Caricias

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Tao

Últimamente Yifan está muy cariñoso, ¿qué le pasa? Siempre ha habido mucho amor entre nosotros, pero esto ya sobrepasa sus límites. Sonreí y lo atraje más.

-No, seguro que yo más. -dije y te besé lentamente, doloroso para ti porque te gustaba ir rápido. Pero para mi sorpresa, fuiste lento.
Algo andaba mal. Lo presentía. Pero qué más daba, si estaba a tu lado. Me separé lentamente y atrapé tu labio inferior entre mi dentadura. Gruñiste como un cachorro de tigre y nos reímos al unísono.
¿Por qué me da la sensación de que hemos estado separados y te he echado mucho de menos? Oh Dios, ZiTao, sólo han pasado 8 horas desde que te despediste de Yifan.
Observé sus cristalinos ojos, llenos de ilusión y amor, y besé su frente.
-¿Te gustaría que tuviéramos una cita? -pregunté sabiendo ya la respuesta.
-Me encantaría, pero una en la que revivamos nuestra primera cita.
Oh no
Aquello no
Me iba a dar un subidón de azúcar
-¿En serio? Mmh fue muy romántica.
-Y dulce.
-Fue preciosa.
-Y te robé tu primer beso.
Noté como la sangre se acumulaba en mis mejillas, haciendo que estas enrojecieran.
-Oh... cierto. Y me gustó aquello. Si hubieras pedido permiso a lo mejor no te habría dejado.
Me atrajo más hacia él y me acarició las nalgas.
-¿Y eso? ¿No te gustaba?
Agité las manos en el aire.
-¡No, no, no es eso! Es que... Me habría dado vergüenza, no habría podido reaccionar bien. Habrías pensado que no estaba interesado.
-¿Debería pedir permiso esta vez?
Me quedé pensativo, aunque ya sabía la respuesta. Sólo quería hacerme de rogar un poco.
-No sé, ¿qué opinas tú? -ladeé la cabeza e hice pucheros.
Yifan colocó un dedo en mis labios y presionó con suavidad.
-Que no. Porque así lo hice, así fue y aquí estamos.
Sonreí y besé su dedo.
-Era la respuesta que estaba esperando.
Sonrió y se acercó a mi boca sin borrar la sonrisa. Aquella preciosa sonrisa. ¿Sabes que me vuelves loco? Deposité un fugaz pico sobre sus labios y acaricie su mejilla.
-¿Quieres un aguacate con sal? -pregunté en voz baja.
-Sabes que me encanta.
Me cogió en brazos y se levantó para ir a la cocina. Me abracé a su cuello y olí su perfume.
-¿Tienes ganas de mi?
Me miró y sonrió.
-¿Ganas de ti?
-Se...
-¿...xo?
Noté que volvía a sonrojarme.
-Yo... tengo ganas de ti. Parece como si hubiéramos estado mucho tiempo separados.
Su sonrisa se borró y su rostro entristeció.
-Luego... Te doy mimos.
-¿Yifan, estás bien?
Me dejó en la cocina y luego se marchó, murmurando un "sí, lo estoy" por lo bajo. Me arreglé la camisa y con morros cogí un aguacate, cogí el cuchillo y miré mi reflejo. ¿Es que ya no es feliz conmigo? Suspiré y corté el aguacate en dos, quite la semilla y le eché sal.
-AMOOOR. YA ESTÁ
Pero no obtuve respuesta. Caminé con los aguacates en la mano y lo encontré sentado en el borde de la cama. Dejé los aguacates en la mesilla y me senté detrás para abrazarlo.
-¿Ocurre algo, dragoncito?
Negó con la cabeza.
-Estoy bien, tranquilo. Sólo me dolía la cabeza.
-Mmmm tú lo que necesitas es que te dé amor y luego que te haga sushi para la cena.
Y sin pensarlo dos veces, se dio la vuelta y me tiró a la cama. Se quitó su camisa rápidamente y se abalanzó sobre mi, sorprendiéndome.
-Quizás es lo que necesito. -dijo tras un jadeo.
-Yifan...
Y tampoco me lo pensé dos veces. Sellé nuestras bocas en un lujurioso beso, mientras sus manos me desnudaban y acariciaban, mientras mi respiración se aceleraba y mi cuerpo reaccionaba a lo que hacía. Besó mi cuello y mis pectorales, entreteniéndose y jugando con mis pezones, los cuales lamía y mordía con suavidad. Mis manos subían y bajaban por su ancha espalda y emitía algún que otro gemido, era tan sensible a su tacto. Su húmeda y maestra boca llegó a la parte más sensible de mi ser, que a pesar de estar cubierta, reaccionaba a los besos que dejaba sobre la tela. Me agarré a su cabello y tiré, y le supliqué que lo hiciera. Me desnudó y le miré. Miraba mi cuerpo desnudo con lujuria. Con ganas. Tenía ganas de mi. Sonreí y le acaricié la cabeza.
-Bésame.
Sonrió de lado y se puso a la altura de mi boca, volvió a besarme con lengua y su mano fue acariciando mi miembro. Me agarré a sus brazos y cortó el beso. Me quejé, pero terminó de desnudarse delante, por lo que tampoco me importaba mucho. Acarició mi miembro y masturbó ambos con su masculina mano. Aquello me volvió loco, su miembro aplastado contra el mío y su mano haciendo aquello. Gemí y gemí, y gemí de nuevo. Lo miré a los ojos, no hacia falta que le pidiera que me penetrase, porque ya lo decía mi mirada. No perdió mucho el tiempo hasta que lo hizo, pasó un brazo bajo mi cuerpo y me agarró bien para estar cerca. Y comenzó a moverse lento, y luego más rápido, y después se convirtió en esa fierilla a la que le di mi virginidad. Gemí y mordí su cuello, arañé su espalda y me retorcí bajo su cuerpo. Aquello era el cielo. Tras un largo rato, sentí como su esencia, caliente, llenaba mi cuerpo. Sus labios se sellaron con los míos y lo abracé de la manera más posesiva posible. Ni me salían las palabras, pero las pensaba. "Wu YiFan, te amo y te deseo con todo mi ser".

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