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Jisung se peinó su cabello castaño con los dedos, partiéndolo a la mitad mientras dejaba una parte de su frente al descubierto. Sus ojos, grandes y de un cálido color café, se pasearon por su propio rostro, buscando algún defecto. Suspiró tranquilo cuando no encontró ninguno y se aplicó con lentitud un poco de bálsamo labial, para que sus belfos no se secaran y se agrietaran.

Se había colocado en el lóbulo de su oreja un pendiente con forma de solecito y en sus muñecas llevaba algunas pulseras de diferentes tonalidades pastel, haciendo juego con su pálida tez y su vestimenta, que se basaba en unos pantalones cargo color lila suave y una sudadera grande azul cielo. Sus Converse celestes apretaban sus piececitos y tapaban los calcetines coloridos que portaba. Cada uno de diferente color, porque siempre perdía su pareja.

Sus uñas estaban pintadas de un color amarillo pastel y algún que otro anillo rodeaba la carne de sus dedos.

—¡Sungie, llegaremos tarde si no te apresuras! —escuchó la voz de su pecoso amigo informar desde el otro lado de la puerta de su apartamento.

El nombrado asintió para sí mismo dándose una última mirada antes de salir de su habitación compartida. Se esparció un poco de perfume de vainilla y respiró hondo.

No dejaría que su ansiedad le arruinara su primer día de universidad.

Se sentía feliz y libre, ya que había escapado de las garras de sus padres. Le había costado convencerles para que le permitieran vivir en una residencia de estudiantes, compartiendo el 'apartamento' con algún compañero de su universidad. Pero había tenido suerte, ya que éste no había aparecido. Estaba seguro que lo haría en algún momento, pero tardaría algunos días más.

Sus padres estaban divorciados y, para empeorar la situación, se llevaban fatal. Se odiaban a muerte y eran incapaces de mirarse a los ojos sin comenzar a discutir. La infancia del castaño estaba llena de recuerdos para nada gratificantes, pero intentaba no pensar mucho en ello. Ellos se separaron al fin cuando Han cumplió los quince.

—Te ves increíble, Hannie —comentó el rubio con profunda voz mientras observaba a su mejor amigo con estrellitas en sus ojos.

Era cierto, el castaño se veía hermosos, no parecía de este mundo.

El último nombrado sonrió con sinceridad y entrelazó su brazo con el de Félix, quien rio contento.

—Tú te ves espléndido, Lixie —aseguró con un tono cálido.

—¿Tú crees? Estoy un poco nervioso —reveló el rubio mientras comenzaba a caminar rumbo a sus primeras clases. No tenían muchas juntos, pero, por suerte, la primera de ese día sí.

—Pff, ¿qué dices? Eres súper amable, 'lix, todo el mundo te ama, no tienes porqué estar nervioso —reconfortó Jisung mientras caminaban por el campus, dándose un pequeño paseo mañanero.

Al final sí iban bien de tiempo, así que no tenían prisa alguna.

—Además, Chan estará contigo en casi todas la clases, no tienes que preocuparte por nada —continuó hablando mientras sonreía, sintiendo como el de pecas se relajaba a su lado.

—Tienes razón, tengo a papá Chan protegiéndome —se carcajeó mientras escuchaba a su amigo hacer lo mismo.

—Te he oído —Una voz diferente se hizo presente, haciendo que las cabezas de ambos amigos se giraran al mismo tiempo.

—Mejor, a ver si así te enteras de una vez que no soy yo el único que hace bromas sobre ti, viejo cascarrabias —se unió la templada voz de Seungmin mientras volvía a colocarse correctamente su mochila.

—No eres el único, pero sí el que más hace —intervino la voz de Jeongin.

El castaño más alto con un cachito de flequillo rubio rodó los ojos.

—Los bebés no hablan —atacó.

—Los perros tampoco —respondió con superioridad el más bajo con el cabello negro. Sus gafas se resbalaron un poco, pero le importó. Jeongin era una de esas personas que se veían espectaculares con gafas.

Cuando Seungmin estuvo a punto de responder, Chan intervino para calmar las aguas.

—¿Cómo estás, Jisung? —preguntó con un tono parental. Sabía de la ansiedad del nombrado, así que se aseguraba de cuidarlo y ayudarlo siempre que pudiera.

—Estoy un poco nervioso, pero se me pasará. Gracias por preguntar, hyung —volvió a sonreír grande el castaño con rechonchas mejillas.

-Mhm, si necesitas algo sabes que estoy aquí para ti ¿Verdad? -habló con amor.

El castaño asintió sintiéndose protegido. Chan era la figura paterna que nunca tuvo, ya que su verdadero padre siempre estaba muy ocupado discutiendo con su mujer.

—¡Yo también estoy aquí siempre, Sungie! —exclamó con calidez el rubio de pecas, pasando su brazo por los hombros del de mejillas regordetas.

—Yo también —aseguró el más pequeño de todos.

—Gracias, Innie —Sonrió más grande.

—Yo también, supongo —habló el castaño entre dientes. Le costaba expresar su amor con palabras y acciones, así que Jisung se limitó a mirar sus ojos, que lo decían todo.

—Gracias, Minnie.

Y con ello cada uno de dirigió a sus respectivas clases.

Cuando entraron Félix y Jisung al salón, no dudaron en sentarse cada uno en las esquinas traseras, subiendo las escaleras para llegar a aquellos respectivos lugares.

A los minutos la estancia de fue llenando al completo de estudiantes y, al final, sin ni un solo minuto de retraso, entró por la puerta la profesora.

Todos guardaron silencio cuando esta agarró unos papeles y sonrió grande.

—Hola, chicos, yo seré vuestra profesora de literatura este año, espero que nos llevemos bien. Comenzaré haciendo algunos cambios en la distribución de los sitios. Me gustaría que os sentarais con otras personas para abrir vuestro círculo de amistad y así conocer más gente...

Continuó hablando unos minutos más, pero Han perdió el interés en el momento en el que sus ojos chocaron con un chico. Sus espalda estaba musculada, se podía notar incluso al estar escondida tras una sudadera completamente negra. Sus pantalones cargo negros abrazaban sus piernas y llevaba un pendiente en forma de luna. Sus dedos, que estaban agarrando el teléfono móvil, eran esbeltos y sus manos venosas. Portaba anillos y sus uñas estaban coloreadas de un opaco azul oscuro. Los colores tan fríos subrayaban su pálida piel. Desde su asiento, Jisung de percató de la mandíbula tan marcada que tenía, y no pudo evitar suspirar.

El chico era realmente atractivo, su aura fría solo le atraía aún más.

—Han Jisung —escuchó la voz de la profesora pronunciando su nombre. Aquel muchacho se giró cuando escuchó aquel nombre y sus ojos cayeron en los brillantes del castaño con mejillas rechonchas. La cara del último se coloreó de un potente rojo ya que le había pillado observándole completamente ensimismado.

Rompió contacto visual y se levantó de su asiento. Las manos le sudaban y temblaban. Tragó duro mientras sentía las miradas de sus compañeros.

—Por favor, siéntate justo en aquel lugar —la profesora pidió, señalando el lugar con el dedo. Cuando los ojos de Jisung cayeron donde estaba apuntando, su garganta se secó al completo.—Al lado de Lee Know.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando los fríos y oscuros ojos del nombrado se volvieron a juntar con los cálidos suyos.

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Mi primer Minsung, no sean durxs JKAJS.

Me gusta más esta historia que la otra que estaba escribiendo, así que espero que la disfruten.

Gracias por elegir este Minsung<3

𝐄𝐂𝐋𝐈𝐏𝐒𝐄 [𝐌𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora