Park Jimin era un hermoso omega y excelente bailarín que recién se había graduado de la facultad de artes escénicas. Como ya era conocido como uno de los mejores bailarines de Corea, rápidamente consiguió un trabajo como profesor en una academia muy...
—Ah, te colgaría pero no quiero ser grosero. ¿Qué necesitas?
—¿Sabes dónde puedo encontrar a JiMin? Estoy... Muy desesperado, de verdad necesito verlo.
—Lo siento YoonGi, no puedo darte esa información. Mejor quédate con tu omega, no le des más problemas a JiMinie. —Apenas iba a colgar cuando YoonGi empezó a hablar.
—Escúchame Jeon, yo no tengo omega ni nada por el estilo, no quise lastimar a JiMin, créeme que haría todo menos eso. Solamente quiero explicarle todo este enredo, necesito hacerlo. Quiero ayudarlo también, en gran parte fue mi culpa todo lo que pasó... Enserio JungKook, mi lobo me pide a gritos ir por él pero yo ni siquiera sé dónde está ahora.
—Hoedong-dong, Busan. Cuando llegues me hablas y te paso la ubicación exacta.
—¡Gracias JungKook! —dijo NamJoon para después colgar.
YoonGi se sentía aliviado al saber por fin donde estaba el omega, rápidamente tomó sus cosas y salió para ir a la oficina de su jefe; SeokJin.
Lo asustó al abrir la puerta tan de repente y lo insultó en mil idiomas pero lo dejó irse, con la condición de que algún día se lo presentara.
El alfa salió rápidamente de ahí directo al estacionamiento, cuando llegó, desbloqueó su auto desde el control a distancia y se subió, lo encendió y sin provisiones ni nada por el estilo se dirigió a Busan; dispuesto a encontrar a JiMin.
Sabía que probablemente SeokJin estaría haciéndose demasiadas preguntas, pues hasta sus amigos más cercanos creían que realmente era la pareja de JiEun; su madre siempre le decía que le haría la vida imposible si llegaba a arruinar su reputación.
El camino era algo largo pero estaba seguro de que llegaría antes de que terminara el día, pues era temprano aún.
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Mientras tanto el lobo de JiMin se sentía muy inquieto, sabía que era por el alfa, no había logrado controlarlo pues aún seguía protestando. Quería tomar el control de todo e irse lejos a buscarlo, pero JiMin le rogaba que no lo hiciera y le decía que él resolvería todo pronto.
Se le fue casi toda la tarde ayudando a su madre a limpiar el jardín y ordenando su habitación que ya estaban usando como almacén.
Su casa era muy grande para una familia de tres, pero así la disfrutaban pues tenían demasiado espacio para todos; JiMin amaba correr y saltar por absolutamente todos los lugares de su hogar.
Y aunque era cansada la labor de limpiarla y dejarla impecable, realmente le encantaba pasar tiempo con su familia, riendo y jugando mientras sacaban cajas y recordaban lo que significaba cada cosa.
