Estacione mi auto enfrente de la casa de mi madre.
De un salto baje de mi auto, y me encamine a la puerta principal con el sigilo de un gato. Hurgué en mi bolso en busca de la llave de la casa, la tomé y la introduje en el cerrojo. Con un simple clic, la puerta se abrió y me encontré parada en el recibidor de la casa en cuestión de segundos.
Decidida, me encamine a la habitación de mi madre, donde seguramente ella se encontraría leyendo o tejiendo, si no es que se encontraba matando a inocentes chicas para ser aceptada en tontas sectas. al llegar a su habitación, después de haber pasado por su elegante sala victoriana color rosa pastel con flores sencillas pero elegantes como estampado, descubrí que ella no estaba allí, pero sí que había un bulto sobre su cama.
Dudosa me acerqué al bulto, y lo que descubrí no fue nada bonito.
Se trataba de nada más y nada menos que de una bella chica de no más de 15 años, atada con una cuerda vieja por las muñecas y los pies. Temerosa le tomé el pulso, rezando para que siguiera viva.
Cuando acerqué mi mano a su cuello, un ruido sonó en el porche de la casa, seguro mi madre ya había llegado para terminar lo que empezó