🕸Capitulo 3🕸

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Hey, girl! How are you?




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El joven spider miraba a la muchacha atentamente, sus ojos no podían estar más abiertos.

¡Era ella!

Se vía casi igual a como su memoria se lo había estado recordando la ultima semana. Su cabello despeinado, sus grandes ojos en una mirada relajada, su atuendo desarreglado que se conformaba por unos pantalones holgados color negro, una camisa azul marino que se notaba a leguas que era como tres tallas mas grande de lo que ella debería usar, un chaleco color beige y los mismos chapulines. Llevaba unos grandes audífonos, y se podía apreciar a plena vista que no estaba ni un poco al tanto de lo que acababa de hacer, o interrumpir.

Salió del local y con sigo arrastro a duras penas una gran bolsa de basura negra al contenedor de basura que estaba al otro lado del callejón.

— You'are the Sunflower~ —cantó mientras regresaba al local, sin tener la mínima idea de que Spider-man estaba ahí. Cerro la puerta de un somatón y ya no hubo más ruido en el callejón.

<<Dios...>>, pensó Miles mientras seguía parado viendo por donde se había ido la colocha.

Las dos esferas blancas simulando sus ojos eran muestra de lo consternado que se encontraba, manteniéndolos bien abiertos.

<<Woao... Es ella...>> camino un poco hacia a tras y miró de que era el local, un pequeño super-market. <<Ella... ¿Qué debería hacer ahora? ¿Entro ahí...?>>, se preguntó mientras seguía parado frente al gran ventanal de el local

Ah... Mi cabeza. —se quejo el hombre mientras procesaba lo sucedido. Una vez que recordó el gran golpe que le había dado aquella puerta y donde se encontraba no tardó en levantarse y tratar de salir corriendo con el bolso en mano.

Miles, aun sin despegar la vista del ventanal, lanzó una telaraña justo cuando el hombre pasaba a su lado y lo dejó pegado a la pared.

— Mierda. Suéltate, pedazo de- ¡Mhm mhm mhmm! —se quejaba el hombre mientras se zangoloteaba y trataba, en vano, de quitar la telaraña de su boca.

Shh shh. Tú quédate aquí sin hacer escándalo ¿quieres?... Y eso no es tuyo —dijo por último quitándole el bolso al hombre.

Ni siquiera lo había visto, su mirada no podía estar más clavada a otra cosa que no fuera el mostrador del local, que a duras penas se podía divisar desde su posición, donde tras de sí, la muchacha desaliñada acomodaba unas cajas de chicle.

— Gracias por su ayuda, Spider-man. —llego agradeciendo un policía, mientras aprestaba al ladrón.

Las personas no tardaron en acumularse a su alrededor, llenándolo de aplausos y halagos.

Ojos color miel y Sonrisa latina -🕸🕷Miles Morales 🕷🕸-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora