𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 5 -

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POV Keane:

Dejo salir el humo por mis labios, sintiendo como mis hombros ya no estaban tan tensos y más relajados. Miro a mi lado, niños jugando entre los juegos y algunos padres conversando o mirando de vez en cuando a sus hijos.

Fruncí el ceño y aplaste el cigarro en la banca de metal donde estaba sentado. Dejé caer mi cabeza en el respaldo de la banca, sintiendo el frío en mi nuca al igual que algo de dolor por la posición de mi cabeza.

- ¡Papá! ¡Mira! Soy un dinosaurio. - Escuché a la lejanía a un niño jugar con su padre. Solté un chasquido y me levanté para irme de aquel parque. -

Solamente quería algo de paz, ¿por que no soy capaz de obtenerla cuándo la busco? Seguramente es por su culpa. Si, todo es culpa de el... ¿O es la mía? Tal vez lo sea.

POV Keane (Hace ocho años):

Miraba el suelo con vergüenza, mirando de vez en cuando mis rodillas con raspones y mis nudillos algo rojos. Podía escuchar a la enfermera de la escuela, la señorita Arias, preguntarle a un maestro lo que me sucedió.

Hice oídos sordos y simplemente apreté con más fuerza mis puños, la sangre caliente salía de ellos, creando un ligero ardor que ignoraba por completo.

Miré por un pequeño espejo mi rostro, cubierto de algunos moretones y rasguños pequeños. Yo tuve la culpa de esto... Fui el culpable de que ahora esté aquí y ahora siendo atendido por la señorita Arias.

- Bien, Keane. - La voz de la enfermera me sacó de mis pensamientos, que se arrodilla en frente de mi con algunos vendajes y curitas. - ¿Crees que puedas ser un niño fuerte y dejar que cure esas heridas? - Asiento, sabiendo que aunque me negara lo iba a hacer de todos modos. -

Primero fue a mis rodillas, las limpió con algo de agua y luego pasó los vendajes sobre ellas, con cuidado de no lastimarme mucho.

- ¿Puedo saber por que peleaste con tu amigo, Keane? -

- No es mi amigo. - Soltó un suspiro mientras empezaba a limpiar mi mano izquierda. -

- Bueno, ¿crees poder decirme por que peleaste con tu compañero de clase? - No respondí, solamente me mantuve callado observando como trataba las heridas de mi mano izquierda. -

Pasaron algunos segundos así, a punto de terminar con mi otra mano, decidí hablar. Sabiendo que aunque le dijera la verdad, no me creería.

- Me dijo que fue mi culpa el que mi padre dejara a mi mamá sola. - Se detuvo, sentía su mirada sobre mi, pero yo mantenía la mía en mis manos. - Que hubiera sido mejor que me dejaran abandonado, que ellos estarían mejor sin mi. -

Sentí como me abrazaba. Ahora era el momento donde me daría algunas palabras de aliento, que los ignorara, pero... ¿Cuántas veces no he hecho eso? Dijeron que me ayudaría, que evitaría problemas... ¿Y si yo soy el problema?

- Pero... Ellos no saben que mi mamá está siempre triste. Que ella trabaja mucho para los dos, pero... - Levanto la mirada, en busca de alguna respuesta de su parte. - ¿Si yo hubiese muerto antes, ella sería feliz? Yo soy el problema... ¿Entonces sería más fácil para ella? -

- Keane... Escúchame bien. - Se separó del abrazo para mantener una mirada firme pero aún con pena en los ojos. - Estoy segura que más de una vez, te han dicho un sin fin de cosas horribles al igual de buenas... Pero la final de todo. Son sólo niños que no son capaces de entenderte. Lamento no poder hacer nada por ti, hijo. - Volvió a abrazarme, yo estaba quieto, dejaba que ella me rodeara en sus brazos. -

Ella no contradijo mis pensamientos... ¿Acaso era verdad? Si yo muriera, ¿sería más fácil para ella? Durante estos años, ella hubiera tenido más comida y una mejor casa, al lado del hombre que ella amaba... ¿O ama? No se si lo siga amando. De vez en cuándo la solía escuchar llorar mientras observaba una extraña foto en su cuarto.

Nunca pude ver como era. Una vez intenté robarle la foto para verla y saber por que lloraba, pero ella la escondía muy bien. Me tuve que rendir luego de ser casi descubierto.

No se si continúe amándolo. ¿Por qué lo dejaría de hacer? De no ser por mi, ella seguiría con mi padre. Tal vez incluso con una mascota, no creo que mi padre fuera alguien de niños, eso me lo hizo saber luego de abandonarme con mi mamá.

¿Y si hubieran tenido otro hijo? Tal vez yo no era el hijo que quería y por eso la abandonó. Tal vez si hubiera sido diferente, el estaría con ella.

Ojalá fuese el hijo que ambos buscaban...

POV Keane (Actualidad):

Era un idiota de niño. Es obvio que nunca me quisieron. Mi madre tuvo que velar por un hijo que no fue planeado. Fue por mi culpa que su anterior pareja, mi padre, la abandonara.

Levanté la mirada a la licorería. Tal vez dentro haya algunos cigarrillos de mi gusto.

Entro y lo primero que veo son dos o tres personas en los pasillos del lugar, además del licorero. Me acerco a el y busco con la mirada la cajetilla de cigarros.

Encuentro una, no parece ser una marca que me guste mucho, pero es mejor para nada. Lo dejé en frente del licorero, que los escaneo en la computadora para luego mirarme con aburrimiento.

- ¿Sólo eso? - Yo asiento, para luego escuchar un murmullo. Esperé a que me cobrara, pero nada, solamente me observaba el rostro, como si buscara algo en mi. -

- ¿Pasa algo, señor? -

- ¿Cuántos años tienes, hijo? - Pasó mi mano por la cara, molesto de ser un poco atrapado por este estúpido señor en su misma tienda. -

- Tengo... Dieciocho años. ¿Me va a dar los cigarros o no? - El parecía dudar, pero luego tomó la cajetilla y la dejó en su lugar. -

Fruncí el ceño, volví a tomarla y la dejé donde antes lo pasó para escanearla. El en respuesta hizo lo mismo de antes, devolverla a su lugar.

- Mire, tuve un día largo. Solamente quiero el tabaco y me iré. - Intenté razonar, perdiendo más la paciencia en cada segundo. -

- Hijo... Creo que no viste mi letrero. - Señaló una parte de la tienda. Y si, había un letrero donde decía que solamente vendía tabaco a gente mayor de veinte y un años... ¿Qué se cree? No estamos en Estados Unidos u otro estúpido país. -

- Soy legal. Cobra los cigarrillos, te pagaré el doble si quieres. Necesito el tabaco. - El no contestó, solamente suspiró cansado y buscó por debajo de donde estaba, sacando una cerveza para empezar a beberla en frente de mi. -

- Lo lamento. Pero es mi licorería, mis reglas se respetan aquí. - Dijo a lo que yo estrelle mis manos en la mesa que me separaba de este idiota sin cerebro. -

- Hijo de puta... - Con una de mis manos tiré algunos productos de su caja, el no pareció importarle, ya que solamente continuó bebiendo de su cerveza. -

Eso me hizo enfurecer más, a lo que simplemente solté quejidos y salí del lugar.

Ese tipo no sabe hacer bien su trabajo. No estamos en su país estadounidense de mierda, no necesito tener más de veinte para fumar. Ojalá le cierren el negocio a ese hijo de perra.

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- ¿Tu estás bien? ¿Quieres que vayamos de regreso? - Anónimo.

𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 - Call of Duty Modern Warfare IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora