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Nagi Seishiro.

Era inevitable, cuando más cosas observaba de los amigos de reo, me generaban aún más curiosidad de que era lo que pensaban. Realmente eran bastantes perceptivos, por qué la forma en la que ambos me miraban, ya eran demasiado obvias como para deducir que yo no soy un integrante en el pequeño pueblo de dónde pertenecen. Ninguno de los dos dijo nada, pero ya ambos se habían dado cuenta de ese hecho.

El hombre de cabello negro se fué hacía su cocina para servir los platillos, mientras que uno de ellos se quedó con reo y conmigo. Pero no tardó en dirigir la palabra con él.

- Tus habilidades sociables no parecen haberse oxidado ni un poco, reo - Dijo ese extraño peli rosa, finalmente relajaba sus expresiones faciales -

Su rostro era demasiado inexpresivo, no sabría decir si era mucho decir que se parecía a mí en ese aspecto.

- Ah, sí, nunca es tarde para hacer más amigos -

Reo se veía algo nervioso.

Incluso si quería irse o inventarse una excusa para quitarnos del lugar, ya era demasiado tarde. Ambos desde que me vieron ya se habían dando cuenta que yo no soy de este lugar, así que si me iba o no, no iba a cambiar nada.

Pero el silencio que me resultaba algo incómodo y la mirada de ese hombre peli rosa que tenía encima mío, lo era aún más. Y para mí suerte, eso no perduró mucho más tiempo.

Por que el otro amigo de reo, había regresado con los platos de comida dejando para cada quien en esta mesa cuadrada, mis ojos algo desconcertados miraron la comida que era el platillo, el ingrediente que principalmente llamó mi atención, fue el pollo frito.

Tenía entendido que los plebeyos comían  carne, únicamente cuando solo eran ocasiones especiales, por que la carne de cualquier animal era demasiado cara y difícil de conseguir; quizás hoy era una de esas ocasiones especiales, en donde claramente no estaba invitado.

Gracias a reo y su amigo de cabello negro, el ambiente parecía relajarse poco a poco, apesar de que platicaban de cualquier cosa al azar para no dejar morir la conversación, no les salía nada mal e igual, como ese peli rosa que también se limitaba a responder a cualquier cosa donde lo incluyeran en alguna parte de la conversación.

- ¿Nagi? - Sus pensamientos fueron interrumpidos por reo -

Este inclinó el rostro para ver mejor al albino.

- ¿Qué pasa? - Respondió tranquilamente -

Su voz sin si quiera intentarlo era demasiado tranquila que no llamaba la atención de los demás; ya que ambos estaban entablando una charla sin darse cuenta de su alrededor.

- ¿Te sientes bien? - Susurró reo con una expresión preocupada - Todo este tiempo haz tenido la mirada baja -

- Si, estoy bien - Asintió levemente con la cabeza - Tú no te vez muy cómodo - Afirmó -

Por lo tanto, antes de que reo pudiera decir algo, nanase los interrumpió.

- Reo, ¿Qué te parece presentarnos a tu amigo? - Sonrió - Perdónanos a mi y a kurona - Señaló al peli rosa - Por no presentarnos adecuadamente antes - Esta vez se estaba dirigiendo a nagi -

- ¡Ah, sí! - Respondió el peli morado nervioso - Bueno nagi, ellos dos son mis amigos, el es nanase - Señaló al peli negro -

- Es un gusto conocerte, nagi - Extendió una de sus manos al albino y este no tardó en corresponderle -

- Y el es kurona - Se dirigió al hombre beta -

El hombre de ojos rosas, repitió las mismas acciones de nanase, solo que restándole hecho de dirigirle la palabra.

𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 𝐀𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧/ 𝑁𝑎𝑔𝑖𝑟𝑒𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora