CAPITULO I

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En lo más profundo de una humilde aldea, bajo el resplandor de la luna, se encuentra un anciano cuyos ojos reflejan un pasado lejano. Sentado alrededor de una fogata, un grupo de jóvenes escucha atentamente, cautivados por las palabras que fluyen de los labios del anciano.

—Ah, Valyria— suspira el anciano con melancolía. —Hace mucho tiempo, en aquella gloriosa ciudad, mi amada madre, una mujer de alma valiente y corazón indomable, vivió sus días. Permítanme llevarlos a través del tiempo y el espacio, hacia un lugar donde la grandeza y la magia danzaban al unísono—

Los jóvenes se inclinan hacia adelante, ansiosos por escuchar la historia de la madre del anciano, una mujer que desafió los límites impuestos por el destino. El anciano prosigue, su voz resonando en el silencio de la noche.

—Mi madre, cuyo nombre es ahora un susurro en los vientos olvidados, era una hija de Valyria. Nació en una época en que las torres de piedra negra se alzaban orgullosas, y los dragones llenaban el cielo con su majestuosidad. Era una ciudad llena de poder, belleza y misterio, y mi madre era parte de esa maravilla—

El anciano se sumerge en los recuerdos de su madre, describiendo su espíritu intrépido y su determinación inquebrantable. Cuenta cómo ella se crió entre las calles empedradas, impregnadas de historias de antiguas casas nobles y leyendas perdidas. Su madre, a pesar de ser solo una mujer joven, anhelaba explorar cada rincón de Valyria y desentrañar los secretos ocultos en sus sombras.

—Mi madre soñaba con volar por encima de las torres y ver los vastos paisajes que se extendían más allá de la ciudad. Escuchaba los relatos de antiguas profecías y los susurros de dragones durmientes, y su corazón ardía de curiosidad y deseo de aventura—dice el anciano, con una chispa de admiración en sus ojos arrugados.

A medida que la historia se desarrolla, el anciano pinta un retrato vívido de Valyria: sus magníficos palacios, sus habitantes dotados de poderes asombrosos y las intrincadas redes de alianzas y rivalidades que mantenían el equilibrio en la ciudad. Describe a las casas nobles y sus miembros, los dragones que surcaban los cielos y la magia que fluía en cada esquina.

—Pero, el destino es inclemente y caprichoso", susurra el anciano con tristeza. "Un día, una maldición caería sobre nuestra amada Valyria, transformando su esplendor en cenizas y fuego. Mi madre, valiente y decidida, enfrentaría una tragedia que cambiaría su vida para siempre—

Los jóvenes contemplan al anciano con ojos llenos de emoción y curiosidad, deseando saber más sobre la historia de la madre del anciano y cómo

se desenvolvió en medio de la desgracia que asoló a Valyria. Se aferran a cada palabra, anhelando conocer el destino de esta mujer valiente que vivió en una época de leyenda y esplendor, en una ciudad ahora perdida en el tiempo.

68 años antes de la maldición de valyria

En medio de una majestuosa asamblea, los señores feudales de Valyria se encontraban sentados en sus tronos, debatiendo sobre cómo aumentar la riqueza exterior y fortalecer su legendaria ciudad para que se convirtiera en la envidia del mundo. Representantes de las catorce casas ocupaban sus asientos, algunos forjados con acero valyriano y otros materiales codiciosos, como el Aurumiris, una aleación celestial de increíble belleza y rareza, que reflejaba un resplandor dorado con destellos iridiscentes.

En una sala esplendorosamente decorada, los hijos de los nobles se congregaban en un rincón apartado, formando un círculo íntimo donde se tejían intrigas y alianzas para el futuro de Valyria. Con altivez y ambición, estos jóvenes herederos intercambiaban palabras susurradas y miradas furtivas, ansiosos por labrar su propio destino en la política de su ciudad.

𝙇𝘼 𝘼𝙉𝙏𝙄𝙂𝙐𝘼 𝙑𝘼𝙇𝙔𝙍𝙄𝘼 𝙀𝙇 𝙄𝙉𝙄𝘾𝙄𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora