Acto I; parte II

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acto I; parte II

EL TITANIC

EL TITANIC

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― Mamá, ¿es necesario que demostremos que podemos permitírnoslo? Somos la realeza, familia directa de la reina. Llevamos el apellido "de Dinamarca" y poseemos sus privilegios... Que no seamos directamente reina y princesa, no quiere decir nada.

― Deja de quedarte, Valerie. Te encanta el mar. Y, además, hemos invitado a la familia de Rose y su prometido para que vengan con nosotros. Y tu prometido podrá conocerlos. No tienes de qué quejarte, así que haz el favor de comportarte como una princesa, que sí que lo eres. No quiero que me des problemas en un barco con gente de nuestro ambiente. Hay más familias de la realeza, y millonarios. Así que, no ensucies Dinamarca, ¿quieres?

― Sí, madre... ¿Me das mi ticket? Ya casi hemos llegado.

Mi madre extendió su mano con el ticket y estuve mirándolo en silencio hasta que el carruaje se detuvo frente al barco. El chófer me abrió la puerta, y, al bajar del carruaje y mirar al frente vi un enorme barco. Cualquiera diría que no era gran cosa, pero yo lo vea increíblemente bonito y grande. 

Mi madre salió detrás de mí y contempló el barco unos segundos, pero, a diferencia de mí, ella no parecía absolutamente nada asombrada por el Titanic.

― No entiendo porqué tanto asombro. -Escuché decir a una voz femenina muy familiar-. No parece más grande que el Mauretania. 

― Sé indiferente con lo que quieras, Rose, pero no con el Titanic. Es 30 metros más largo que el Mauretania, y más lujoso.

― ¿Nada es capaz de impresionarte? -Hablé para que Rose me viera, ella vino hacia mí sin ser escandalosa, ya que no nos estaba permitido, y me abrazó.

― Sólo tus vestidos me asombran. Estás perfecta.

― Tanto como tú. Hace mucho que no te veía...

Rose le hizo una reverencia a mi madre, y, cuando quise darme cuenta, todos estaban haciéndonos reverencias, cosa que odiaba, ya que me hacía sentir fuera de lugar. ― Creo que debes presentarle a alguien, hija. -Habló mi madre, empecinada en presentarles a mi futuro marido.

― Oh, ¿es tu prometido? -Cuestionó Rose, yo asentí-. Es un placer, mi nombre es Rose, su mejor amiga. Y él es mi prometido, Caledon Hockley. 

― He oído hablar mucho de usted, señorita Rose... Mi nombre es Louis White. El placer es todo mío. -Respondió mi marido, tras besarle la mano.

― Dicen que es insumergible. -Dije, sin poder dejar de mirar el barco.

― Y lo es, ni Dios podría hundirlo.

― Vamos, cariño, tenemos que entrar ya.

Caminamos entre la gente hacia el barco, gente que se despedía de sus familiares ya a bordo en el barco. Pues no se verían en mucho tiempo, el viaje sería largo, pero encantador. Sería merecedor de la espera. Sin embargo, nosotros no teníamos a nadie de quién despedirnos... 

𝒰𝓃𝒹𝑒𝓇 𝓉𝒽𝑒 𝓈𝓉𝒶𝓇𝓈 - 𝓙𝓪𝓬𝓴 𝓓𝓪𝔀𝓼𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora