"La vida no siempre es fácil, Miles"
Ay el amor
¡Qué extraño es!
Y Miles Morales lo tiene muy presente, más desde que aquella chica no deja de rondar en su cabeza.
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Quite el mechón de pelo que cubría mi vista y la dirigí al causante de mi caída.
Era muy guapo, demasiado.
Alto, de un cabello rizado precioso (¿Más que el mío quizás?), piel morena oscura, hombros anchos <<Sexy>>, cintura pequeña, sonrisa blanca como la leche, mandíbula bien marcada y ni hablar de su manzana de Adán se marcaba de forma exquisita <<Que rico>>, y unos ojos vivos y centellantes de un hipnotizante miel ambarino, se veían llenos de esperanza.
Sentí que mis piernas flaquearon un poco más mientras me tomaba de la mano y me ayudaba a levantarme.
— ¿Estás bien? —me preguntó mientras sus ojos color miel miraban fijamente los míos.
<<¡Dios! Que voz~>>, chillé en mis pensamientos mientras me terminaba de parar, para luego rápidamente miraba hacia abajo. Sacudí mi falda y volví a conectar miradas con aquel moreno.
— Sí, gracias. —respondí soltando su grande mano.
Tuve que mirar un poco para arriba, quizás me sacaba una cabeza y media de alto, no sé, le llegaba al pecho.
— ¿Segura? Caíste muy feo, por cierto, perdón por eso. —dijo mientras me miraba buscando herida alguna.
— Sí, tranquilo. Soy más fuerte de lo que parezco — respondí mientras le restaba importancia con un movimiento de mano y un gesto con el labio—, además, me han golpeado peor así que esta bien, no hay nada que perdonar.
Claramente me refería a la poderosísima chancla de mi 'ama, y de igual modo, había sido mi culpa que nos chocáramos, si mi jefa hubiera visto eso seguramente me hubiera regañado y habría echo que yo me disculpara, después de todo, correr por los pasillos, con las cuerdas desatadas, comida en la boca y el teléfono en la mano no fue tan prudente de mi parte.
Él... como que no entendió el porqué de mis palabras, o quizás una persona normal no anda diciendo que lo golpean peor, porque su mirada cambio a una preocupada y se dirigió a la curita rojo brillante de batman que tenía en el puente de mi nariz. No era por nada grave claro, solo que un gato loco se me había tirado a aruñar a la cara cuando lo estaba bajando de un árbol. ¿Te imaginas? Trato de ser amable al bajar el gato de mi vecina de un árbol, porque el estúpido se cree saber que al tirarse de la ventana y caer al árbol y ¡Oh sorpresa! Le dio miedo bajarse, y cuando lo tengo en mis manos, después de haber parido como mil hijos tratando de subirme al árbol sin ayuda de una escalera o algo, el muy mendigo se me prensa con sus garras a la ropa ¡Justo en las tetas! ¡Chingada madre que ni tengo!, y cuando lo trate de quitar, adivinen que... ¡Exacto! Pensó "Oye si no nos deja agarrarnos a su ropa ¿Qué tal en su cara?" Y ¡Zazz! Que se me tira a la cara. BOOM, me caigo del árbol con el gato encima, aun en mi cara, y cuando lo quite pues... digamos que mi "bella" face no estaba tan bien que digamos...
