12

167 31 0
                                    

Si pudiera Sakura decir cuantas veces se preocupó por la seguridad de sus compañeros de Akatsuki cuando iban a misiones, entonces ella contestaría que toda su vida desde que recuerda. Y ahí estaba, nerviosa e impaciente al ver como en lo que se suponía era una misión de espionaje por parte de Kisame, se volvió en ver a el pedazo de sushi mal cocinado herido a la mitad de la sala del escondite de Akatsuki.

"Hola, mocosa." Susurró Kisame con poco aliento mientras sostenía una herida en su costado, y le intentaba sonreír a la niña, quien al verlo, entró en pánico.

"¿¡Kisame!?" Sakura corrió a intentar mirar que había sucedido. Si bien, su maestro favorito siempre iba a ser Sasori, Kisame podría considerarse el tutor entretenido e idiota que Sakur a podía insultar.

"¿P-por qué la cara, rosita?"

"Cállate" espetó. "¡Konan-San! ¡Sasori-san! ¡Alguien, ayuda!"

Al escuchar los gritos, un Sasori preocu... curioso, corre hasta los gritos de Sakura, y detrás de él, llega Orochimaru tranquilamente como si nada sucediera. Y del frente, en donde la sala daba al cielo y a la vista de Amegakure, en donde no había paredes y la lluvia se filtraba, la figura de un ángel desendió hasta la sala, mostrando a Konan, preocupada por los gritos.

"¿Qué pasó?" Preguntó Sasori al llegar a Sakura.

"¡Sakura!" Gritó Konan preocupada de que algo le hubiera pasado.

"El sushi mal cocinado se digno a casi morirse en una misión de espionaje, y por poco me deja sin mi propósito de asesinarlo en un futuro."

"Ah, creí que era algo grave." Orochumaru se alejó de la escena para sentarse en el sofá a observar.

"No es para tanto, una siesta y como nuevo." Intentó convencerla, Kisame.

"Pues díselo a tu cara."

Konan suspiró y se hacerco a Kisame, haciendo que diversas hojas de papel se amoldarse para levantar a Kisame y tomar forma de algo similar a una tabla o superficie de apoyo, para llevarlo en el aire por el pasillo de la izquierda.

Llegó a una habitación, la cual la usaban para curarse las heridas en misiones, Konan se encargó de limpiar las heridas y Sasori, de mala gana, uso un poco de jutsu médico para sanarlas.

Kisame se quejaba levemente, sobre todo cuando curaban la herida a su costado, la cual era profunda pero nada que lo perjudicará mayormente.

"Listo, Kisame" terminó Konan de vendarle "Lo mejor sería si te quedaras quiero esta noche, si las heridas se infectan avísanos."

"¿El jutsu médico no curo todo?" Preguntó Sakura.

"Lo haría, si Sasori hubiera estado dispuesto a hacerlo."

"No está al borde de la muerte, puede aguantar el dolor". Le restó importancia el pelirrojo.

"Yo me puedo quedar a cuidarlo" propuso Sakura.

"¿Segura?" Preguntó Konan.

"Si, no quiero que se muera..."

"Aww, gracias mocosa."

"...Aún."

/./

La habitación de Kisame era en extremo mínimalista, incluso para lo que Sakura se esperaba. Todo lo contrario a la habitación repleta de pergaminos y venenos de Sasori.

"Quién te enseñó a jugar Shōgi." Le preguntó Kisame mientras estaban a la mitad de una partida.

"Kuzu."

"¿Desde cuando eres una sentimental que pone apodos?"

"No es mi culpa si a ti no te quieren, pero un apodo es una forma de demostrar aprecio y confianza hacia una persona."

Arashi no SakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora