Dulce Verdad sólo está en Wattpad hasta el capítulo 10. La consigues completa en Amazon o Buenovela.
Entraron de nuevo al dúplex de Mauricio, y Abby se sorprendió cuando Maurice no hizo aquello de ponerla contra la pared y subirle la falda, sino que suavemente subió con ella las escaleras, entraron a la habitación y él la giró para mirarla fijamente. Ok, tal vez estaba hoy un poco indeciso. Él tomaría hoy otra vez su cuerpo y ella se lo permitiría, pero esta vez quería por lo menos un beso.
Se acercó a él buscando su boca, pero Maurice giró el rostro y el beso dio en su mejilla. No la iba a besar?
Él la abrazó suavemente, paseó sus manos por su cintura y su espalda. El toque estaba siendo muy diferente a todos los que había recibido de él hasta ahora. La primera vez había sido rudo; hoy, luego de llegar de la policía, había sido un poco ansioso y atrevido, y ahora parecía que simplemente quería abrazar sin ninguna intención por debajo de sus movimientos.
Él no quería.
Tragó saliva sin saber qué pensar. Tal vez no era una ley el que las parejas hicieran "eso" con frecuencia.
Se alejó un poco, pero él la tenía atada con sus brazos, así que se quedó quieta allí en el círculo de sus brazos. Él olía bien, se sentía bien. Era casi como un muro, grande y duro, pero se sentía muy bien. Decidió que ya que él no la quería besar, lo besaría ella, y alzó la cabeza para poner sus labios sobre la piel de su garganta, su barba, y luego se dio cuenta de que él había ladeado la cabeza para darle acceso también a sus orejas y el resto de la cara. Ella aprovechó y besó sus párpados, su nariz, pero cuando iba a besarlo en la boca, él volvió a alejarse.
-Si nos casamos -susurró ella-, tendré derecho a besarte y tocarte todo lo que quiera, cuando quiera y como quiera -él sonrió al reconocer sus propias palabras, pero no dijo ni hizo nada. Al notar su silencio, ella sacó entonces su otra arma-. Nadie nunca me ha besado. Si no lo haces tú, no sabré lo que es un beso de verdad-. Ahora él la miró sorprendido.
-Nadie? -ella miró a otro lado.
-Bueno... Una vez... cuando tenía diez... un niño me besó-. Él sonrió.
-Vaya! Y desde entonces nadie te besa?
-Tú has estado lejos -eso lo dejó en silencio. Implicaba que el único que podía haberlo hecho era él, y al no estar, ella se había mantenido sin ser besada. Ella se echó a reír-. Además, piénsalo. Si no fui a la escuela, ni a la universidad, cómo rayos iba a conseguir una oportunidad para conocer chicos e insinuarme?
-No te insinúes a nadie más que no sea a yo.
-Maurice, qué prueba necesitas para que me creas que al único que quiero es a ti?
-Es un hábito desconfiar. Mi lema en la vida es "piensa mal y acertarás".
-Piensas mal de mí? -él hizo una mueca y bajó la mirada.
-Te prometí que nos casaríamos. No te dice eso algo? -ella suspiró.
-Cuando empieces a quererme, dímelo-. Ella volvió a acercarse a sus labios, pero no los tocó, se quedó allí varios segundos luego de los cuales, al fin, fue él quien eliminó la distancia entre los dos. Sintió los labios de él sobre los suyos muy quietos, aunque muy suaves, y ella suspiró. Había sido besada, al fin y al cabo.
Pero el la besó de nuevo, una, dos veces más, y el otro beso que le siguió a esos fue más demorado, se quedó más tiempo sobre sus labios. Abigail sonrió, pero entonces él usó sus labios como un par de suaves y cálidas pinzas para capturar el suyo, y tiró de él. Abby frunció un poco el ceño, pero no dijo nada. Debió sospechar que con Maurice las cosas no iban a ser normales desde el principio. Él volvió a atacar, y sospechó que la palabra atacar estaba muy bien empleada, porque no dio tregua, y cuando sintió que él paseaba su lengua por encima de sus labios se sorprendió tanto que abrió sus ojos tensándose un poco, pero él, como un bebé que ha sido separado de su fuente de comida, fue tras ella otra vez. Ella dio un paso retrocediendo, y él dio otro siguiéndola; un paso más, un beso más, la lengua de él le rozó los dientes y Abigail gimió en su garganta.
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Dulce Verdad (Saga Dulce No. 3)
RomanceMaurice Ramsay arrastra consigo el peso de un duro pasado, un corazón roto, y la desconfianza hacia el amor y las mujeres... sobre todo, las mujeres. Sin embargo, ya es tiempo de una segunda oportunidad en su vida, y ésta vendrá con el rostro que él...