Larga vida al rey!

7.6K 594 171
                                    

Los baños en los aposentos del Rey Sergio eran insuperables, el agua tibia y fragante lo envolvían hasta el cuello mientras las sirvientas le lavaban el cabello, estaba tan relajado que sintió que podría quedarse dormido en cualquier momento. Sólo las suaves risitas femeninas lo mantenían despierto.

Habían muchas más mujeres en la habitación de las necesarias, solo dos de ellas estaban realmente haciendo algo, el resto simplemente miraban a escondidas su cuerpo desnudo y se reían entre ellas, a Max no le importaba mucho pues trabajó muy duro para mantener su cuerpo en óptimas condiciones y si la gente quería admirarlo, mucho mejor, prefería su inofensiva curiosidad a los celos que experimentaba de los otros concubinos, algunos de ellos podían ser bastante viciosos, sin embargo la mayoría eran suficientemente amables, tratando de ganarse el favor del favorito del rey.

No sabía qué era lo que fascinaba tanto al rey Sergio sobre el, sabia que era hermoso pero también lo eran todos los otros concubinos y estaban mucho más ansiosos por complacer al rey que Max, tal vez eso era, tal vez el rey disfrutaba de el desafío.

"¿Podrías ponerte de pie, por favor?" preguntó una de las mujeres y Max se levantó obedientemente para que ella le afeitara y le colocara aceite en su blanca piel, antes de venir al Castillo Bull, cuando aún era soldado llevaba barba como muestra de su virilidad pero ahora el Rey lo mantenía lampiño debajo de las cejas e insistía en que le untaran aceites fragantes por todo el cuerpo para mantener su piel suave y flexible, funcionaban de eso no cabía duda, la piel de Max era tan suave como la seda y a veces el Rey pasaba toda la noche acariciándolo, aunque no era a menudo pues la mayoría de las noches terminaba de rodillas en la cama gigantesca del Rey Sergio, jadeando contra las almohadas y Max no tenía dudas de que así pasaría esta noche también, la noticia de las hazañas del Rey en Roma se habían extendido por todo el castillo, todos sabían sobre su violento enfrentamiento con ese soldado italiano, porque era raro que su rey que generalmente imperturbable, explotara de esa manera y Max se preguntó si Checo todavía estaría afectado por el encuentro, su ira aunque inusual cuando llegaba tendía a quedarse por un tiempo.

Una vez que terminaron de prepararlo para el Rey, le pusieron una lujosa túnica y lo sacaron por la puerta, realmente no sabía por qué tenía que molestarse con la túnica ya que no escondía absolutamente nada, pero por alguna razón el Rey siempre insistía en que estuviera vestido  antes de entrar a sus aposentos, la puerta era enorme incrustada con todo tipo de joyas y piedras exóticas, ni siquiera tuvo que detenerse ya que los guardias lo reconocieron de inmediato le permitieron entrar, un fuerte golpe y el clic de una cerradura resonaron en toda la habitación, y luego estuvo solo con su rey.

"Ven aquí" dijo el rey haciendo señas a su concubino para que se acercara a donde estaba sentado en su silla, que no era tan impresionante como su tronó, pero no estaba mal, era de piel negro y acero con una 'S' dorada grabada en la parte superior.
Max caminó hacia él en silencio, con los pies descalzos sobre el piso de mármol cruzando la distancia entre ellos, deteniéndose una vez que estuvo entre las piernas abiertas de su rey.

"Sigues siendo tan hermoso como siempre" dijo el rey, extendiendo su mano para abrirle la túnica y quitársela, las llamas que ardían en la chimenea mantenían caliente la recamara, pero Max aún temblaba, se le puso la piel de gallina.

¿Esperabas algo más?" preguntó Max con una ceja levantada, ese tipo de tono nunca se permitiría en público, donde Max tenía que ser respetuoso con su rey en todo momento, pero aquí donde nomás existían ellos dos era libre de decir lo que quisiese, el mayor no respondió, pasando sus manos ásperas sobre la sedosa piel de Max.

No hace mucho tiempo atrás que las propias manos de el rubio eran igual de ásperas, endurecidas por años de lucha con espada, pero ahora no se le permitía ni mirar un arma, los  músculos de su cuerpo ahora eran solo por show. Su armadura de cuero había sido reemplazada por túnicas de seda, había sido reducido a nada mas que la mascota consentida y mimada del hombre que alguna vez había sido su enemigo.

King Sergio- ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora