Ya llegué a la escuela. El viaje de mi casa a este lugar siempre lo hago en autobús. Amo andar en autobús, no hay nada más lindo que mirar por la ventana el camino que toma el autobús para ir a la escuela, está lleno de árboles y pasa por un parque que está a orillas de un río, me encanta ver esos paisajes, y más cuando amanece en invierno, es muy lindo, y lo complemento escuchando música con mis audífonos, que fueron uno de los tres regalos de Navidad de mamá. Los amo, los llevo a todas partes a escuchar música mientras realizo mis actividades. Los otros dos regalos fueron un tapado rosado, que lo suelo usar mucho con un pantalón negro y mis botas negras (qué buena que soy creando outfits, puta madre), y el otro regalo fue un paquete de plumones de cincuenta, y los colores son hermosos y son de muy buena calidad. Mamá me conoce muy bien y sabe qué es lo que me gusta que me den como regalo. Papá me regaló quinientos yenes, y con eso salí a comer a un café de gatos que queda en el centro. Dios, cómo me encantó esa comida (más que nada los gatos, jaja), y cómo amo a mis padres, porque aparte de regalarme cosas hermosas, paso muy bien con ellos, y es que son las únicas personas con las que me llevo bien, literalmente.
Yo podré ser una persona que ama encerrarse en su cuarto a leer, dibujar, escribir, mirar tele o simplemente estar conmigo misma (valoro mucho mi soledad, o mejor dicho, propia compañía, que es la menos dañina que puede existir), pero si me acerco a otras personas, es a mis padres. Cada vez aprecio más los momentos con ellos, también amo estar con mis gatitas Oreo y Kuro. Todas las noches duermen conmigo, me hacen compañía en mi momento favorito del día: dormir, porque es cuando puedes descansar del día, de tu rutina (aunque dormir siempre es parte de la rutina de todas las personas, pero me refiero a que se puede descansar de los hábitos cotidianos que haces en el día), puedes conectar con los pensamientos que más te hacen sentir cómoda, porque en el día son un impedimento para realizar tus deberes, por ejemplo, no puedo pensar en Capitán Tsubasa o Dragon Ball Z, mis dos series de televisión favoritas, en la escuela porque definitivamente no voy a poder prestar atención a lo que me dicen los profesores en las clases, ya me han llamado la atención varias veces, lo que ocasionó que todos se rieran de mí.
"Con que tienes la cabeza en Plutón, ¿eh?", "Ya hasta pareces retrasada mirando al techo", "Oye, Abril, parece que siempre andas viajando en la luna, ¿ah? Ubícate, estamos aquí en tierra", entre otras cosas que en ese entonces me parecían hirientes, actualmente no me dicen nada de eso porque aprendí a controlar mis pensamientos en clase, y si me llegan a decir algo, me va a valer madres, porque son unos pendejos, haciéndose los chetos solo porque se creen que tienen plata, por asistir a un colegio privado. El Kozakura, colegio en el que estudio, es un lugar muy bonito, no les voy a mentir, pero las personas son tan... mongólicas. Las chicas se creen guapas, si eres "subnormal", según ellas, te utilizan, te bajan el autoestima con cada palabra que salgan de sus bocas, y algunas son capaces de fingir ser tus amigas para luego romperte el corazón. Así de hija de putas son. Y los chicos son otro cuento: se creen Lionel Messi o Erling Haaland en Educación Física, y si haces algo mal en cualquier deporte, por ejemplo, en fútbol, si no sabes atajar un balón o hacer un pase, te gritan de todo: "¡Hey, ¿no sabes usar los pies o qué?!", "¡Pata dura!", "¡Pata chueca!", "¡Eres una inútil!", y una vez me dijeron: "Tú eres un ejemplo perfecto de que las mujeres no saben jugar fútbol", y obviamente las chicas de mi clase se prendieron como una vela de lo ofendidas que quedaron con ese comentario, y explotaron: "¡No es nuestra culpa de que esta imbécil no sepa pegarle a un balón!", "¡Nosotras somos mucho mejores que ella!", "¡Ella ni siquiera debería estar aquí!". Hace unos años odiaba ir al colegio por tener que aguantarme a estos infelices, pero actualmente las cosas están un poco más tranquilas, además, aprendí a disfrutar de las cosas buenas que tiene el colegio: la cafetería, que tiene cosas bastante ricas, y la biblioteca, que está llena de libros interesantes. Ya me leí Matilda (y de paso comparé el libro con la película, jaja), Mujercitas, Diario de Ana Frank, entre muchos otros clásicos, y ahora estoy leyendo historias juveniles, para sentirme identificada con los protagonistas, que la gran mayoría son chicas adolescentes.
Acabo de salir de Literatura, mi materia favorita, estábamos viendo a Manrique, me encanta ese poema, a veces me identifico con él. Ahora estoy yendo a la cafetería a comprar una empanada de jamón y queso para comer, también tengo mi jugo de frutas en mi botella térmica, y luego voy a ir a la biblioteca a leer un libro porque no tenemos la clase de Artes Plásticas, la profesora está de licencia médica por dos semanas, por lo que tenemos dos horas libres. Amo las horas libres, porque puedo ir a mi lugar feliz de la escuela y leer en paz.
Ya estoy en la biblioteca. Antes de entrar me topé con muchos estudiantes que andaban en grupitos de entre tres a cinco, y yo me sentí un poco extraña. Ya me acostumbré a la soledad, y disfruto mi propia compañía, pero no les voy a mentir que a veces quiero tener a alguien con quien hablar, a veces me aburro de estar conmigo misma, pero no hay nadie que sea compatible conmigo en este colegio, es verdad.
─Oye, Horie─ me habla la bibliotecaria.
─¿Sí, Matsumura-sensei?─ le pregunto, levantando la cabeza de mi libro. Estoy leyendo un libro llamado After ahora.
─El día está muy lindo para salir al patio a estar con los amigos─ se apoya contra la mesa─, ¿qué? ¿No tienes amigos?
Yo niego con la cabeza.
─No.
─Bueno, por algo será, supongo porque lees demasiado. Está bien leer, pero la vida está hecha para disfrutarla, no para estar encerrada leyendo un libro.
¿Qué quieres que te diga? En parte me importó un carajo lo que dijo Matsumura-sensei, pero a la vez me dolió un poco. ¿Qué mierda le importa si tengo amigos o no? Debería agradecer que alguien viene a la biblioteca, yo vengo casi todos los días a levantar libros y/o a leerlos aquí, el resto solo viene a levantar algún libro para estudiar, pero yo soy la única que de verdad ama la biblioteca, o sea, que no me venga a joder.
Solamente me acercaría a alguien si le gusta Capitán Tsubasa o Dragon Ball Z. Ay, esas series me dieron y me siguen dando momentos tan mágicos...
Les voy a contar cuando llegue a casa, quiero leer este libro en estas dos horas libres que tengo, y luego tengo dos horas de Matemáticas y me voy a la mierda, digo, a mi casa.
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𝗔𝗩𝗘𝗡𝗧𝗨𝗥𝗔𝗦 𝗖𝗢𝗡 𝗖𝗔𝗥𝗜𝗖𝗔𝗧𝗨𝗥𝗔𝗦 ❱ CT y DBZ ✔
FanfictionAbril Horie tiene una vida normal, como cualquier otra persona, con la diferencia de que casi no tiene amigos. Tuvo discusiones con la gente que resultó ser incorrecta en su vida, y ahora se volvió solitaria, fan de la lectura, escritura y dibujo. E...