Prólogo.

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Historia sin los miraculous o sin magia.

Historia sin los miraculous o sin magia

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1985

Era tarde cuando los últimos rayos dorados del sol comenzaban a desvanecerse en el horizonte; a medida que se ocultaba gradualmente, el cielo se teñía de tonos naranjas y rosados; las farolas comenzaron a iluminarse arrojando su luz cálida por la acera.

Nathalie se encontraba de pie justo en una calle cualquiera, sus manos estaban metidas en los bolsillos de su chaqueta, tratando de protegerse del ligero viento que susurraba entre los árboles.

El clima fresco del anochecer le acariciaba el rostro mientras sus ojos exploraban ansiosos el lugar, esperando ver la figura familia que tanto anhelaba; su mirada se perdía buscando señales de su presencia.

Ella tiene una altura aproximadamente de 1.65 metros, cabello lacio y negro, fluye elegantemente sobre sus hombros, sus ojos azules brillantes como las aguas tranquilas, destacan bajo el marco de unos lentes con monturas delgadas y cristales translúcidos. A través de los lentes su mirada adquiere una profundidad adicional.

Una complexión delgada y bien modelada que irradia gracia, su porte al caminar es seguro y sereno, reflejando la confianza en sí misma; su tez nívea resplandece con una suavidad inigualable, como el roce de una pluma sobre la piel.

Lucia unos vaqueros de tiro alto, ajustados en las caderas, una blusa llamativa de manga corta con estampados geométricos y brillantes, unas zapatillas deportivas blancas, junto con una chaqueta de mezclilla, su cabello suelto, ligeramente ondulado dándole un aspecto desenfadado y natural.

Sus pies resuenan mientras los golpea incesantemente contra el duro concreto, comienzan a entumecerse las piernas; se recuerda que ha llegado con tiempo de anticipación. 

De repente un escalofrío recorrió su espalda y una sensación de nerviosismo se apodero de ella. Sin previo aviso alguien se aproximó rápidamente por detrás y cubrió sus ojos con sus manos.

Nathalie sintió una mezcla de sorpresa y susto que se reflejó en su rostro, su corazón latía acelerado mientras intentaba descifrar quien era la persona que la había asustado.

Gira lentamente su cabeza tratando de liberar su vista de la oscuridad creada por las manos misteriosas. La adrenalina fluía por sus venas.

-Adivina quién soy. –La sorpresa inicial se desvaneció para dar paso a una sensación de alivio y alegría

-Me asustaste Gabi. –Exclama con emoción, mientras el chico retira las manos revelándose. Era quien tan ansiosamente esperaba con una sonrisa risueña y traviesa en su rostro.

Un joven alto, midiendo 1.69 aproximadamente, su piel bronceada le confiere un aspecto saludable y vibrante, dándole un tono cálido y dorado, una complexión delgada, sin desarrollo de músculos prominentes, su porte y estatura transmiten una confianza innata.

Los acordes de nuestro ayer  ‖Gabenath‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora