A la mañana siguiente, la japonesa ya estaba lista para irse; sus maletas ya estaban hechas, pero aún faltaban unas pocas horas para que su vuelo salga.
Así que se apuró a agarrar sus cosas y salir, sus padres la llevarían al aeropuerto. Ya lista miró su habitación por última vez, recordando todos los momentos felices y tristes en su vida, salió de su cuarto, encontrando a Yangyang que estaba apunto de tocar a su puerta.
Momo se le quedó viendo sorprendida, ayer no lo había visto en todo el día.
Le sonrió al menor y este solo volteó la mirada, dejando de verla.
—— Papá dice que te apures, porque llegarás tarde. —— dijo para después intentar irse de ahí, pero Momo se lo impidió.
—— ¡Espera! —— le pidió la mayor, y al ver que su hermano ya no tenía intención de irse, continuó hablando: —— ¿No nos vas acompañar? - le preguntó en un murmuro con una mirada triste.
Ella quería que su hermanito fuera con ellos a despedirla en el aeropuerto.
Yangyang no sabía que hacer, no sabía si ir con su hermana o no. Toda la noche se la pasó pensando en eso, pero aún no sanaba.
—— Lo siento, Momorin. Estoy algo cansado por la escuela. —— contestó. Momo iba a ponerse triste, pero que su hermano le haya dicho por ese apodo que le puso cuando eran niños, le alegró un poco.
Pues ya llevaban casi un mes donde no se habían dirijido la palabra y eso era un gran avance.
—— Está bien, no te preocupes. Descansa, nos veremos luego, Yangie.
Iba a seguir su camino, pero Yangyang le detuvo. Y sin esperarlo, la abrazó.
—— Te voy a extrañar, Momorin. Cuídate mucho. —— confesó sin tener intenciones de soltarla.
—— Yo también, Yang. Y espero que algún día puedas perdonarme y poder volver a ser los mismos hermanos de siempre. —— Momo dijo mientras se separaba del abrazo y despeinaba a su hermano.
Este solo soltó una risita y miró a su hermana, para luego decirle:
—— Ya lo hice, Momo. Ya te perdoné.
Momo iba a contestarle pero su padre llegó para avisarle que ya era hora.
Ambos se separaron, no sin antes decirse de nuevo cuánto se extrañarían y se querían.
Y Momo casi lloraba al escuchar a su hermano decir que la esperaría para volver a ser esos hermanos inseparables que eran antes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Momo llegó a la casa de la coreana luego de haberle pedido a su padre que la llevara antes ahí. Y no pudo evitar no recordar lo que pasó esa noche dónde ambas se encontraron en un bar y las cosas se pusieron locas.