-Lea?, estás aquí?- oí a mi madre gritar al tiempo que la puerta de la casa se abría y los pasos de mi madre se oían cada vez mas cerca- Lea? se que estás aquí, tu carro esta afuera, dónde estas?-preguntó con desesperación en la voz
Sus pasos cada vez más cercanos me indujeron a agarrar el cuchillo que estaba en su cómoda, y lo que tenía pensado hacer no era nada nuevo, pues a eso había ido a la casa de mi madre: a matarla. Pasaron cinco segundos más hasta que mi madre apareció por la puerta de su habitación, y su semblante pasó de la alegría al terror al verme a un lado del bulto, y con un cuchillo en mano.
-lea! dios mío! que haces aquí?- dijo con una muy clara desesperación en la voz- no tendrías que estar en tu cita con la organizadora de tu boda?- rió nerviosamente- no esperaba visitas sino....
-calla madre- dije con un gran dolor- ya sé lo que has hecho, eres una asesina, ¿cómo pudiste matar a una niña? y ¿cómo es que puedes volver a intentarlo?- grité señalando al bulto en la cama- ¡¿cómo pudiste?! ¡eres un monstruo!
-lea...yo...puedo explicarlo....-dijo suplicante al verme acercarme con el cuchillo señalándola- lea! por favor! hija mía! ¡basta!
-no me llames así- y me lancé hacia ella con el cuchillo apuntando a su corazón. Antes de que el cuchillo la tocara siquiera, ella sacó una pistola de su bolsa roja y sin ninguna duda me apuntó con ella. No podía creer que mi madre estuviera a punto de matarme, pero no dije nada, si iba morir, lo haría con la frente en alto. Pero mi madre no me disparó, sino que dirigió la pistola hacia su boca y se disparó.
