Project: Love [camren]

capítulo 12

«A pesar de que sus labios besaran mi piel, y sus brazos rodearan mi cuerpo, aquella noche me sentía lo bastante vacía cómo para pensar, mientras todo sucedía, lo mucho que extrañaba a Elizabeth. Días atrás había sido ella quién me había traído rosas a mi oficina, a pesar de que mentí diciéndole a todos que se trataba de algún cliente satisfecho por nuestros servicios en nuestra compañía J&M's Trading Company.

La estúpida compañía que fundamos mi marido Jason y yo antes de dar comienzo a nuestro matrimonio. El gran arrepentimiento de mi vida.

Cuando Jason y yo contrajimos matrimonio, ya habíamos fundado nuestra primera empresa en la ciudad de New York, aunque él prefería hacerlo en la ciudad de Melbourne, la capital costera del estado de Victoria al sur de Australia. Me hubiese gustado haber atendido a su propuesta en ese momento, pero entonces no hubiera conocido a Elizabeth Hawkings, mi nueva secretaria, que estaba dispuesta a entregar mucho más que su gran trabajo y dedicación a mi empresa. Mucho más.

Y yo esperaba que así fuera.

—Fragmento de la novela "Project: Love" de Lauren Joyce»

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MIAMI , 7 AÑOS ATRÁS...

—¡Atención, en cuestión de pocos minutos dará lugar el segundo casting!—la voz por megafonía irrumpía en todo el lugar, haciendo que la joven se girase nerviosa por su primera actuación en público—A medida que vayan pasando van a escuchar sus nombres y la sala a la que deberán acudir. En ella encontrarán a tres jurados que decidirán y seleccionarán al mejor o a la mejor de los participantes.

Todas las personas que allí se encontraban, estaban nerviosas ante el gran paso que darían en sus vidas. Aquel casting serviría para participar en una de las mejores agencias de representación de actores y actrices. Los participantes deberán someterse a una prueba de cámaras, dónde leerán o actuarán una escena. Era la oportunidad perfecta para lograr convertirse en una buena actriz, capaz de desarrollar las mejores cualidades interpretativas delante de una cámara.

La voz por megafonía hizo silencio finalmente y otras voces empezaron a escucharse. Algunas nerviosas, algunas risueñas y otras simplemente no hablaban nada manteniéndose en la esperanza de hacerlo bien, o por el contrario tener que buscar otro trabajo.

—Perdona, ¿te molesta que me siente aquí, al lado tuya?—decía una voz un tanto nerviosa, pero decidida—Mis padres han salido fuera y no conozco a nadie aquí. Debo hacer tiempo antes de audicionar—Soy Dinah Ilaisaane, ¿cómo te llamas?

—En absoluto, puedes sentarte—sonrió la otra chica que miraba fijamente a Dinah—Me llamo Karla Camila, es un placer. Yo también estoy un poco nerviosa.

—¿Es tu primera vez por aquí?—preguntaba la chica rubia, quien miraba con una gran sonrisa a Camila.

—Sí. A pesar de todo no tengo tanta suerte cómo tú—reía Camila jugando con sus manos—No vengo acompañada. Mi madre no puede venir.

—Vaya, imagino que estás aún el triple de nerviosa—comentaba Dinah, aunque después tuvo otra gran idea—, pero si quieres, mis padres y yo podemos acompañarte. No habrá problema en eso si te sientes más cómoda.

—Es un momento muy familiar, Dinah... no puedo dejar qué...—la voz por megafonía volvía a irrumpir entre la multitud. Esta vez por otro motivo.