Bianca:
Se podía decir que me había pasado el día de ayer completo, pensando sobre como debía tomar las fotos, de que manera y hasta en que ángulos. No conocía a las chicas que se iban a hacer las fotos, ni siquiera sabía qué era lo que querían, y estaba segura de que no me habían dicho nada para ver como me desarrollaba a la hora de tomar las fotos.
Llegué a casa casi que a la misma hora de ayer, solo que unos minutos antes porque esta vez no me había pasado por la cafetería a tomar algo, ya lo haría otro día. No quería perder tiempo, quería prepararme para todo lo que conllevaba el día de mañana.
Estaba nerviosa, e de admitir. No era la primera vez que tomaba fotos, pero mi trabajo estaba en juego, si a ese chico no le gustaban mis fotos, podría hasta perder mi trabajo. Pero no pensemos en mal, sé que todo saldrá bien, porque si algo hago mucho, es confiar plenamente en mí y en todo lo que se que puedo lograr.
Ayer también había salido de casa a hacer algunas tomas y más pruebas. Al principio no estaba para nada conforme con las fotos que me daba la cámara, pero luego con unos pequeños arreglos más, todo fue de maravilla.
Estaba desayunando, tomándome mi tiempo y relajándome en él, aún era temprano. Había decidido levantarme un poco más temprano para no llegar tarde como hice el primer día de trabajo.
Estaba comiendo lo mismo que todos los días, nada nuevo. Hoy cuando llegara tendría que hacer una pequeña compra en el Súper. Vivía sola, así que no gastaba mucho, pero aún así muchas cosas que me gustaban, las gastaba muy rápido.
Unos minutos más tarde, me dispuse a salir de casa, tomé todo lo que me haría falta en el día. Me aseguré de llevar todo lo necesario en mi pequeño bolso. Tomé las llaves de mi casa, y salí hasta el ascensor, esperando a que las puertas se abrieran para poder entrar. Una vez las puertas empezaron a abrirse, me llevé muy buena sorpresa. Dentro estaba Max, y junto con él, mi hermana. Esta última me miró como si fuese una escoria más y no su hermana.
A esta altura me daba igual lo que sea que ella pensara de mi. Max me miraba y a la vez la miraba a ella, alternando la mirada entre las dos. Me miraba a mi con preocupación, no era la primera vez ya que los veía juntos.
-Bianca... -Me decía en un susurro mientras que Malena le miraba como si la hubiese traicionado.
Técnicamente él la engañaba cada que podía, según yo, como en aquellos primeros días que mi ducha presentó problemas, él iba entrar a su casa con otra chica, desconocida para mí, solo que al finalizar la noche a quien se terminó follando, fue a mí. Algo de lo que verdaderamente no me siento para nada orgullosa.
-Tranquilo. Verdaderamente me da igual vuestra relación, y tú lo sabes mejor que nadie, o...-Lo miré y me devolvió la mirada, sabía lo que iba a decir a continuación.- ¿No fue lo que te dejé claro aquel día en la mañana por tu piso cuando desperté?
Miré nuevamente a Malena, que salió rápidamente del ascensor, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Y sin más, entré en el ascensor, con ambos fijos en cada uno de mis movimientos y con las miradas más fijas aún.
Y antes de que las puertas se cerraran y asegurándome de que ambos me viesen, de mis labios salió una hermosa sonrisa de superioridad y triunfo, mientras que le guiñaba un ojo a ambos.
Hacía años que no sentía un momento de satisfacción tan grande como este, me dolía verlos juntos, pero jamás se lo iba a dar a entender, yo iba por encima de ellos, yo siempre iba a ser lo mas importante para mí.
La vida ya me había enseñado lo suficiente, la sangre no te hacía familia, sino solo pariente, y la traidora de mi hermana era la viva descripción de esta frase.
Llegue al trabajo más rápido de lo que me imaginé y fui directa a la oficina de Nicholas.
-Hola, Nicholas. Buenos días. -Dije sonriente.
-Joder, pero que sonriente. ¡Que te den más trabajos así! Nunca había tenido la suerte de verte tan feliz, señorita Montero.
-Estoy feliz y bastante nerviosa a la vez, Nicholas, ya sabes quiero salir lo mejor posible en este trabajo. No solo porque al jefe le guste lo que ve, también porque esas chicas queden felices de ver sus fotos.
- Lo sé. Eres bastante apasionada y , he podido dar cuenta en el poco tiempo que llevas aquí, Montero. No solo por tu dedicación al trabajo, sino por tu hermosa personalidad.
-Gracias, Nicholas.
-Aquí tienes un amigo, Bianca, aunque intente ligarte de vez en cuando.- Suelta una pequeña risa a la cual yo le acompaño en ella. - Vale, te explico un poco sobre todo esto del trabajo, Montero, ayer no lo hice porque el jefe quiso que te dijéramos sobre todo a última hora.- Lo que antes había imaginado.- Son tres chicas, una tía y sus dos sobrinas, adolescentes ambas. Ya sabes como es el tema con las adolescentes y las fotos, muchas veces odian las poses o la manera en la que tomas las fotos, junto con los ángulos, que no les gustan, que la cara, que el cuerpo, y todo eso. El jefe y su secretaria irán contigo, los dos. Ella porque tiene que avisarle que tiene que hacer en cada hora, y él porque tiene que supervisar tu trabajo, ya sabes, ver como te desarrollas y esas cosas. Las fotos se tomarán en un solo sitio, es una sesión bastante pequeña, solo un traje. El sitio es en unas montañas que quedan a veinte kilómetros de aquí. El chofer que los llevará sabe la ubicación. Las chicas vendrán directo aquí a la empresa, para que las lleven junto con ustedes. Ellas irán en su coche y ustedes irán en el suyo. Ellas los seguirán.
-Vale, gracias por comentarme sobre todo esto.
-No te preocupes, es parte de mi trabajo decirte todo esto. Vamos a la oficina del jefe, te está esperando para hablar unas palabras contigo.
-Vale, pues vamos allá.
Nicholas es el primero en salir, al hacerlo yo, cierro la puerta de su oficina y vamos directo al ascensor, solo había que subir dos pisos, y le dije a Nicholas de subir por las escaleras y no tener que esperal al ascensor, pero fue algo a lo que se negó rotundamente.
-Me encanta hacer ejercicio, Montero, no te digo que no, si no, no tuviera este cuerpo atlético y hermoso que tengo, pero para eso está el ascensor. Para ser usado. No me des las gracias. -Y terminando la frase, me guiña un ojo.
Una vez llegó el ascensor, que subimos y llegamos al piso, Nicholas tocó la puerta y se oyó un leve: pase. Nicholas fue el primero en entrar, mientras que yo le seguía.
Levanto mi mirada y en frente de mí, sentado en su silla giratoria con un montón de papeles frente él, se encontraba el chico con el que había chocado el otro día en el aparcamiento.
ESTÁS LEYENDO
Desconocidos
Teen FictionBianca tenía una vida perfecta. Tenía al chico que amaba con locura y unos padres encantadores. Un día se va, sin decirle a nadie las razones del porqué lo hizo. Tres años más tarde regresa otra vez a casa, dispuesta a recuperar todo aquello que ped...