Jungkook se arrodilló junto a un retrete por segunda vez aquella noche. Esta vez, en un mugriento restaurante de carretera. Su estómago estaba ahora roedoramente vacío, ardiendo de hambre o tal vez sólo de ácido, sus músculos acalambrados como si hubiera sido pateado por un caballo. ¿Cuándo había comido por última vez? ¿Cuando Blake le había traído el bocadillo? ¿Fue ayer? Se dejó caer de espaldas contra la puerta del establo, rogando a su cerebro que no pensara demasiado en las baldosas que tenía debajo.
Esta historia estaba siendo peligrosa para su salud. Seokjin Mulvaney estaba siendo peligroso para su puta salud... y para su cordura. El sudor le corría por la frente, se le metía en los ojos, le rodaba por la columna vertebral hasta que la camiseta se le pegaba. Definitivamente no había predicho que así sería la última noche. Había previsto aburrimiento. Engañar a Thomas Mulvaney para que fuera su amigo y descubrir poco a poco todos sus sucios secretos sonaba intrigante en teoría, pero probablemente habría sido aburrido en la realidad.
Cuando Thomas no apareció, Jungkook estuvo a punto de marcharse -estaba a punto de hacerlo- cuando vio a Seokjin en el bar. ¿Por qué no había seguido andando y lo había vuelto a intentar? En lugar de eso, había decidido intentar seducir a otro Mulvaney. Había sido tan engreído al respecto, también. Hasta que estaba en el coche conduciendo hacia su casa. Jungkook había ido a buscar una noticia y de alguna manera se había metido en la película de acción más gay del mundo.
¿Película de acción? Intenta película porno. Y ni siquiera porno vainilla. Las cosas pervertidas que tienes que buscar en internet. Del tipo ilegal.
—Ahora no—, dijo Jungkook en voz alta a... a nadie. Porque su hermano no estaba allí.
Mamá diría que Dios te estaba castigando.
Jungkook podía oír el humor petulante en la voz de Gage. Así era como Gage decía todo. Como si el mundo entero fuera divertido y estuviera por debajo de él. Pero tenía razón sobre su madre. Ella lo decía. Sacudía la cabeza y agitaba la mano mientras se bebía otro martini y se quejaba de la mala suerte de su familia. Sólo su madre podía hacer de ser una dama de clase media alta un albatros.
Se secó el sudor de la frente. ¿A quién quería engañar? Él también sentía lástima de sí mismo. Nada como un acontecimiento que cambia la vida para darse cuenta de que apenas pendía de un hilo. Pensaba que era fuerte, ingenioso, que lo tenía todo resuelto. Pero una pequeña grieta -bueno, grieta masiva- y Jungkook se estaba fracturando en mil pedazos mentalmente inestables.
¿Era posible tener una crisis de los cuarenta a los veintitantos? De ser así, era ésta. Se estaba desmoronando. Había pasado toda su vida con un objetivo: ser periodista criminal. Había pensado que sería la mejor manera de poner su amor por el verdadero crimen en algo bueno para el mundo, contando las historias de las víctimas. Tan noble. Tan altruista.
Pero no. Porque él también quería fama. La necesitaba, incluso. No dinero, no celebridad, sólo fama, porque la fama podría cosechar sólo una migaja del afecto de su madre. Su risa desesperada resonó en el cuarto de baño vacío. Ni siquiera le gustaba y, aun así, estaba dispuesto a morir para impresionarla.
Jungkook realmente era un maldito masoquista.
Y Seokjin era un sádico. Un sádico literal. Jungkook no había tenido que trabajar en absoluto para sentirse deseado por él. Todavía no lo hacía. Había una extraña emoción que venía de saber que incluso la más mínima cantidad de interés le ganaría a Jungkook más de la atención inquebrantable de Seokjin, como agitar una capa roja delante de un toro.
Sí, un toro que asesina gente. ¿Por qué ya no te molesta? ¿Sólo hicieron falta cinco horas para destrozar tu brújula moral?
Jungkook cerró los ojos y su encuentro pasó por su memoria. La sensación de Seokjin estirándolo, su aliento contra su piel, la forma en que casi ronroneaba al oído de Jungkook mientras lo follaba, abrazándolo lo bastante fuerte como para dejarle moratones, follándolo lo bastante fuerte como para hacerle olvidar lo jodidamente solo que estaba.
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Necessary Evils 4
FanfictionAdaptación -Just to let you know- Seokjin Top Jungkook bottom Cuarto libro de la saga.