¿amante? (1/3)

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El Lord del Oeste se encontraba sentado sobre el lecho que compartía con su pareja mientras sostenía un pergamino y lo revisaba sin poner mucha atención pues su mente estaba pendiente de la llegada de su esposa la cuál había salido a un evento con personas de la alta sociedad, pero lo que llamaba su atención fue el notar que ya era tarde y ella aún no volvía.

Pensando en si debía ir a buscarla escucho el sonido de unas pisadas acercando y poco después el aroma de su esposa, pero este estaba mezclado con uno un poco más fuerte ante lo que frunció el entrecejo y espero a que la mujer entrara. Ella por su parte entro con toda calma luciendo ese hermoso vestido blanco que su esposo le regaló hace unos días, su cabello estaba recogido a los lados, no llevaba maquillaje a excepción de sus labios que lucían un liguero tono rosa, su expresión era sería pero al ver a su pareja está se suavizó.

- Pensé que ya te habías dormido...

-Te estaba esperando, que te retraso?....

-el carruaje tuvo un problema en el regreso y tuvimos que esperar a que cambien una de las ruedas...

Eso explicaba el que llegara tarde pero no el extraño aroma que tenia.

- ¿Cómo estuvo el evento?...

-Normal, sabes que no soy entusiasta de estos eventos...- se acercó al tocador y empezó a quitarse los adornos del cabello y su collar - Había bastante gente entre ellos generales del Sur y algunos terratenientes con sus esposas...

Al principio no dijo nada y solo se quedó viendo a su esposa quitarse la joyería y al verla con el cabello suelto, con los labios despintados y aquel vestido blanco sonrió.

-Tengo por esposa a un ángel...

Un leve rubor apareció en sus mejillas ante lo que inu río suavemente al ver lo que podía provocar en su esposa.

-Deja de decir tonterías, iré a darme un baño...

-necesitas compañía?...-menciono en un tono algo seductor que hizo que la mujer diera vuelta inmediatamente y empezará a caminar al baño.

-Estoy bien así... Desvergonzado...-tras decir eso cerró la puerta del baño y se empezó a desvestir.

Mientras el yokai reía con gracias, tenía bastante confianza con su esposa e incluso podía entrar ese mismo rato sin más como en algunas ocasiones solía hacer, pero aveces olvidaba que su esposa se avergonzaba con facilidad y respondía con regaños o insultos su atrevimiento aunque el sabía que lo hacia como defensa de lo avergonzada que se sentía, aprendió a leer cada gesto suyo y decifrar cada mirada.

Apesar de su inexpresivo rostro o sus frías palabras la consideraba como una mujer amorosa y tranquila, siempre fue una esposa devota a él y al cuidado de sus cachorros, si bien no era una mujer sumisa como sé esperaba eso fue lo que lo enamoro, tenía una tenacidad inigualable para conseguir lo que quería, calculaba todo lo que hacia y no obedecía a nadie, no era fácil de sorprenderla o darle algo que se de su agrado y eso le gustaba pues así sabía que era el único capaz de hacerla sonreír, no desconfiaba de ella pero no le gustaba en lo más mínimo la idea de que alguien quiera cortejar a SU mujer.

Había quedado tan sumido en sus pensamientos hasta que escucho la puerta del baño cerrarse, enseguida volteo a ver y observó a su pareja puesta su ropa de dormir secarse el pelo, tras eso la demonesa tomo asiento en la cama y apagar las velas, pero en cuanto reino la obscuridad, antes de que hiciera otro movimiento unos fuertes brazos la tomaron y pudo sentir aquel calor tan familiar a sus espaldas.

El inu la atrajo más hacia el recostandola lo más cerca posible de el, aspirando así el dulce aroma de su compañera, olfateo su cabello dejándose invadir por el olor a rosas y miel, con una mano la sostuvo de la cintura para que no se aleje, claro que la mujer no tenía intenciones de hacerlo, disfrutaba sentir detrás suyo a su esposo y el estar abrazada por el la hacía sentir protegida.

Se acercó a su oreja y la mordisqueó un rato, escuchando débiles quejidos de la mujer al ser una zona sensible para ella, le dio un suave beso en la mejilla provocándole una suave sonrisa que no pudo ver pues se encamino a su cuello y empezó a olerlo profundamente notando como el olor de hace rato había desaparecido, con su mano sostuvo la mano de su esposa unos segundos para luego subirla por su brazo hasta llegar al hombro de la fémina y descubrirlo suavemente.

El roze de la nariz de su pareja sobre su cuello hacia que se le erizara la piel, no era muy común por parte de su pareja el hacer ese tipo de cosas, pero estaba disfrutando lo que el hacia como para decir algo en contra y para que negarlo eso le gustaba.

Una vez que el hombro de su mujer estuvo descubierto empezó a repartir suaves besos desde el cuello hasta su hombro, besos que después de hicieron húmedos dejando en el acto algunos chupetones, luego se detuvo en la zona yugular en donde tenía su marca, paso su lengua en ese lugar y la sintió estremecerse, repitió el proceso un par de veces robándole sonoros suspiros a su mujer y cuando ella menos lo esperaba este clavó sus colmillos en donde tenía la marca de sus labios salió un pequeño quejido ante eso pues sintio una punzada en esa zona pero era un dolor tolerable que la tomo desprevenida.

Tras remarcar esa zona dio otra lamida allí y luego cubrió su hombro nuevamente sosteniendola posesivamente de la cintura y al hacerlo se acercó nuevamente a su oído.

-Mia...

Aquello sonó como un gruñido, parecía como si quiera asegurarse de que nadie se le acercara y era imposible pues nadie lo hacia y de ser haci esa persona tendría que estar loco pues primero ella lo pondría en su lugar y luego su esposo acabaría con el, nunca había visto a su esposo celoso pero por lo que acababa de pasar juraba que lo estaba no sabía cuál podría ser la causa hasta que su mente unió pistas y se regaño a si misma por se descuidada y tener cuidado la próxima vez.

°°°•°°°

Los siguientes dias fueron amargos para el inu puesto que noto que su esposa salía seguido y se tardaba en regresar, desde ese día no había vuelto a percibir ese extraño aroma en su pareja.

-padre entonces cuando iremos de cacería?...

-si papá hace mucho que no vamos!..

Miro a su pequeño entusiasmado y lo pensó unos segundos.

-bien irem-

Las palabras se le cortaron al percibir el aroma de su esposa nuevamente acompaño con aquel otro proveniente de algún otro hombre, volteo a ver a su pareja la cual solo paso de largo por la entrada del salón encaminándose a la habitación evidentemente para darse un baño.

momentos familiares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora