viii

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Beomgyu entró a la habitación de Yeonjun dando un tropezón, sintiendo nada más que nervios desde que tuvo aquella conversación con Lia. Nada salía de su boca, ni una palabra, ni un solo sonido, hasta que Yeonjun se inclinó y puso sus labios en la curva de su cuello.

Dejó salir un gemido ronco cuando sintió sus labios tibios contra la piel de su cuello, sus manos acariciando alrededor de su cintura, dejándose llevar por las sensaciones, pues nunca antes se había sentido así: tan indefenso, pero completamente en control.

Yeonjun le dió la vuelta y Beomgyu se inclinó hacia adelante, cayendo entre sus brazos. Yeonjun sonrió.

—Desvistete —susurró en su oído —Iré a poner un disco.

Beomgyu se obligó a asentir, sintiendo las manos de Yeonjun abandonar su complexión más pequeña para caminar hacia el tocadiscos en la esquina de la habitación.  Beomgyu se quitó el suéter y lo aventó al piso mientras miraba la ancha espalda de Yeonjun.

Se aseguró de ser lo más ruidoso posible mientras se desabotonaba la camisa y se quitaba los pantalones, bajándolos con facilidad y dejándolos a un lado, asegurándose de tararear mientras lo hacía. Pero, a pesar de todos esos sonidos, Yeonjun no volteó, solo se dedicó a poner la musica.

—¿No me vas a mirar? — Beomgyu preguntó suavemente, sentándose en la orilla de la cama.

—¿Estás desnudo? — Yeonjun le preguntó de vuelta y Beomgyu se lamió los labios.

—No completamente, me temo que necesitaré tu ayuda.

Yeonjun se dio la vuelta y Beomgyu vió un cigarrillo entre sus dedos. No supo en que momento lo tomó, pero es que sus ojos estaban demasiado cautivados por la forma y el movimiento de los músculos en su espalda.

Yeonjun caminó hacia él, imponiéndose sobre el chico sentado en la cama.

—Si no estás desnudo, Beomgyu...— Yeonjun dijo, soplando el humo del cigarrillo —Entonces no tienes ningún uso para mí.

Yeonjun se dió la vuelta y Beomgyu frunció el ceño, apretando la sábana con sus dedos.

—Estoy un poco ofendido —espetó y Yeonjun se dio la vuelta, suspirando.

—Bebé — Yeonjun dijo y Beomgyu sintió sus mejillas arder ante el nuevo apodo —Habla menos —continuó, arrodillándose frente a la cama. Beomgyu sintió su boca secarse.

Yeonjun enganchó sus pulgares en el resorte de los calzoncillos de Beomgyu, mientras el chico sólo observaba como los deslizaba lentamente por sus muslos y los tiraba a un lado, mirando su pene erecto y presionado contra su abdomen.

—Ah, veo que estás emocionado — Yeonjun dijo sonriendo y Beomgyu se sonrojó aún más fuerte y tragó, sabiendo que no tenía en dónde esconderse de la mirada del hombre.

Yeonjun extendió su mano hacia adelante, envolviendo su palma al rededor del pene de Beomgyu, quien sintió como su aliento se estancaba porque esto era tan diferente. Las manos de Lia eran pequeñas, dudosas e inexpertas. Las de Yeonjun eran grandes, controladoras, precisas.

Yeonjun movió su mano hacia arriba de su pene, y Beomgyu se tensó ante la sensación, mirándolo en silencio, mientras Yeonjun miraba su pene como si estuviera pensando. Beomgyu abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiera decir algo, Yeonjun abrió la boca para ponerla alrededor de su pene.

—A-agh — Beomgyu gimió, sus ojos abriéndose en consternación. La repentina calidez sobre su pene era más que placentera, pero al mismo tiempo mas que intimidante. Era extraño ver a alguien tan masculino, tan guapo, tan elegante como Choi Yeonjun con un pene en su boca, pero era casi glorioso.

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