Dulce Verdad sólo está en Wattpad hasta el capítulo 10. La consigues completa en Amazon o Buenovela.
Gracias a esta cena, Abigail pudo concluir varias cosas; una de ellas, que era muy improbable que Marissa se hubiese casado con David Brandon por venganza a Simon Donnelly y que estuviera teniendo una aventura con él, pues se le veía muy embelesada con su esposo, atenta a sus movimientos, receptiva a su cercanía. A menos que fuese una actriz consumada, ella podía decir que Marissa Brandon estaba enamorada de su esposo.
Otra cosa que concluyó, esta vez acerca de Diana y Daniel, fue que su unión podía deberse a cualquier cosa menos a asuntos de negocios y dinero. Real, realmente, el uno parecía ver a través de los ojos del otro, y parecía que aun sin mirarse siquiera, podían comunicarse entre sí, y cuando Maurice le informó que Diana esperaba un bebé, los ojos de ambos parecieron convertirse en dos enormes corazones de chicle rosa. Para alguien que nunca vio demostraciones de afecto que no incluyeran gritos de alegría sobreactuados, berrinches en intento de manipular al otro, y regalos en los que más valía el precio del objeto que su valor en sí, esto era extraño; extraño, pero hermoso.
Y todo esto la llevaba a pensar en que al parecer lo de los besos sin motivos especiales, eran una cosa normal. No eran de besarse por sí y por no, y no eran besos que incomodaran a los presentes, pero eran besos, a veces con los ojos, a veces con los labios.
Miró a Maurice dándose cuenta de que no había sido besada aún por él. Le había besado el cuello, y la piel de las clavículas esta tarde en el dúplex, pero no la había besado sobre los labios ni una vez.
Claro, por qué iba a besar a alguien que estaba siendo una molestia?
Otra cosa que podía concluir era que el sexo no necesariamente necesitaba recorrer primero el camino de los besos ni las declaraciones de amor. Eso la hizo sentirse un poco vacía. Había estado con Maurice, pero eso no la hacía sentirse ni un poco cerca de él.
Él la había rescatado de la prisión de su casa, la había protegido de sus padres, le había comprado ropa... Tal vez estaba pidiendo demasiado, y debía conformarse con eso.
-A propósito -dijo Maurice luego de que la cena hubiese concluido, y entre Daniel y Diana, los anfitriones, empezaran a recoger los platos de la mesa. Habían hecho la cena entre los dos, sin llamar personal de cocina, ni nada-. Están invitados -siguió Maurice.
-Invitados? -preguntó Marissa poniéndose en pie para ayudar a Diana-. A dónde?
-No es a dónde, es a qué.
-Estamos sutiles hoy -bromeó David sonriendo-. A qué estamos invitado?
-A mi boda. Me casaré con Abigail-. A ésta le entró tos, y no pudo darse cuenta de la cara de asombro que hicieron David, Diana, Daniel y Marissa, ni la sonrisa satisfecha de Maurice.
-De qué estás hablando? -rió David-. Tú y tus bromas...
-No es broma -aseveró Maurice con voz un poco áspera-. Me casaré con ella.
-Por qué? -esta vez fue Daniel quien habló, y Diana le quitó el plato que tenía en la mano.
-Cariño, esa pregunta es muy descortés.
-No, no. Me refiero a... se acaban de conocer, no? -Abigail miraba a Maurice con ojos grandes como platos y llorosos por la tos.
-Bueno, parece que ella también fue tomada por sorpresa -sonrió Marissa, tratando de desviar la atención de todos y distender el ambiente. Maurice miró a Abigail, y se sorprendió un poco por la fuerza de su mirada.
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Dulce Verdad (Saga Dulce No. 3)
RomanceMaurice Ramsay arrastra consigo el peso de un duro pasado, un corazón roto, y la desconfianza hacia el amor y las mujeres... sobre todo, las mujeres. Sin embargo, ya es tiempo de una segunda oportunidad en su vida, y ésta vendrá con el rostro que él...