Capítulo 8

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Ranpo observaba curioso todos los aparatos conectados Dazai, bostezó de sueño y habló muy aburrido. - Ya puedes despertarte. Nadie nos puede escuchar -

Dazai abrió los ojos, se sentó en la camilla y se estiró como un gato. - Mhm, me duele la espalda -

Ranpo suspiró. - Entonces no perdiste la memoria -

- Estoy acostumbrado a tomar a diario sustancias peligrosas en busca de una muerte pacífica. Supongo que me hice inmune a mi manera, pero no voy a negar que me duele el cuerpo de una manera increíble -

Ranpo ignoró todo lo que el vendado dijo y le recordó la situación. - Ya que has despertado, y por tu forma de actuar, ¿quieres que haga algo, verdad? -

Dazai guiñó el ojo. - No esperaba menos de ti, Ranpo-kun. Seré rápido. Necesito que hagas pensar a los líderes que enviarnos a diferentes partes del extranjero a mi y a Chuuya es una buena idea -

- ¿Por qué demonios quieres eso? -

La expresión de Dazai se volvió indescifrable. - Sé que lo sabes, asi que no gano nada ocultando esto. Estoy harto de siempre preocuparme por la vida de Chuuya cada que es enviado a una nueva misión. ¿Nunca has imaginado una vida fuera de este entorno? Sólo hazme este favor. Del resto me encargo yo -

Ranpo rodó los ojos, pero asintió. - Sólo dime que te quieres largar. Te ayudaré, sólo esta vez porque me das lástima. Me iré - Dazai asintió.

Ranpo salió de la habitación y llegó hasta la oficina de el jefe, dónde conseguiría hacer que Mori fuera quién propondría la libertad y separación del soukoku. Al terminar de convencer a Fukuzawa, suspiró y pensó "Tendrán que arreglarselas. Ya ayudé lo suficiente" Por otro lado, tampoco se sentía cómodo ocultándole cosas a Fukuzawa.

Pero, aún confiaba en que los planes de Dazai funcionarían.

[...]

Chuuya observaba la televisión con gran entusiasmo. Faltaban sólo diez minutos para que empiece su novela favorita, y también faltaban diez minutos para que Akutagawa baje de su habitación y lo arrastre hasta la Universidad. Maldijo mentalmente a quién sea que haya creado las Universidades.

Akutagawa siendo puntual, bajó las escaleras en el momento preciso en el que el contador mental de Chuuya llegó a los diez minutos. Suspiró derrotado y apagó la televisión. - ¿Ya nos vamos? - Akutagawa asintió. - ¿No podemos quedarnos? - Akutagawa negó.

Conocía de antemano su propia situación, por lo que se agradeció a si mismo por haberse alistado justo antes de que bajara el pelinegro. Sólo fue cuestión de tomar su mochila, olvidarse por completo del desayuno, cruzar el umbral de la puerta, tomar el tren, y por último cruzar el umbral de la puerta del salón.

Ya en el salón, Chuuya deseó con todas sus fuerzas que cayera un meteorito en la Universidad, pero claramente no pasó, y en su lugar, tuvo que soportar escuchar a un viejo, que a su parecer ya debía estar con un pie en la tumba, hablar por horas sobre un tema que a Chuuya poco le interesaba conocer.

En la cafetería de la gran escuela, la rutina de Chuuya se vió afectada. Una chica se cabello rosado se le acercó e invadió todo su espacio personal. Ella habló con un tono más pegajoso que la miel - Hola, lindo ¿De qué facultad eres? -

Chuuya sintió un dolor en la cabeza. Esta chica le recordaba algo, pero tampoco sabía que era lo que le recordaba. De todos modos, era molesta. - Eso que te importa - Midiendo su propia fuerza, se quitó de encima a la chica. - Pareces chicle - Y no solo por el cabello.

Chuuya sabía que había medido toda su fuerza en ese empuje, entonces... ¡¿Por qué rayos actuó como si acabara de ser empujada por un gorila?!

Chuuya miraba la escena sin saber que hacer al respecto. La chica en el piso empezó a armar un escándalo de la nada. Gritaba cientos de estupideces como "Me acabas de golpear. Él me golpeó"

Chuuya gruñó del disgusto. - Eres una exagerada de mierda -

Ya la gente los miraba sin disimular. Para su pésima suerte, una de las profesoras se les acercó de inmediato, hablando ya en gritos. - ¡¿Qué está pasando aquí?! -

La chica de cabello rosado, y muy probablemente teñido, armó un escándalo mayor al que ya había formado - Maestra, yo sólo quería ser amable con él por ser nuevo, y él me terminó empujando -

La maestra fulminó con la mirada a Chuuya. Su destino era obvio. - ¡Estas castigado! - Sentenció ella.

Bien, ¿qué tan malo podría ser un castigo? Sonrió satisfecho por alguna razón, y no negó ninguna de las acusaciones de la teñida. - Esta bien. ¿Cuál será mi castigo, maestra? -

La docente lo pensó por unos minutos, y luego respondió. - Tu castigo será limpiar todos los salones de la facultad de derecho por tres semanas -

Una risa se escuchó detrás de él. La maestra tampoco fue sorda, así que reprendió también a la mujer. - Por haber causado un escándalo, tu también limpiarás esos salones por una semana - Ahora fue turno de Chuuya para reírse.

Cuando la maestra se retiró, Akutagawa entró a la cafetería con la misma expresión monótona de siempre. Él preguntó al ver el escándalo. - Chuuya-san, ¿pasó algo? -

Chuuya estaba rojo de la rabia. Chasqueó la lengua en señal de su disgusto y se retiró de la cafetería ahora sin hambre. Además, hoy llegaría tarde de la Universidad, por lo que se perdería la repetición de su novela favorita por tres semanas enteras. El odio que sentía hacia esa mujer ya era algo personal.

Pero encontraría la forma para cobrar venganza por su novela, y si era necesario, podría usar incluso sus poderes.

Akutagawa lo vió irse después de su pregunta. Suspiró amargamente, esperó su comida y se sentó en una de las mesas del fondo, mientras buscaba algo divertido en el celular.

Un mensaje llegó.

Si era sincero, por alguna razón no se sorprendió al percatarse de quién era la persona. En el fondo de su corazón, esperaba este mensaje con muchas ansias.

El mensaje era corto, pero tan sólo esa pequeña oración, fue suficiente para alterar los pensamientos de el perro de la Port Mafia.

"Akutagawa, ¿podemos hablar? En llamada"


































Desde ya les digo q la morra va a caer pal orto 👹

Y...

Shin soukoku canon


Edit: Sigo vivo, sólo estaba enfermo, es x eso q no había actualizado

En tus memorias |Soukoku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora