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Un plato con una deliciosa tarta de queso fue colocado entre los dos chicos que hablaban animadamente, cortando así su conversación.

Jisung se giró confundido observando al camarero con ojos extrañados mientras paseaba su mirada de él al postre que yacía sobre la mesa.

—Perdón, pero nosotros no hemos ordenado ninguna tarta de queso —habló Minho al percatarse de que Jisung era incapaz de formular alguna palabra. La ansiedad se lo impedía, pero se había esforzado al máximo para intentar que sus labios se movieran para informar de aquel error.

—¡He sido yo! A Jisung le encanta la tarta de queso y como os he visto tan enfrascados en vuestra conversación no quería interrumpir, así que he ordenado por Ji. Espero que no te moleste, 'sung —explicó con un tono alegre el rubio de pecas mientras observaba con ojos hambrientos los brownies que habían colocado justo delante suya.

El más alto de todos y el de personalidad burbujeante volvieron a sumergirse en una conversación mientras compartían aquel postre.

Jisung, con las mejillas coloradas por la vergüenza y una pequeña sonrisa, se atrevió a intentar platicar con el de cabellos oscuros.

Habían congeniado bastante bien.

—¿Quieres un poco? El trozo es enorme, además tú has compartido tu café conmigo... —consiguió hablar sin que la voz le temblara por los nervios.

Minho al principio estaba un tanto sorprendido, pero asintió suavemente mientras agarraba entre sus dedos una pequeña cucharilla.

La hundió en el pastel, cortando un pequeño trozo, y la saboreó mientras escuchaba al castaño suspirar con deleite.

—Está deliciosa —comentó con los ojos cerrados mientras permitía que los diferentes sabores explotaran en su boca.

—¿Te gusta mucho la tarta de queso? —inquirió Minho mientras se limpiaba un resto de esta con el pulgar, para introducirlo entre sus rosados belfos sin desperdiciar ni un solo trocito del pastel.

—Demasiado. Félix dice que estoy obsesionado con este postre, pero ¿Quién no?, es lo mejor que hay en el mundo —aseguró mientras observaba al mayor.

El último nombrado se percató de cómo los ojos del castaño habían resplandecido al hablar de su amor por aquella trata.

Minho rio bajito ante eso.

Cuando el de cabellos oscuros estuvo a punto de contestar, el teléfono del menor vibró y este, con una sonrisa y disculpándose un segundo con Minho, se levantó de la mesa y salió del local, atendiendo la llamada.

-Cariño, no me has llamado en dos días -habló su padre desde la otra línea.

El estómago de Jisung se revolvió e hizo una mueca aprovechando que su progenitor no podía verle.

—Perdón, he estado muy ocupado —mintió descaradamente mientras comenzaba de nuevo una tortura para sus dedos.

—No te preocupes, mi vida ¿Te pusiste la falda que te regalé? —inquirió con un tono suave y cariñoso.

Al castaño le entraron ganas de vomitar mientras que su respiración se atascaba en su garganta.

—Ehh, sí —volvió a ocultar la verdad, queriendo terminar con esa conversación.

—¿Has conocido a algún chico guapito? —preguntó desde la otra línea el adulto.

Por alguna razón inexplicable el hermoso rostro de Lee Know se dibujó en su mente, pero lo apartó rápidamente.

—No —aseguró cortante. Sus ojos se estaba aguando y sus pulmones picaban por la falta de aire.

Todo daba vueltas.

𝐄𝐂𝐋𝐈𝐏𝐒𝐄 [𝐌𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora