Capítulo 5

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Giros de la vida



—El jefe. Viene ahora hacia acá porque te necesitaba ver viva primero antes de morir. Creímos que te habías ido cuando llevabas más de dos días inconsciente —La puerta que aún no podía ver se escuchó del otro lado del lugar.

—Ha llegado—dijo uno de ellos y todos los demás se fueron de inmediato al otro lado del lugar que apenas podía ver por la escases de luz que entraba al lugar. Escuchaba a esos dos hablando afuera.

—Lea ¿no? —Un sujeto encendió la luz, no podía verle bien la luz encandilaba mis ojos.

—Quien eres—parpadee varias veces hasta que pude verlo. Un hombre de al menos unos dos metros o casi dos metros, yo era alta pero definitivamente me intimidaba yo tan solo media con suerte un metro con setenta y dos centímetros. Llevaba el cabello arreglado y un tanto de lado, sus cejas eran muy pobladas que al fruncirlas me daba temor. Sus ojos, su mirada una muy intimidante, tenía barba y estaba vestido de negro de manera formal. Pronto deje de mirarlo.

—En persona eres muy hermosa—me decía mientras se acercaba hacia mi donde me encontraba sentada, atada. Comencé y le hice notar mi incomodidad moviendo mis brazos haciendo ruido con las cadenas que las ataban.

—De verdad ciento esto— ¿enserio? Dije en mi mente.

— Solo quiero ir a casa—Luego baje mi mirada. Traía consigo las llaves de las esposas. Comenzó con la de los pies, pronto mis pies, mis rodillas se sintieron aliviadas. Más tarde estaba quitándome la de las manos. Pronto quede libre. ¿Qué seguía? ¿Salir escapando?

Si, salí corriendo justo por donde él había entrado corrí había un largo pasillo con poca luz, corrí.

—Tu, no te vas—había más de ellos uno me tomo por la cintura y me sentó forzosamente en una silla. Escupí su rostro intentado liberarme de él.

—Hija de perra—me abofeteo y pronto comencé a temblar. Nunca jamás me habían golpeado solo en aquellas veces que me equivocaba pero no alguien más que Hugo. Se vinieron recuerdos a mi mente y mi vista se nublo. Mis oídos escucharon un terrible ruido. Parpadee de nuevo y ahí está otra vez ese hombre. ¿Había matado al sujeto? Me agache y lo vi, se encontraba en el suelo con mucha sangre.

—Que has hecho—dije casi en llanto.

— ¿estás bien? —se acercó y al verme temblar me tomo de las manos

— ¿tienes frio? —me dijo, pero yo seguía perpleja. De verdad esto no tenía nada de sentido en mi vida ahora. Estuvo así unos segundos, luego fui consciente de que me tomo y me cargo en su brazos y salimos de ese lugar y me subió en una camioneta. Era como si me hubiesen puesto pausa, no podía hacer ni decir nada, seguía traumatizada.

—oye no has dicho ni intentado escapar durante todo el camino ¿estás bien? —no dije nada de nuevo

—Lea—Observe a mí alrededor y este lugar no era mi hogar. Me gire a verle

— ¿Qué hago aquí y para que me quieren? Les daré lo que sea solo déjenme ir a casa con Hugo—negó con su cabeza. Intente abrir la puerta pero había puesto seguro. Se bajó, y de pronto me estaba abriendo la puerta mientras estiraba su mano. Me baje y voltee a todos los lados no tenía ni la menor idea donde estaba. Era un lugar bastante grande solo pude ver una grande y lujosa casa un patio enorme con una fuente y lo más lejos que pude ver fueron montañas. Un lugar sin vecinos y solitario. Pronto vi todo nublado.


—hasta que despiertas, te desmayas mucho. —me dijo la que parecía una de las de limpieza, llevaba un uniforme.

Giros de  mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora