incomodidad, como si tuvieran poca ropa las cual se sentía ajustada, se miraron y empezaron a gritar.

Óbito maldecía por no morir en ese instante, un ataque de ira le detendría el corazón, tomó unas sábanas y se las tiro a los gritones, estos por su parte, ya más tranquilos, se fueron a sentar y quitaron parte de la sábana para mirar bien.

M‐ No se por qué sentí mi vida pasar por dos segundos. —solto Miko—

D- Cambiando de tema, ¿usted sabe por qué estamos vestidos así? —le pregunto a Miko, la cual quedo viéndolos—

M- ¿Ustedes por qué creen? —le pregunto, ya que la respuesta era muy sencilla—

H- No lo sé. —Miko se golpeó la frente con la palma de su mano, por la forma en que movía su boca parecía que insultaba a quien sea en todos los idiomas posibles, hasta incluso en Italiano—

•-Mafia Akatsuki-•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora