Molesto SrMeón

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Hinata

Un mes antes

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Un mes antes...

Cierro los ojos, entierro la cara en el cuello de Kakashi, aprieto los muslos alrededor de su cintura y gimo su nombre mientras me corro. Llevamos juntos seis meses y he perdido la cuenta de cuántos orgasmos me ha dado en ese tiempo. Siempre han sido increíbles, cada uno mejor que el anterior. He tenido que contenerme varias veces para no enviar correos electrónicos a mis anteriores amantes diciéndoles que son un asco de vida y que no deberían volver a usar el pene sin algún tipo de supervisión adulta adicional o intervención sexual.

Kakashi desliza la mano por debajo de mí y se agarra con fuerza a mi culo mientras acelera el ritmo y empieza a penetrarme cada vez más fuerte. Como siempre, se asegura de que yo esté satisfecha antes de pensar en darse placer a sí mismo, lo cual debería ser bueno, ¿no?

Quiero decir, es algo bueno. Es algo realmente bueno. ¿Qué mujer quiere tener sexo con un tipo que termina antes de que tengas tiempo de cerrar los ojos y tener una buena fantasía en tu cabeza? Tal vez algo en la familia de los tríos o incluso algo de acción chica con chica. Cuando se va a la ciudad y gime tu nombre antes de que hayas establecido si esta fantasía tiene lugar en un ascensor que de repente se estropeó o bajo las gradas en un partido de fútbol, sabes que te has metido en un lío. Y no me hagas hablar de sentirlo sacudirse y convulsionarse encima de ti antes de que hayas tenido tiempo de elegir la ropa sexy, pero de buen gusto, que llevas en esta fantasía.

Kakashi no es un fracaso. Nunca podría ser un fracaso. Sólo tiene algunos... problemas. En realidad no tengo nada de qué quejarme, ya que ahora mismo estoy tumbada debajo de él, en nuestra cama, en la intimidad de la casa que compartimos, con unos músculos que ahora parecen de gelatina después de mi reciente orgasmo. Por desgracia, las dudas, las preocupaciones, las inseguridades y las rozaduras no tardan en aparecer.

Quince minutos, para ser exactos.

Le golpeo el culo con las dos manos y le ayudo a moverse más deprisa. Empiezo a mordisquearle el cuello. Le susurro al oído todas las guarradas que puedo imaginar. Todas las cosas que suelen funcionar y hacen que se corra en un tiempo récord. No es que quiera que el sexo con Kakashi termine nunca, pero a veces a una chica le entra hambre, o empieza a calcular cuántas horas podrá dormir si esto acaba en cinco minutos o menos, o a lo mejor hay un episodio de las verdaderas amas de casa en el DVR llamándola por su nombre.

Lamentablemente, ninguno de los trucos que tengo bajo la manga funciona. Igual que no han funcionado en las últimas seis semanas. Kakashi sigue taladrándome e intento por todos los medios no mirar el despertador de la mesilla ni estremecerme cuando cada embestida parece que va a provocar un pequeño incendio forestal porque toda la humedad de mi orgasmo hace tiempo que ha huido del gallinero. El gallinero, en este caso, es mi pobre vagina seca y irritada.

El fuego artificial que causó estragosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora