Estar ahí

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Se decidió que nos iríamos apenas unos días después de nuestro cumpleaños.

Al principio mamá no quería que Ginko viniera con nosotros. Se escandalizo en cuanto la vio. —¡Tokito Muichiro deshazte de ese animal ahora! —Grito cuando se percató de su presencia.

—¿Qué? ¡No! —Los ojos de mi madre se clavaron en mí como alfileres. Pero papá se interpuso en nuestra "discusión" antes de que pudiéramos decir algo más. El logro convencer a mamá de darle una oportunidad así que solo lo dejo pasar.

Después de eso papá, Ginko y yo hicimos una visita al veterinario.

『 °*• ❀ •*°』

En todo el tiempo que mis padres estuvieron juntos todo parecía seguir siendo igual.

Se dijeron "Te amo" en cada oportunidad que tuvieron, pero ya no sonaban tan sinceros como los "Perdón" que los había escuchado decirse aun si no había oportunidad.
No dijé nada. Son cosas de adultos... supongo.

Terminamos de subir algunas cosas al auto.

—Recuerden que pueden llamarme cuando lo necesiten ¿Esta bien? —Fue lo último que dijo papá antes de que nos fuéramos.

No puede decirle que él también podía llamarnos si quería, las palabras se habían atorado en mi garganta, así que nadie llamó... Tal vez tenía mucho trabajo.

Cosas de adultos... supongo.

Lo más grande que llevaba conmigo era el contenedor de plástico en el que había decidido que podría dormir Ginko. Así estaría más cómoda ya que era grande y lo había adaptado para que fuera una buena habitación.

『 °*• ❀ •*°』

—Ya llegamos —Dijo mamá estacionando el auto. Bajamos y comenzamos a sacar nuestras cosas.

El departamento donde viviríamos a partir de ahora era pequeño, pero parecía un buen lugar, había mucho espacio. Parecía algo vacío.
Las paredes eran color crema al igual que los muebles y las cortinas que eran rosa pastel, no permitían del todo la entrada de la luz.

Nuestra habitación era mucho más pequeña que la que teníamos en casa las paredes eran de un blanco sólido y aparte de los colchones en el suelo y las cortinas celestes no había mucho más. Todo se veía frio y vacío.

Pasamos un buen rato sacando cosas de cajas y maletas, en realidad no eran mucho después de todo solo era lo esencial.

Poco tarde en darme uenta de que este lugar no se callaba, no pareciera que este lugar fuera a dormir no importaba que tan tarde se hiciera siempre había ruido.

¿Cuánto tiempo tendría que vivir aquí? ¿Tres años? ¿Cuatro? ¿Cinco? ¿Toda la vida?

No podría aguantar toda la vida aquí.

Pero, tal vez solo estoy siendo caprichoso.

『 °*• ❀ •*°』

El último día de vacaciones me desperté, sin embargo me negué a salir de la cama, aunque el sol ya hubiera salido y todos ya estuvieran levantados.
Pero el olor del café se metió entre las cobijas y por un momento pensé que salir de la cama era lo mejor que podía hacer.
Me levante con la esperanza de que... Quizás... No se... Nada hubiera cambiado.

Caminé hasta la cocina.
—Buenos días. —Saludé. Mamá que había preparado café. Hacía mucho que no desayunaba junto a ella.

—Buenos días —Respondio y me quedé parado a su lado, ella pasó sus dedos por mi cabello —Muichiro, ve a buscar a tu hermano— Asentí y fui a buscarlo. Escuché el agua corriendo en el baño. ¿Se estaba bañando? Escuché el tarareo de una canción del otro lado de la puerta. Sonaba como "Rosa pastel". La cantaba como si lo hubieran dejado plantado en el altar o como si se hubiera pasado la vida esperando que se abrieran las puertas frente a un muro que no tenía puertas y ahora estuviera condenado a vivir una vida que no quería.

Those days Donde viven las historias. Descúbrelo ahora