Abril Horie tiene una vida normal, como cualquier otra persona, con la diferencia de que casi no tiene amigos. Tuvo discusiones con la gente que resultó ser incorrecta en su vida, y ahora se volvió solitaria, fan de la lectura, escritura y dibujo. E...
Cuando desperté en la playa, se aproximaba una tormenta, me di cuenta porque se acercaban nubes oscuras. Desenterré mi mochila y saqué el celular, eran las tres y media de la tarde. Mi madre me mandó como cinco mensajes preguntando si estaba bien, si no atendía seguro llamaba a la policía, jaja.
Le respondí, y se tranquilizó. Luego busqué en la aplicación de meteorología que descargué para fijarme el pronóstico del tiempo siempre cuando voy a salir a algún lado, y me dijo que va a empezar a llover y a soplar un fuerte viento de hasta 75 km/h a partir de las cuatro de la tarde de hoy. Me colgué la mochila y me fui corriendo a tomar el autobús para así llegar a mi casa antes de que se venga con todo la lluvia y el viento.
Ya llegué a mi casa. Me cambié, ya comí, y ahora tengo que hacer algunas cosas de tarea, casi ninguna es para mañana, pero no me gusta dejar las cosas para último momento, como hacen la mayoría de mis compañeros de clase (menos la tarada de Umina que siempre tiene que dar el ejemplo de alumna ejemplar y destacada, cosa que me da náuseas), a mí me gusta quitarme las tareas de encima el día que me las encargan, así ya quedo libre, con menos preocupaciones en la cabeza, y no ando el día anterior a la entrega de la tarea super preocupada. Además, no tengo nada que hacer y no tengo que dejar la tarea hasta último momento, porque de todas formas la voy a terminar haciendo, porque la tengo que entregar, estos últimos años en los que he estado sola como un perro he aprendido a no procrastinar, y pues si lo he hecho algunas veces, porque tengo sueño luego de despertarme super temprano y haber tenido una jornada muy larga y agotadora de clase, pero siempre recuerdo: "Abril, si haces esta tarea insignificante que no te va a llevar más de diez minutos ahora mismo, vas a tener cuatro días de descanso en los que podrás hacer lo que más te gusta sin preocuparte por nada", y eso me motiva a mí misma.
Lo que tengo que hacer es buscar unos conceptos, hacer unos dibujos, y hacer un ejercicio de Matemáticas. Me voy a relajar primero, cuando llegue a casa, y después voy a hacer todo lo que pueda hoy, así podré relajarme completamente en la tardecita, con un capuchino caliente, unas chocolinas, frente a la estufa, y puede que me ponga a leer en mi cama, acostada en mi cama, calentita con el calientacama...
Mientras más piense en esa felicidad que me va a dar hacer todo eso, menos ganas me dan de hacer la tarea, jaja, pero son unas boludeces que, juntando todas, no me van a llevar más de cuarenta minutos hacer. Vamos, Abril, no seas vaga. Haces esto hoy y te vas a autorecompensar con cosas ricas y el placer de estar calentita en tu camita.
Y mañana cuando salgas de clases verás a tu querido Kisugi.
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Mierda, esa carita de bebé me mata.
Hoy aprendí algo muy importante: debo empezar a valorar mi realidad, a pesar de que nadie quiera estar conmigo, pero también tengo que empezar a buscar a otras personas fuera del colegio, como me dijo mamá alguna vez, que no me quede con solamente las personas que haya en el colegio. Que el hecho de que haya tenido amistades fallidas, no quiere decir que todas mis amistades futuras ya no vayan a funcionar. Como dice el dicho: "Fracaso tras fracaso: es igual al éxito". No puede ser que de ocho mil millones de personas en este planeta, no haya una con la que pueda tener una amistad sana. No. No es así. Si dejo de buscar, me amo a mí misma, y dejo que el universo me dé cualquier cosa, tarde o temprano llegará la amistad de mi vida. No es algo que me quite el sueño, la verdad, pero sería hermoso que me sucediera algo así aunque sea una vez en mi vida. Sería genial.
