- METAMORPHOSIS - Lee Minho, Kim Hyerim.

Capítulo 1: Un hogar acogedor.

• 2 AÑOS ANTES...•
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Era tarde en la noche, en una moderna y acogedora cocina de aquel hogar en Seúl, cuando dos personas compartirían su primera cena juntos en su nuevo departamento. Hace una semana atrás lograron mudarse a los complejos departamentales más lujosos del país, y hoy festejarían...

Lee, Min-Ho (민호), 30 años. - "astuto y glorioso". En el ambiente laboral y artístico, Lee es un individuo muy intrigante y carismático, a primera vista puede parecer un ser encantador y extrovertido. Profesor de baile dos días a la semana en un conocida academia de Seúl, y líder de marketing en una empresa de renombre.
Siempre muy hábil en la lectura de las personas, sabio en cómo adaptar su comportamiento para encajar con sus colegas y superiores. Por fuera, muestra un profesionalismo impecable y una confianza que a menudo impresiona a quienes lo rodean.
Su cabello oscuro como la noche y bien peinado enmarca un rostro anguloso y suficientemente expresivo, con ojos penetrantes que parecen escudriñar las almas de los demás con solo pestañear. Su sonrisa es seductora, pero también puede tornarse gélida y calculadora en tan solo un instante, revelando una dualidad intrigante en su personalidad.

Con una estatura alta, Min-Ho posee una figura bastante atlética y elegante, resultado de su dedicación a mantenerse en forma. Su presencia en cualquier lugar es dominante, y siempre aunque se mantenga callado, todos terminan siendo conscientes de cuando el llega a un lugar.
Su forma de vestir, es impecable y refleja su gusto por la moda. Sus movimientos son fluidos y seguros, denotando una confianza casi arrogante en sí mismo.

Pero detrás de esa fachada encantadora, Lee Minho oculta una personalidad, que aún su pareja de ya hace dos años no ha notado, o no ha querido notar.

Kim, Hye-rim (혜림), 28 años. Hija de uno de los mayores empresarios coreanos, y nacida prácticamente en cuna de oro.- Su nombre significa "Bosque iluminado" (Da referencia a lo oscuro de un bosque, y la dificultad de iluminarlo).

Una mujer de apariencia delicada y dulce, con una figura esbelta y aspecto vulnerable. Su cabello oscuro que cae en suaves ondas alrededor de su rostro, enmarcando unos ojos grandes y expresivos. Una mujer elegante y clásica con su sofisticado estilo de vestir muy bien cuidado. Su actitud tranquila, pero cálida, revela una profundidad emocional y una vulnerabilidad oculta. Aunque no busca llamar la atención, su aura de misterio la hace interesante para los demás. Su enfoque en el bienestar físico y su discreción sobre su riqueza añaden encanto a su personalidad intrigante.

Labios pomposos, suaves. Piel de porcelana, que lleva consigo un aroma dulce.

El aroma tentador de la cena recién preparada llenaba el acogedor apartamento que Hyerim y Minho ahora llamaban hogar. Bulgogi, arroz, y unos cuantos acompañamientos. Un vino, dos copas... Los tonos suaves de la decoración resaltaban la elegancia clásica que ella había impregnado en cada detalle. La mesa estaba dispuesta con delicadeza, mostrando la atención meticulosa de Hyerim hacia cada aspecto de la velada.

Lee, con su porte enigmático, entró a la sala donde la cena aguardaba. Acababa de llegar del trabajo, y su humor no fue el mejor desde que cruzó por la puerta. Ambos tomaron asiento, y la pelinegra sirvió vino en ambas copas.
Pero su compañero... Su mirada, a menudo difícil de descifrar, no dejó escapar ninguna emoción cuando examinó los platos dispuestos frente a él. Hyerim, vestida con sutileza y gracia, se mantuvo expectante mientras esperaba su reacción.

Sin embargo, las expectativas de Hyerim se vieron totalmente empañadas por la decepción cuando una mueca de desagrado se dibujó en el rostro de Minho al probar el primer bocado. Aunque ella había preparado con esmero sus platillos favoritos, la comida no alcanzaba sus estándares exigentes.

En cuanto tragó aquel bocado de bulgogi, Lee alzó una ceja con un gesto apenas perceptible. Y en el momento que conectó con los ojos de su pareja, respondió.

Lee Minho:
- Está bien, supongo.- Comentó con indiferencia.-

Hyerim, que había esperado para brindar ansiosamente con una reacción positiva, sintió cómo el corazón se le hundía en el pecho. La ilusión de haber hecho algo especial para él se desvaneció en un instante. Intentó mantener la compostura, pero las palabras de Lee Minho se clavaron como dagas en su frágil autoestima.

No quería parecer débil frente a él, pero su vulnerabilidad era innegable. Se sintió herida, sorprendida y cuestionó su propia valía.

Minho, se mantuvo toda la cena sin decir palabra alguna, y en cuanto comió lo suficiente dejó la mesa y se dirigió a otro rincón del apartamento. Hyerim dispuesta a seguirlo pudo sentir la tensión en el ambiente y su vulnerabilidad la hizo retroceder, como si estuviera pisando terreno peligroso, o un mismísimo campo de minas.

A pesar de sus esfuerzos para complacerlo, parecía que nunca era suficiente. Llevaban 3 años de noviazgo, y 6 meses así, o tal vez más pero ella se negaba a notarlo.

Delicadamente limpió la cocina, tiró la comida que sobraba, y la copa con vino que Minho jamás bebió. Una vez sin nada que hacer, suspiró con su vista en el gigante ventanal de la sala.
Devolvió sus pasos hacia la cocina para preparar dos tazas de café. Y una vez listas, dirigió su caminar a la oficina de su pareja.

Dando 3 pequeños golpecitos bastó para oírlo decir que pasara. Cerrando la puerta detrás de ella, se encontró con su futuro esposo metido en una pila de papeles del trabajo.

Hyerim:

- Yo... Lo siento, tal vez debería haberme esforzado más.- Habló en un susurro apenas audible, desviando la mirada para ocultar su angustia.-

Lee observó aquellas tazas, y se acercó a ella consciente del efecto que sus palabras habían tenido en Hyerim. Decidió cambiar de tema rápidamente y elogiar otros aspectos de la cena, revistiendo su verdadero ser con excusas del trabajo para suavizar el golpe.

Aunque Hyerim intentó mostrarse feliz y complacida con los halagos posteriores de Lee, dentro de ella se encendió una pequeña voz que la hacía dudar de sí misma. Se sintió atrapada en un torbellino de emociones, incapaz de comprender por qué sus esfuerzos nunca parecían ser suficientes para él.

Minho besó su frente, y agradeció aquella taza de café. Volvió a su sitio para posar el café sobre su escritorio, y regresó con ella. La tomó entre sus brazos con cariño, y luego llevó sus manos a la pequeña cintura de Hyerim para luego besar sus labios apasionadamente. Luego, sonrió y volvió a pedirle perdón para ir a continuar con lo que hacía y Kim se sentó en el sofá frente a el.
Aquel muchacho, a menudo, mostraba comportamientos impredecibles y ella sentía que nunca lograba entenderlo del todo.

Esa noche, mientras Hyerim y Minho se retiraban a su habitación en silencio, ella no pudo evitar desear desesperadamente la aprobación y el amor de el señor Lee. Sin saberlo, esa cena había marcado el inicio de un peligroso ciclo.

Se adentraron al cuarto, y esta no sería una noche de excepción. En cuanto se tumbaron en la cama y las luces fueron apagadas, el se encontraba deslizando sus manos por todo el delicado cuerpo de la muchacha. A la vez, llenándola de elogios acerca de lo hermosa que se veía, e incluso disculpándose por su actitud en la cena.

Eso, la ataba a él. Y aunque su amor era genuino, también se preguntaba si la metamorfosis que esperaba para ambos era realmente posible, o si debería enfrentar la realidad de que algunas personas, nunca cambian.

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