Capítulo 3

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—¿Y qué te dijo, al final?

—No mucho. Charlamos un poco y quiso sacar el tema de la Selección, pero lo pateé para otro lado.

Sentado en un banco junto a la expendedora de bebidas energizantes, Diego se toma un respiro de su tiempo en el gimnasio del club para charlar con su representante. Manuel, un hombre que sabe mucho de fútbol y que conoce a su padre de años. Está con él desde sus inicios en inferiores, y siempre lo ha cuidado y aconsejado sabiamente.

—En otras noticias, tengo una cena con Demichelis en Puerto Madero. La secretaria me pasó la data por mensaje.

—¿Cena privada con él o van otros miembros de la Comisión Directiva? —pregunta el mayor.

—Aparentemente es con él solo. La verdad no sé qué pensar... —Diego toma un sorbo de su bebida y respira profundo, dejando caer algunas gotas de transpiración sobre su frente.

—Que está hasta las pelotas con vos. El pase ya es un hecho, pibe. Lo que queda es ajustar los números con el club, pero dejá que de eso me encargo yo.

—¿Y qué digo en la reunión? No sé para qué quiere hablar conmigo.

—Lo que quiera escuchar. Obviamente tenés que hacer buena letra porque es el presidente de tu futuro club. Aunque... —el hombre vacila por un momento.

—¿Pasa algo?

—Escuché un rumor que están interesados en Román también. Eso nos puede perjudicar, porque a la hora de decidirse...

—Van a optar por él porque tiene presencia en la Selección. Ya sé. —Placente tira la botella vacía en el cesto de basura junto al banco.

—Igual no nos adelantemos. Andá con pie de plomo, a ver qué quiere. Vos, todo sonrisas, amor y paz. Y después contame.

—Dale. Te dejo que me voy a terminar una serie y pego la vuelta para casa. —Diego se pone de pie y enfila hacia la cinta de correr.

—Listo. Cuidate, nene.

...

La noche cubre Buenos Aires con sus estrellas iluminando el río frente a la larga fila de restaurantes de Puerto Madero. Martín llega unos minutos antes para anticipar el recibimiento del jugador. Le puso algo de empeño a su vestimenta. Traje Armani azul marino con corbata haciendo juego, camisa blanca y gemelos plateados. Unos toques de su masculino e intenso perfume inundan el VIP en donde se desarrollará la cena. Queda en el subsuelo, y cuenta con tan solo cuatro mesas con divisorios para mayor privacidad.

Un dedo ansioso tamborilea sobre la mesa de roble oscuro. Demichelis respira profundo para calmarse y tomar el encuentro como algo casual, sencillo, a pesar que en esta oportunidad se está jugando la cabeza por un pase que pujará para que sea millonario y récord dentro de lo que se considera una compra a otro club local. Pero de cifras se entenderán entre abogados y dirigentes.

Esta noche necesita conectarse con el jugador. Tantearlo en profundidad, antes de decidirse.

Uno de los mozos se aproxima junto a otra figura. Martín le sonríe y se pone de pie, extendiendo su mano para un apretón.

—Hola Diego, tomá asiento y ponete cómodo.

Placente asiente y fuerza una sonrisa un tanto nerviosa, lo cual no le sorprende. Por lo poco que lo vio y le contaron, el chico es callado, un poco tímido y reservado para relacionarse con sus compañeros y superiores. Lo primero que hace el joven es tomar una servilleta de tela de la mesa y ponérsela en el regazo, por educación. Martín sonríe porque eso es algo que probablemente le han roto las pelotas la familia toda la vida para que haga cuando va a un lugar elegante. El muchacho mantiene sus manos sobre su falda, un poco cabizbajo y dirigiendo su mirada celeste al presidente de River, expectante.

Variante de Cambio (Demichelis x Placente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora