<Capitulo1>

76 8 0
                                    

Bianca:

Hoy después de tres años, vuelvo a la ciudad donde nací y crecí. Hoy, después de tres años, vuelo a tener emociones que no había tenido desde que me fui.

Hace tres años me fui de lo que creía que era mi hogar. Lo tenía todo, familia, amigos y el novio perfecto, el chico que amaba y el que aún amo.

Tenía tan solo dieciocho años cuando me quedé embarazada de Max, me fui de la ciudad casi que corriendo al saber la noticia, no quería abortarlo, pero él no quería tener hijos, me decía que tenía un futuro por delante, una carrera que terminar y cosas pendientes para tener un hijo. Al enterarme de la noticia le dejé, nadie lo sabía, ni mi mejor amiga, absolutamente nadie.

Me fui a la universidad para emprender hasta que mi barriga empezara a crecer, pero justo cuando tenía siete meses de embarazada, sufrí una caída por unas escaleras y lo perdí, fue el día más doloroso de mi existencia, era mi pequeño, mi pequeño Michael.

Mi pequeño secreto.

Después de este tiempo decidí que lo mejor era volver, aún quiero a Max y quiero reconquistarlo, puede que ya no me quiera tan como lo hacía antes, pero haré lo posible por volver hacer que mío, no le diré la verdad, no, claro que no.

****

Justo cuando el taxi me deja frente a mi gran casa, me quedo boquiabierta con las nuevas cosas que le han hecho, los arreglos, el nuevo jardín y las hermosas plantas que hay en él. Mamá sabe cuánto amo las plantas.

Toco la puerta y cuando iba a volver a hacerlo, siento unos pasos aproximándose a la puerta. Y cuando veo la persona que abre, me quedo en shock, era Max.

—Bianca...—susurra.

Pero lo que más me impresionó fue que sólo llevaba un bóxers, nada más.

¿Qué cojones hace así?

—Amor, ¿Quién es?—habla una chica detrás de él.

Cuando me ve, por su cara pasan demasiadas emociones, y entre ellas: miedo.

Mi hermana se estaba acostando con mi ex. ¡Con el chico que amaba!

—Eres una hija de, Malena. —Digo, sintiendo cómo las ganas de llorar se apoderaban de mí, pero era más fuerte que esto, no derramaría ni una sola lágrima frente a ellos.

—Bianca, te lo puedo explicar, ¿vale? —me dice desesperada.

Aparto a Max de la puerta y entro a mi casa.

—¿Qué cojones quieres explicar, Malena? ¿Qué te estás acostando con el maldito ex de tu hermana? ¿Te das cuenta de la que estás haciendo?

—Bianca, podemos explicarte, tranquilízate por favor. —me dice Max, con su hermosa y gruesa voz, había cambiado un poco desde que me fui. Su aspecto ya no era el mismo que hace tres años atrás, se veía mucho más guapo que antes. Ya sabía por qué Malena se acostaba con él.

—Tranquilízate tú si te da la gana, Max, esperé muchas cosas de ustedes. —los señaló con el dedo a ambos. —pero no esto. ¡! Que soy tú maldita hermana, y sabes que aún sigo queriéndole.

, creo que me é pasado.

—¿Me quieres aún? —me pregunta, mirándome con sus hermosos ojos negros.

—Ya no estoy tan segura de eso. —Le digo. Me giré y voy escaleras arriba, buscando mi antigua habitación.

Solo estaría aquí dos días, ya tenia un departamento hablado, solo que lo desalojaban en dos días, había conseguido un puesto de trabajo, en un estudio de fotografía que casualmente quedaba cerca del edificio donde viviría. Estudié para esto, para ser una gran fotógrafa algún día.

Cuando llego a la habitación, la veo y me acuerdo de mi yo de dieciocho años. Dejo la maleta a un lado y me tiro a la cama. Quedé girada hacia arriba, miraba el techo blanco sin pensar en nada, era como si estuviera en modo avión, nada pasaba por mi mente, ni siquiera lo de Malena y Max, solo contaba las horas para esperar que mi madre llegara y que me viera, hacía años que esperaba a que regresara.

En el tiempo que tardó mi madre en llegar, decidí por fin salir de mi trance para pensar en algunas cosas.

¿Por qué habían echo lo que hicieron Malena y Max?

No lo sabía, pero tenía que preguntarle a alguien.

¿Por qué no me habían contado?

También tenían que decirme.

¿Cuanto tiempo llevan haciendo esto?

Y un sin fin de preguntas pasaron por mi cabeza en ese momento, pero lo único que me hizo frenar mis pensamientos, fue la puerta de la casa siendo abierta. Sabía que era mi madre.

Casi bajé corriendo las escaleras, y vi que también mi padre estaba a su lado y cuando me vieron, a mi madre se le cayeron las llaves y lo único que hacía era mirarme. Así que mi padre fue el primero en llegar a donde estaba y darme un fuerte abrazo, para luego acompañarlo mi madre, a la cual se le salieron algunas lágrimas.

—¿Amor, qué haces aquí?—pregunta mi madre.

—Eh vuelto, mamá.—le respondo, dándole una hermosa sonrisa.

—Dios, me alegra mucho, hija. —dice mi padre.

Nos pasamos horas hablando, sentados en el sillón de la casa, cuando veo que mi madre escribe algo en su móvil, para luego pararse y decir que va a pedir algo para cenar, que vamos a cenar todos en familia.

Voy arriba y me ducho, me pongo una ropa cómoda y bajo cuando mi madre me llama, y valla sorpresa que me llevo, en la mesa estaban sentados Malena y Max, juntos.

Me siento lo más alejada de ellos, mi madre me mira con un poco de miedo a como valla a reaccionar, y al mirar a mi padre, tiene la misma expresión.

Y ahí me doy cuenta, ellos sabían que Malena salía con mi ex.

—¿Ustedes lo sabían?—pregunto sin mirarlos, con la mirada fija en mi plato.

—Hija...—empieza mi madre, pero la corto casi enseguida.

—¿Cuanto tiempo lleváis viéndome la cara de estúpida?—pregunto mirándolos.

—Bianca...—empieza Max, pero Malena lo corta casi enseguida.

—Llevamos casi dos años, aún no somos nada serio como lo eran ustedes antes, pero somos exclusivos, somos nosotros dos, nadie más.

—¿Ah nadie se le ocurrió contármelo? —preguntó mirándolos, uno por uno en la mesa. Mis padres tenían la cabeza baja.

—Hija, pensábamos en decírtelo, pero tu hermana nos rogó para que no lo hiciéramos, que ella en algún momento te lo diría.

—Vale, ese momento se convirtió en dos largos años, ¿pensaban que algún día no me enteraría? Odio las mentiras y mas los secretos, a nadie se le ocurrió decírmelo, ni siquiera Megan, que se consideraba mi mejor amiga. Vine con un propósito aquí, y era recuperar al chico que quería, pero me estoy dando cuenta que eso ya es un caso perdido. Tú—la señalo. —ya no eres nada mío. Max, no quiero que te acerques a mí.

Me levanto de la mesa y voy directa a mi habitación.

NOTA NÚMERO 1:
¿Qué tal les a parecido el primer capítulo? ¿Seguimos actualizando?

DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora