_02.4

1.9K 112 52
                                    

Dos semanas después

Fue una montaña rusa de emociones.

Cuando Miguel le dijo que ese día podía ir a ver a sus padres, su corazón dio un vuelco de felicidad enorme. No se cansaba de repartir besos en los labios del mayor luego de que este le diera su propio reloj y le explicara las coordenadas de su dimensión.

De la felicidad experimentó la exaltación, pues el puertorriqueño quería darle al mexicano más que solo besos a modo de agradecimiento. Miguel ya se había ganado varios méritos y Miles quería recompensarlo pronto.

Luego, el éxtasis fue reemplazado por emoción. La emoción de tener a sus padres frente a él y hablarles de todo lo que había vivido hasta ahora, sus misiones, su casta y su destinado; eso hasta que rememoró,... sus padres no sabían que él era Spiderman, se había ido sin aviso mientras aún seguía castigado y no sabía cómo se tomarían sus padres la noticia de que su Alfa le doblaba la edad.

Ahora estaba ansioso.

Su corazón bombeaba abatido como si amenazara en salirse de su pecho. Esto hizo que tomara un momento para sentarse sobre aquella azotea donde tenía una vista clara de sus padres. Lucían desconsolados, pensando lo peor al no tener noticias de su hijo en un mes.

Tenía que inventar algo pronto, una coartada quizá o más bien evidencia que lo respaldara para no levantar sospechas. Lo mucho que pudo conseguir fueron unas fotos de los laboratorios y el departamento experimental del cuartel, lo más normal que podría mostrarles a sus progenitores; y con esto, se inventaría alguna historia válida. Solamente trató de fingir su cara más neutral al bajar del techo y colarse por la ventana de la cocina. Su aterrizaje no resultó tan silencioso, así que no tuvo que pensar en cómo llamar la atención de sus padres porque la caída de una vajilla se encargó de eso.

Con acciones torpes trató de limpiar el desastre ocasionado, pero temblaba demasiado. Quizá hubiese llegado a herirse a causa de un vidrio mal puesto, pero la voz de su madre lo hizo detenerse.

— ¿Miles? — El sonido de otra taza quebrándose hizo eco en la habitación. Su madre había dejado resbalar su café al ver a la persona por quien había llorado todas esas noches. Los adultos compartían la misma mirada acuosa que Miles, todos los presentes permanecían inmóviles mientras la bebida caliente se esparcía por el suelo. —Jeff, es mi bebé. ¡Regresó! — su madre corrió hasta él, seguida de su padre.

La Omega no logró contener sus lágrimas y el Alfa liberó feromonas de paz y tranquilidad, sustituyendo cualquier rastro de ansiedad anterior.

—Papi, Mami— murmuró el Omega con un nudo en la garganta, dejándose abrazar y acariciar entre los cuerpos de sus padres.

Con sus ojos aun cerrados sintió el latido de su corazón sincronizarse con los del resto. En sus rizos sentía la mano de su madre apoyarlo cual brisa marina sobre las olas y en su oído escuchó los suaves susurros de la Omega como si fuesen una canción de cuna.

—Mi niño lindo— Rio levantó la cara del moreno para poder verlo mejor. —Te encuentras bien?, ¿No estas herido? — se separaron un poco para poder inspeccionar el resto de su cuerpo.

—No mami, todo está bien. Estoy perfecto—

—¿Oíste eso Jeff?, nuestro hijo está bien— vio como su madre sonreía hacia el Alfa y tras un último suspiro de alivio de parte de los dos, sus gestos cambiaron drásticamente de serenidad a enojo. —¡Que bueno porque, Yo si te voy a matar! — Exasperada, la Omega trató de zafarse su calzado para apuntar al muchacho que trataba de cubrirse con sus manos en la cara.

—¡Tranquila mamá, lamento no haberles dicho nada! —

Su padre solo permanencia de brazos cruzados cuando dijo: —¿Cómo se te ocurre irte así sin más? — alzó un poco la voz, viendo como su esposa había logrado darle en el brazo a su hijo. —¿Tienes idea de lo angustiados que estábamos por ti? —

•caos in the spiderverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora