La canasta

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Third Reich con 10 años de edad, actual representante de Alemania, estaba arrancando flores y colocandolas en una canasta.

- Esto se siente muy homosexual...

Después de decir aquello siguió arrancando flores, tomaba una desde la parte del tallo antes de que la flor comenzará a tornarse de colores y en cuanto lo rompía este tenía aquel sonido de rama rompiéndose. Haría un pastel y su madre tenía la costumbre de decorarlo con flores del bosque.
El niño estaba cómodamente sentado en el pasto y al notar como los conejitos al rededor se alteraban, supo que no estaba solo.

Como por arte de magia un joven ruso salto de entre los arbustos y por su postura corporal se notaba que había estado corriendo, en fin, eso no quita el hecho de que asustó al más pequeño.

- Hola.. - Su tono de voz confirmaba su cansancio.

- Hola ¿qué te trae por acá?

No estaba muy interesado en conversar pero tenía esa curiosidad.

- Quise salir a caminar y te vi desde arriba de aquel árbol. - Apuntó un gran árbol de aproximadamente 20Mt de altura como si fuera lo más normal del mundo.

Impactado por los supuestos hechos el niño de 10 años lo miró curioso y sorprendido con una expresión que por si sola preguntaba "¿y que carajos hacías tú allá arriba?".

- Me gusta escalar, además no tenía más se hacer. ¿qué haces tú?

Reich tenía la canasta oculta, su nuevo amigo era muy macho subiendo un pinche árbol de quien sabe cuantos metros y el.. como un marica andaba inhalando y recogiendo flores.

- Estoy torturando plantas

- Qué?

- Como lo escuchaste.

- Estabas recogiendo flores en una canasta amigo, te vi..

El alemán se rindió con sus intentos de intimidación y comenzó a reír ¿Qué más da? De todos modos ya lo había visto.

Se dejó caer entre las flores y el pasto, su amigo ruso imitó aquel comportamiento y se colocó a lado suyo.

- Me gustan estas flores, son mis favoritas y también de mi mamá. - Alzo una flor y la colocó a la nariz del soviético con cuidado, la flor de color azul tenía un olor.. que no había experimentado antes; agradable.

- Que bonita, como la señorita polen. - El niño ruso sonrió con inocencia y el otro que estaba presente sintió algo extrañó, un nuevo tipo de disgustó.

- A, que bueno supongo - dijo disgustado, le había arruinado el gusto por tal flor.

- ¿Qué pasa?

URSS lo miró directamente a los ojos, tratando de mirar discretamente el rostro ajeno, no tenía nada contra el alemán, de hecho le caía bien, demasiado bien...
El cielo arriba suyo se tornaba plomo, advirtiendo la proximidad de la lluvia, el pasto y las flores eran agitados a un sólo lado por el viento.

- No me agrada esa niña, es fea.

Con esas palabras dichas agarró su canasta con flores para poder volver a casa.

- Fea¿... - El mayor sólo se sentó en el pasto a pensar, mientras miraba al menor retirarse, le había hecho pensar.

Fea...

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