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- ¿Nagi? - Extrañado se acercó el oji violeta, al ver tan desconcertado al albino - ¿Te pasó algo? - Este solo miraba el suelo, analizando de lo que acaba de escuchar, tampoco es que fuese algo malo en su totalidad, más bien, ahora le asustaba el hecho de lo que podía pasar - ¿y si quizás, solo estaba estaba exagerando? - Después de todo, no es que le hubiese pasado algo hasta ahora actualmente -

Si bien se sabe, ese tipo de alfas, son mucho más codiciados, más que un omega, y tenían cualidades mejores que un omega, realmente detestaba las intenciones de quienes los deseaban, eran explotados fisícamente a parir las veces que sea y eran rotundamente violados, para tener herederos no solo fuertes, si no que al nacer tienen un fuerte lazo con la magia, algo que podría traer mucha suerte, en todos los aspectos y especialmente riquezas.

Por eso, una cierta temporada en específica, ya eran comprados, secuestrados e incluso prostituidos, a cambio de una gran suma de dinero, de tan solo pensarlo le enfurecía la idea.

- ¡Seishiro! - El albino se sorprendió al ser llamado repentinamente, siendo sacado de sus pensamientos -

Este solo cabeceó, dándole una señal que le escuchaba, reo al captarlo, solo suspiro con casi una sonrisa forzada, no pudiendo evitar acariciarle esa blanca cabellera.

Su tacto fue tan suave, como delicado, su mano era caliente y reconfortante, que inevitablemente cerró los ojos, sin poner nada de resistencia en aquel cálido toque.

Unas visiones aparecían momentáneamente, en sus pensamientos, una ráfaga de ellos, pudo a reconocer a una persona entre todos y esa era nagi, él estaba en un campo de flores blancas, acompañado de una persona y esa persona era reo

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Unas visiones aparecían momentáneamente, en sus pensamientos, una ráfaga de ellos, pudo a reconocer a una persona entre todos y esa era nagi, él estaba en un campo de flores blancas, acompañado de una persona y esa persona era reo.

Era la primera vez que le veía sonreir de tanta felicidad, pero su sonrisa al contemplarla, de alguna manera se estremecía por ello, pero sin dudas, era hermosa.

El cantar de los pájaros, hizo que se despertara.

- ¿Ya es de día? - Se preguntó así mismo, bostezando y sobándose los ojos, al no acostumbrarse a los rayos del sol -

- Buenos días, princípe - Su atención se fue hacia la persona que le habló -

Y de quien se trataba era hiori, que estaba con una bandeja en las manos, esta tenía, al parecer un vaso de café, acompañada de una pequeña jarra y un plato de pan, recién horneado.

El peli morado bostezó nuevamente, sentándose, devolviéndole al mismo tiempo ese saludo mañanero.

- ¿Tuvo alguna pesadilla? Parece que no durmió bien - Asentó la bandeja en la mesa que estaba cerca suyo del alfa -

- No realmente, pero no sé si llamarlo pesadilla - Murmuró -

Solo cerró los ojos nuevamente, de lo poco que recordaba era a seishiro ese campo de flores blancas, a sus padres, en un lugar lleno de arbustos y árboles completamente verdes, y por alguna extraña razón se veían un poco preocupados, nerviosos y ansiosos, por último, a nagi nuevamente con un traje blanco, pero nunca perdiendo su escencia e increíblemente, siempre al tener una expresión totalmente relajada, por primera vez se le veía ansioso de algo.

𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 𝐀𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧/ 𝑁𝑎𝑔𝑖𝑟𝑒𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora