CAPITULO V

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Valena, Rhaegar y Brynden continuaron su incansable búsqueda en el solitario callejón. La noche había caído sobre Valyria, envolviendo las calles en una oscuridad misteriosa. A medida que avanzaban entre los muros abandonados, una sensación de desesperación se apoderaba de ellos.

Valena se detuvo en seco y suspiró con frustración. Observó a sus dos compañeros y pensó que era hora de poner fin a la búsqueda. No podían perder más tiempo persiguiendo ilusiones.

Valena: Ya es suficiente. No encontraremos a nuestros hermanos aquí. Este callejón no nos llevará a ninguna parte. Brynden, eres el responsable de esto. Si le hubieras enseñado a tu dragón a seguir tus mandos, esto no habría ocurrido. Deberíamos haberme seguido, los habríamos encontrado hace mucho tiempo. No voy a perder más tiempo en este miserable lugar.

Sus palabras resonaron en el aire mientras miraba con desaprobación a Brynden. Él se sintió derrotado y bajó la mirada, reconociendo que su decisión de seguir a Kaida había sido un error y que ahora había decepcionado a sus amigos.

Rhaegar, en cambio, no estaba de acuerdo con la opinión y actitud de Valena. Decidió romper el silencio y expresar su punto de vista.

Rhaegar: Guarda silencio. Gracias a Brynden, al menos tuvimos una pista, más de lo que habrías hecho tú.
sus palabras salieron cargadas de indignación y desafío, su voz resonó con firmeza y autoridad y para Valena Las palabras de Rhaegar fueron como un golpe que se clavó en ella, Valena quien sintió cómo su furia comenzaba a estallar en respuesta.

Valena: ¿Quién te crees que eres para hablarme así? -su voz adquirió un tono amenazador, cargado de furia contenida-Puedo destruirte en cualquier momento con mis propias manos si así lo deseo. Que seas el primogénito de tu casa y posiblemente mi prometido no te da derecho a faltarme el respeto.

En medio de ese enfrentamiento, Brynden permanecía en silencio, sintiéndose atrapado entre ambos. Su mente se llenaba de preocupación y culpa, mientras su corazón anhelaba la reconciliación y la unidad. Sabía que la enemistad entre Valena y Rhaegar no les llevaría a encontrar a sus hermanos, pero no sabía cómo calmar las aguas turbulentas que se desataban entre ellos.
Valena y Rhaegar eran como dos leones en una feroz disputa, cada uno con opiniones diferentes y fuerzas descomunales. No había ninguna razón para unir a estos dos en matrimonio, ya que su relación era una constante lucha de poder. sus diferencias los separaban más que los unían. Era seguro que uno de ellos mataría al otro si los dejaran solos. Sin embargo, compartían algo en común: las ansias de poder y la envidia. Rhaegar Draekon envidiaba el don con el que Valena había nacido, su increíble fuerza y habilidades en batalla, algo que él había intentado alcanzar pero no superar. Por otro lado, Valena Targor envidiaba a Rhaegar por su posición como primogénito de su casa, destinado a ser el próximo líder y a formar parte del Consejo de Valyria. Algo que ella jamás sería parte. sus padres vieron en ellos la oportunidad de unir sus casas, fuerzas y dragones para convertirse en los más poderosos de Valyria, era más una visión que una realidad.

Rhaegar, al ver que la situación se estaba volviendo cada vez más tensa, decidió tomar un respiro y calmarse.

Rhaegar: Basta. Tenemos un objetivo común: encontrar a nuestros hermanos. No ganamos nada peleando entre nosotros. Sigamos adelante y busquemos juntos.

Valena rodó los ojos ante la persistencia de Rhaegar. Aunque no estaba de acuerdo con él, sabía que no podía persuadirlo para que cambiara de opinión. Decidió que era hora de poner fin a su participación en la búsqueda.

-Valena: Está bien, haz lo que quieras. Yo me voy a casa. Mi hermano Daeron es un infantil que probablemente se ha metido en algún lío insignificante. No voy a seguir buscándolo por toda la ciudad mientras él hace tonterías.

𝙇𝘼 𝘼𝙉𝙏𝙄𝙂𝙐𝘼 𝙑𝘼𝙇𝙔𝙍𝙄𝘼 𝙀𝙇 𝙄𝙉𝙄𝘾𝙄𝙊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora