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-Hoseok-

La segunda vez que volvimos a encontrarnos fue en su empresa, una exageradamente grande, demostrándome que él era un lobo con mucho poder y mi primer recuerdo es el frente mío sentado en su escritorio con un implacable rostro serio y con su aroma marcándome haciendo saber a los demás tanto omegas como alfas y betas que yo ya tenía un alfa…Un dominante.

¿Cómo llegue ahí?

Bueno recuerdo haberme levantado por la mañana y hacer mi rutina habitual, salía de mi hogar cuando de pronto una camioneta con hombres sumamente intimidantes me pidieron o más bien forzaron a entrar en ella, condujeron hasta aquel gran edificio y me empujaron hasta llegar al último piso y de inmediato supe de qué se trataba. Su aroma llegó a mi café amargo con preticor, un aroma que demostraba dominio y opacaba el mío, cuando me adentraron en su oficina lo vi… contemplaba desde su silla la vista y al voltear sus ojos se volvieron dorados.

Pasaron alrededor de 2 horas en las que únicamente estuvimos él y yo ahí dentro con él, sin despegar sus ojos de mí y soltando su aroma y yo sintiéndome de lo más diminuto posible, ¿el miedo? Cada vez que trataba de decir algo o levantarme del asiento él gruñía y eso aterraba a hope, mi lobo.

—¿Tú de verdad eres un alfa?— pregunto con una sonrisa altanera y la voz más burlesca que recuerdo.

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— Déjame protegerlo, es mío.
— En esta vida jamás lo será.

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora