4

438 58 6
                                    

Vio entrar al semigigante y aguanto sus ganas de abrazarlo, se acercó llamando su atención cuando empezó a hablar.

–Yo soy Harry Potter, Harry James Potter, ¿tú eres Hagrid? ¿El guarda llaves o guarda bosque de Hogwarts? 

Hagrid asintió curioso y le sonrió ofreciéndole la caja.

–Soy los dos, por cierto Feliz cumpleaños Harry, me senté en ella en el camino, espero que el sabor no haya cambiado. 

Harry tomó la caja y sonrió, amaba el diseño del pastel y le daba el toque, lo aplasado, pero nunca lo probo por el susto y porque su gordo primo se lo comió como el cerdo que era.

–Gracias Hagrid.

Tomo una porción para probarla y le sirvió al semigigante un pedazo empezando a comer sonriendo, era de chocolate con un toque parecido al sabor de la tarta de melaza, su nuevo postre favorito.

–Está muy bueno, es lo mejor que he comido en toda mi vida.

Harry comió de apoco por la fatiga de no comer y sonrió.

–Muchas gracias por esto Hagrid. 

Dejo el plato de lado sentándose mejor para verlo a los ojos.

–Supongo que me llevaras a Hogwarts para empezar mis estudios como mago, como mis padres, ¿No?

–Era de esperar que el gran Harry Potter sepa de su gran legado.

Hagrid sonrió y vio al Dudley comerse el pastel como un cerdo, bufó y con su paraguas le tiro un hechizo dándole orejas y nariz de cerdo.

Harry lo miro y rio leve, hasta que vio bajar a Petunia con Vernon que sostenía una escopeta.

–¡Tú! ¡Cómo se te ocurre hacerle eso a mi hijo, maldito loco!

Vernon gruñó apuntando su escopeta a Hagrid.

–Regresa a mi hijo a la normalidad y lárgate.

–Su hijo ya era un cerdo y ya me iba, vámonos Harry—Tomo a Harry de los hombros para irse—

–¡No te lo llevarás, yo no pagaré para que un loco con túnicas le enseñe cosas sin sentido y valor!

Hagrid se acercó tranquilamente y doblo la punta de la escopeta, viéndolo a los ojos.

–Nunca, pero nunca, insultes a Albus Dumbledore frente a mí.

Lo vio con severidad y se fue con Harry reparando la puerta, dejando a los Dursley en shock, con un niño cerdo, con su escopeta inutilizable y un Tío Vernon tratando de recuperar su valentía.

Lo vio con severidad y se fue con Harry reparando la puerta, dejando a los Dursley en shock, con un niño cerdo, con su escopeta inutilizable y un Tío Vernon tratando de recuperar su valentía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Harry se sentó para estar más cómodo para entablar la conversación, acariciando a Hedwig donde recordaba que le gustaba.

–Hagrid... el hechizo de Glamour gasta mucho de mi energía.

–¿Hechizo de glamour? ¿Por qué traes puesto un hechizo de glamour? 

My Open EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora