Banner supo que algo andaba terriblemente mal en el preciso momento en el que llegó a su casa y no encontró un autentico caos a ordenar.
Comúnmente su pareja, cuando regresaba de misiones de SHIELD, solía armar un gran desastre en la cocina, tratando de ahogar los días duros con pizzas, u otro enorme caos en la sala, donde se pasaba horas destrozando cosas junto a Lucky. Siempre había algo que limpiar.
Y, siempre, Bruce prefería barrer escombros o migajas, antes que tener que desinfectar y limpiar heridas en la piel del rubio.
Pero hoy no era el caso. La casa se encontraba tan apagada que daba miedo, todo en autentico silencio.
¿Qué habría podido haber salido mal? Por lo que tiene entendido, Barton se enfrascó en una misión junto a Romanoff. Nada relativamente peligroso o difícil de lidiar.
Además, si algo grave hubiese sucedido, Natasha se lo hubiese avisado, ¿no es así? ella le hubiese advertido que Clint se encontraba vulnerable.
Pero ese no fue el caso. No hay mensajes alarmantes en el celular del científico, así como tampoco parecen haber señales de vida dentro de aquel edificio al que llamaban hogar.
—¿Clint? ¿cariño? —grita el pelinegro, paseándose por las habitaciones. Le asusta la idea de que ni siquiera Lucky ha salido a su encuentro —¿Clint?
No obtiene respuesta alguna. ¿Será que lleva sus audífonos apagados? ¿se los habrá quitado para poder descansar mejor?
—¡¿Clint?! —cientos de escenarios catastróficos vuelvan por su cabeza, cual pelicula de terror. Casi puede imaginarse a su novio tirando en un charco de sangre en la sala. Niega ante los pensamientos intrusivos. Hulk amenaza con hacerse cargo del asunto.
Y luego escucha un ladrido proveniente del perro pizza, suena lejano y asustado. Mejor dicho desesperado, puede notar las garras del perro raspando una de las puertas. No duda en seguir las señales, llegando a la habitación que comparten ambos.
Esta cerrada con llave. Los golpes de Lucky solo incrementan.
—Clint... ¿te encerraste en la habitación, amor? —pregunta el más bajo, esforzándose por no sufrir un ataque de pánico —¿puedes abrirme? ya llegue a casa...
Él quiso decir "yo soy tu casa, tu hogar, por favor, déjame entrar".
Pero no obtiene ninguna reacción a cambio. ¿Será que siquiera el arquero sigue consciente? ¡¿vivo?!
Un rugido feroz llena el silencio que deja la ausencia de respuestas de parte de su novio. Hulk derriba la puerta tan ferozmente que Barton grita aterrorizado, Lucky no se queda atrás, ladrando y llorando. Ambos retroceden, arrastrándose en el suelo hasta chocar contra la pared más cercana, Clint aferrándose con fuerza al lomo de su mascota.
—¡¿Qué carajo estas haciendo, Hulk?! —grita, furioso, el arquero. Él sabe que la culpa es de Banner pero, en este momento, solo tiene al alter ego enfrente —¿y qué si estábamos tras la puerta? ¡Nos hubieras hecho pedazos! ¿pensaste en eso?
—Hulk... ¿aplasta? —solo atina a responder el gigantón, temeroso de acercarse al hombre que también le había robado el corazón.
—Casi nos matas de un infarto —se queja el arquero, está comenzando a hiperventilar e incluso el perro puede notarlo. Lucky comienza a lamerle el rostro sin pena alguna, los ojos azules se llenan de lágrimas. De hecho, no son azul cielo... están enrojecidos, y no precisamente por haber estado llorando.
—¿Hawkguy? —pregunta Hulk, y Clint sonríe ante el apodo, jamás ha conseguido hacerle notar que su nombre en realidad es Hawkeye.
Pero ninguna sonrisa podrá borrar el miedo que está sintiendo, el ataque haciéndose presente. Clint comienza a llorar, desconsolado, respirando irregularmente mientras todo su cuerpo tiembla repentinamente. Esta listo para salir corriendo. Para esconderse. Él no puede respirar.
