CAPÍTULO 2: UN FUNERAL CON REVELACIÓN

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En las iglesias de la Luz el tañir de las campanas sólo podían significar dos cosas: una boda o un funeral.

En la mayoría de aldeas, pueblos y ciudades, la iglesia era el edificio más alto, ya que solían disponer de una torre coronada por dos campanas en dos pisos diferentes. El primer nivel de la cumbre de la torre disponía de una campana alargada y fina de unos dos metros cuyo tañido era agudo y se repicaba en las bodas. Más arriba, había una campana ancha y más grande con un sonido mucho más grave y ruidoso que se tocaba tres veces en los funerales. En las capitales de los reinos humanos bañados por la Luz, Aeron y Mulia, había, además de algunas iglesias pequeñas, una catedral enorme en el centro de la ciudad, que disponían de una tercera planta donde se alojaba un gong gigantesco de unos cinco metros de ancho y de alto. El Alto Sacerdote Real, lo tañía golpeándolo con la Luz en ocasiones muy especiales: junto a la campana más grave para entierros célebres como la muerte de un rey o de figuras destacadas como héroes de guerra y cabezas de alta nobleza, y junto a la campana de boda únicamente para la boda del Rey. Cuando se tocaba el gong, el resto de iglesias del reino debían tocar también la campana correspondiente.

Hoy el gong de Aeron sonó tres veces, junto con las campanas funerarias de todo el reino justo cuando el reloj marcaba las doce del medio día. Lanlott se estremeció al oírlo y miró hacia arriba negando con la cabeza, resignado.

En otras épocas, jamás habían tañido el gong por alguien como Lord Garret, ya que fue un plebeyo con ascendencia extranjera que jamás habría alcanzado su rango, de no ser por la apuesta directa del Concilio de los Cuatro y su imperante necesidad de cambiar aquello que siempre fue así.

En la puerta de la catedral se arremolinaban cientos de personas vestidas con tonos oscuros. El caballero no tenía claro si acudían movidos por una pena lícita o por el morbo del la ocasión. Él, que vestía el traje de gala de los guerreros monásticos y una capa negra, sin embargo, y aunque no fuera a derramar una sola lágrima por su superior, sí que llegó a apreciarlo, y no disfrutaba con la pérdida.

Avanzó con desgana esquivando a la muchedumbre. Aeron era un reino grande  donde vivían, sobre todo, humanos con la piel clara, aunque en los dos últimos años, las carretas de refugiados habían llegado cargadas de humanos de piel oscura y canela y enanos de diversas tribus. También había algunos representantes de los consulados de algunas otras razas como gnomos, felinos, elfos, orcos, gigantes y dracónidos.

Para el funeral honorífico, el Khaz Rithoren había pedido una disposición muy específica. En el púlpito, una caja fúnebre se encontraba en el centro, tapada con la bandera del Reino de Aeron y flores por todas partes. Frente a la caja, había tres velas enormes de color morado, y, para disgusto de Lanlott, un montón de algas verduzcas decoraban el suelo, llenándolo todo de un penetrante olor a mar. Detrás del féretro, posicionados en un medio círculo y a mayor altura, el Khaz había situado ahí, de forma específica, a todos los guerreros de la iglesia, es decir, a los antiguos inquisidores y los nuevos iniciados de la División de la Iglesia del Cuartel de Aeron. Mirando justo hacia ellos, en las bancadas, había tres sillones de rica construcción parecidos a tronos pequeños donde se sentarían los otros tres miembros del Consejo de los Cuatro. A sus espaldas, había tres filas enormes de bancos donde se sentarían, respectivamente, de derecha a izquierda: La Iglesia de la Luz, es decir, altos sacerdotes y altas sacerdotisas, sacerdotes y sacerdotisas y noviciado; en las bancadas del centro estaba la representación de los magos que incluía a los archimagos, los magos jefes, los magos de primera, y los magos de segunda; y, finalmente, a la izquierda hacían acto de presencia los representantes del ejército que incluían a todos los oficiales y condecorados. Tras todos ellos, ya sin banquetas, cientos de personas se agolpaban, incluso más allá de las puertas.

Lanlott vio como algunos Guerreros de la Luz se acercaban: la sacrificio Lady Cadille, hermana del antiguo Rey Baltan, quien parecía la heredera lógica del cargo que Garreth dejaba, ya que, hasta ahora había sido su segunda al mando; y, tras ella, iban dos de los tres justicias: Kazan Barne, que era un hombre gordo y grande, que quizás en otros tiempos fue un buen guerrero y que era el más veterano de la orden. y Hela Dammarith quien era una enana fornida con el cabello rojo trenzado. Kazan, era algo así como el Sumo Sacerdote de los Guerreros de la Luz, y, junto con el Khaz Rithoren, constituían la máxima autoridad en asuntos eclesiásticos;  En teoría, Lady Cadille tenía un rango más alto que Kazan, pero esto sólo era aplicado en el campo de batalla al que el justicia no asistía desde hacía más de dos décadas; Hela sí era una guerrera: había participado en dos de las guerras más importantes contra la invasión demoníaca del norte y había formado parte de la inquisición hasta que se posicionó de lado de los rebeldes. El otro justicia era Lanlott, aunque ya no tenía pelotón. 

Elegido por la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora