Capítulo 3: Bailaremos entre sombras.

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La oficina del pelinegro, iluminada solo por aquella lámpara tenue, parecía un santuario oscuro donde las sombras luchaban contra la luz. Los paneles de madera oscura se cerraban sobre él, creando un entorno claustrofóbico que reflejaba a su vez, la mente de Lee Minho. Repleta de ciertos detalles que, aunque lujosos, daban un matiz enfermizo a la delicada luz. Los cuadros en las paredes, antes elegantes obras de arte, ahora parecían grotescas manifestaciones de sus propias inquietudes. Cada rincón resonaba con un silencio tenso, como si la habitación misma estuviera al acecho.

Hyerim, parada allí, sentía tambalear culpa de el peso de la oscuridad que empañaba el aura de Minho. Cada mueble, cada objeto, parecía cargar con la energía de sus propios demonios.

Minho, por su lado, tenía una mirada que trascendía la simple dureza que acostumbraba a lucir. Sus ojos, en lugar de reflejar una fortaleza, ahora emanaban una extraña malevolencia. Era como si su propia oficina se hubiera convertido en un reflejo de su desequilibrio interno.

Hyerim:
- Minho, no podemos seguir así.- Su voz temblorosa se perdía en el espacio que los rodeaba.-

Minho:
- ¿Qué esperas lograr, Hyerim? - Su tono era gélido, la paciencia no existía en este momento.-

Hyerim avanzó lentamente, consciente de que cada paso la llevaba más profundo a la cercanía de un abismo desconocido.

Hyerim:
- Todos debemos luchar con nuestros demonios, no se trata de...- Murmuró, pero fue interrumpida.‐

Minho:
- "No se trata, no se trata, no se trata."- Repitió harto de las palabras de su pareja.- ¿Acaso sábes de que SÍ se trata?

Minho se levantó con brusquedad, sus ojos centelleaban con una intensidad perturbadora.

Minho:
- No sabes nada sobre mis demonios, Hyerim. - Agregó dejando escapar una sonora y sarcástica carcajada.‐

Hyerim:
- ¿Qué te pasó, Minho? ¿Cuándo te volviste tan...?‐ Buscó la palabra justa pero no logró encontrarla.‐

Un silencio poderoso y tenso, brindó a la habitación un eco de silenciosas verdades ocultas. Minho la miró con una mezcla de desdén e incredulidad.

Minho:
- Todo lo que dices es solo una perspectiva vacía, sin argumentos y completamente dañina para nuestra relación. Yo he elegido mi camino contigo sin deseos de cambiar tu esencia porque así me gustas.- Habló.‐ Mientras tú, pareces querer girar mi vida 360 grados.

Hyerim, herida por esas palabras dudó de si su opinión estaba bien.

Hyerim:
- Solo, no puedes vivir así para siempre. Esto no es vida.- Respondió.-

Minho se acercó a ella con una lentitud inquietante y a la vez hipnotizante para la perspectiva de su futura esposa.

Minho:
- La vida es lo que yo decida que sea.- Musitó con una voz relajada.- ¿Comprendes, Hyerim?

El apartamento, envuelto en un silencio tenso, parecía contener los ecos de la confrontación en la oficina de Minho. Hyerim, aunque desconcertada por la súbita intensidad de su pareja, no podía ignorar el nudo de inquietud e incertidumbre que se formaba en su estómago.

Minho, por otro lado, se movía con la gracia de un depredador que ronda a su presa en el medio de una jungla de problemas. Aunque sus movimientos eran suaves y calculados, el aura que lo rodeaba era casi palpable, casi tanto como la electricidad antes de una tormenta.

Minho:
- Hyerim, a veces me pregunto si entiendes quién soy realmente. - Su voz, aunque suave y tranquila, resonaba con un toque de peligro.-

Hyerim, sintiéndose como una mariposa atrapada en una telaraña, asintió con nerviosismo. Minho se acercó a ella, sus ojos oscuros recorrieron cada centímetro de la jóven, estudiándola como un pintor examina su lienzo a punto de convertirlo en obra de arte.

Minho:
- ¿Crees que puedo ser comprendido por cualquiera?- Su tono comenzaba a hacerlo ver como un niño indefenso ante los ojos de su pareja.- La gente solo ve lo que quiero que vean.

Hyerim:
- Minho, yo...- Tragó saliva.-

Minho:
- No es tan simple, cariño. - La interrumpió con una mirada penetrante. - ¿Qué crees que sabes de mi pasado?

Hyerim, incapaz de articular una respuesta, se limitó a mirar a Minho con ojos expectantes.

Minho:
- Mi pasado no es algo que puedas entender fácilmente.- Soltó sin más, y rápidamente continuó.- He luchado, he sufrido, y he tenido que tomar decisiones más difíciles de lo que crees para llegar a donde estoy ahora.

Hyerim, aunque confundida, podía sentir cierta angustia en las palabras del muchacho.

Minho:
- Pero eso no importa ahora, porque te tengo a tí. Lo que importa es el presente, y construir nuestra vida juntos.- Su voz era baja y tranquila.- ¿Puedes aceptarme tal como soy?

Hyerim, sintiéndose atrapada en un juego del que no entendía las reglas, titubeó antes de responder.

Hyerim:
- Yo... Eso quiero, solo quiero entenderte, Minho.- Respondió.-

Una sonrisa sutil se formó en los labios de Minho, pero no había bondad en ella. Era la sonrisa de alguien que ve a su presa acorralada.

Minho:
- Entenderme es un lujo que muy pocos tienen. Pero tú, Hyerim, siempre serás la excepción.- Exclamó, con sus ojos fijos en ella.- Mi niña...

Minho extendió la mano, y Hyerim, sintiéndose como una bailarina, aunque siguiendo la melodía de un manipulador maestro, la tomó con inocencia. Sin saber que esa noche, en la penumbra de su hogar, comenzaría un baile entre las sombras. Hyerim, sin darse cuenta, se encontraba enredada en los hilos invisibles de Minho, y él, con cada movimiento, tejía una red más densa a su alrededor.

Días después de la peculiar conversación en la oficina de Minho, el ambiente en el apartamento llevaba consigo un aire inusual. Hyerim, con una mezcla de curiosidad y temor, comenzó a notar pequeñas anomalías en el comportamiento de su pareja. Desapariciones inexplicables, llamadas telefónicas susurradas en tonos apresurados y miradas que sugerían secretos imposibles de adivinar.

Un día, mientras Minho estaba en el trabajo, Hyerim decidió explorar el apartamento en busca de pistas. Su búsqueda la llevó a la oficina de Minho a un costado de su escritorio, donde descubrió una gran caja de madera nunca antes vista. La curiosidad superó sus inhibiciones y, con manos temblorosas, logró abrirla.

Lo que encontró dentro dejó su corazón latiendo desbocado. Documentos meticulosamente organizados, fotografías de personas desconocidas, papeles escritos en aparentemente códigos y mapas señalando lugares aleatorios en la ciudad. Hyerim apenas entendía la magnitud de lo que tenía ante sus ojos, pero sabía que estaba mirando un lado de Minho que él había intentado ocultar.

Antes de que pudiera procesar completamente su descubrimiento, el sonido de la puerta principal cerrándose la hizo dar un brinco. Minho había regresado antes de lo esperado.

Hyerim, sintiéndose atrapada en su propia indiscreción, con nerviosismo cerró apresuradamente la puerta de la oficina y trató de recomponerse antes de enfrentar a Minho. Pero al cerrar, chocó contra él.

Minho:
- ¿Qué estabas haciendo en mi oficina, Hyerim? - Su voz, aunque calmada, resonaba con una intensidad que no pasó desapercibida.-

Hyerim:
- Lo siento, Minho, solo...- Tartamudeo.-

Minho:
- ¿Solo qué? - Preguntó y soltó un fuerte suspiro.- Primero buscas cambiarme, y ahora, ¿crees que puedes escudriñar en mi vida sin que yo lo sepa?

La tensión en el pasillo de su hogar, hacía  acelerar el pulso de ambos.

Minho:
- Sabes que no tolero la invasión de mi privacidad, Hyerim. - Su tono se volvió más oscuro. - Yo no ando por ahí dando vuelta tu taller de diseño.-

Hyerim, sintiéndose acorralada, retrocedió unos pasos.

Hyerim:
- Lo siento, no quería...

Minho:
- Ya es tarde para disculpas. - Minho se movió hacia ella con una gracia propia de él. - Ahora, ¿qué harás para lidiar con las consecuencias?

El misterio que envolvía a Minho se espesaba como una niebla oscura. Hyerim, temiendo lo que podría descubrir, se encontraba atrapada en una telaraña de secretos tejida por su propia curiosidad.

- METAMORPHOSIS - Lee Minho, Kim Hyerim.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora